La agricultura de precisión revoluciona al agro en Estados Unidos

El Instituto Internacional de Investigaciones en Política Alimentaria (IFPRI) señaló que la agricultura de precisión sistemáticamente aplicada aumenta los rendimientos promedios de una unidad productiva estándar en 10%


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La agricultura de precisión revoluciona al agro en Estados Unidos


El Instituto Internacional de Investigaciones en Política Alimentaria (IFPRI) señaló que la agricultura de precisión sistemáticamente aplicada aumenta los rendimientos promedios de una unidad productiva estándar en 10% o más, comparada con el alza de 1% o menos provocada por otros incentivos tecnológicos o químicos.

La producción vitivinícola de California (en el Valle de Napa) aplica en forma sistemática la agricultura de precisión mediante un programa de riego que utiliza sensores remotos, imágenes satelitales, pronósticos permanentemente actualizado, guiados y coordinados por la inteligencia artificial, sumados al despliegue de múltiples drones.

El resultado es que han logrado reducir 16% el consumo de agua por unidad de producto, y han aumentado más de 30% los rendimientos de las vides. El riego en California, que experimenta una sequía estructural, tiene un carácter milimétrico y cambiante según las horas del día y el ambiente. Son programas guiados por la inteligencia artificial, la tecnología decisiva de la nueva revolución industrial.

Por eso, en California se generalizan las inversiones en la agricultura de precisión, que ascendieron a U$S 650 millones en el Valle de Napa en 2015 y crecen entre un 15% y un 20% por año desde entonces.

Estados Unidos adelanta el futuro, y California es el futuro de EE.UU. La próxima transformación consiste en desplegar la agricultura de precisión en todos los planos de la actividad agroalimentaria norteamericana.

La agricultura de precisión es la forma que adquiere la nueva revolución industrial al transformar la producción de agroalimentos, con mayor eficiencia en el uso de los insumos, lo que implica, además, más sustentabilidad y rentabilidad.

Unidades de producción frutihortícola han comenzado en Japón a desarrollar plantas automatizadas de producción de lechuga completamente orgánica guiadas por la nueva revolución industrial.

Una de ellas, situada en las afueras de Kyoto, con 3.000 metros cuadrados de extensión, produce lechuga en estantes regados automáticamente en ambientes de temperaturas constantes las 4 estaciones del año, que prevén, en lo que se refiere a la intensidad lumínica, incluso distintos niveles de humedad.

Significa que todo el proceso de fotosíntesis de las 24.000 plantas de lechuga que colocan por día en el mercado se realiza con costos inferiores, de entre un 20% y un 30%, a los de sus competidores; y esto responde a programas elaborados por científicos y tecnólogos de nivel internacional.

Las plantas industriales frutihortícolas japonesas que operan en estas condiciones ya son 210 (eran 34 en 2009); y este sistema de tecnología avanzada comienza ahora a extenderse a otros países de Asia, como Indonesia y Singapur.

El próximo paso es China, donde el agro se encuentra sumergido en el pleno proceso de la nueva revolución industrial.

La industria automotriz norteamericana comenzará en 2020 a comercializar automóviles autónomos, (sin conductor); y lo mismo ocurrirá con los tractores de igual condición.

Esto implica que en los próximos 5 y 10 años se generaliza en el agro estadounidense el uso masivo de tractores autónomos, dotados de todos los instrumentos de la agricultura de precisión.

El agro norteamericano adelanta el futuro de la producción agroalimentaria en el mundo. Son tendencias para seguir de cerca desde la estratégica Región Centro.



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