La enfermedad del carbón amenaza al maní cordobés

Esta infección provoca pérdidas que superan el 30 % de los rindes. El Instituto de Patología Vegetal del INTA recomienda prácticas de manejo integrado para minimizar los efectos.


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La enfermedad del carbón amenaza al maní cordobés


Registrada por primera vez en 1995 en lotes comerciales de Córdoba, la enfermedad del carbón del maní (Thecaphora frezii) logró expandir su prevalencia e incidencia a toda la zona productora. Como se trata de una infección de difícil control y que provoca pérdidas que superan el 30 % de los rindes, investigadores del Instituto de Patología Vegetal del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del INTA proponen prácticas de manejo integrado para minimizar los efectos.

“El carbón es una infección causada por un hongo que vive en el suelo y, como cualquier patógeno que habita en el suelo, es de difícil control”, señaló Juan Andrés Paredes –especialista del Ipave– y agregó: “Las esporas que esta enfermedad produce, pueden permanecer por más de cuatro años en la tierra, sin disminuir la capacidad de infección”.

En el caso de esta enfermedad, las infecciones son causadas por millones de teliosporas –esporas de resistencia de algunos hongos– y se pueden transportar en maquinarias, dispersarse mediante las semillas o el viento. “Esta capacidad de propagación hace que la enfermedad se disemine rápidamente en distintos lotes productivos”, expresó Paredes.

En general, las enfermedades producidas por hongos del suelo provocan disminuciones en el rendimiento del cultivo. “Thecaphora frezii impacta directamente en el rendimiento del cultivo, observamos pérdidas de más del 30 % en algunos lotes de producción, por lo que es fundamental entender la biología y supervivencia del patógeno para tomar medidas que lo controlen”, explicó el especialista del INTA.

Es una enfermedad para la que aún no se implementan métodos que la mantenga en niveles aceptables, Paredes se refirió a las estrategias de manejo integrado que realizan: “La inexistencia de prácticas para el control hizo que adaptemos métodos de otras enfermedades como productos químicos, rotaciones de cultivos, monitoreo y cuantificación de esporas en el suelo”, detalló.

Asimismo, desde el instituto trabajan en mejoramiento genético, evalúan distintos cultivares, buscan nuevas variantes y analizan el impacto de otros tipos de labranza.

“La búsqueda de nuevos cultivares tiene como objetivo encontrar un ejemplar que resista el ataque de plagas y enfermedades”, reflexionó Paredes, quien aseguró que “en un manejo integrado nada es absoluto por sí solo, es importante que una estrategia complemente a otra. Los paquetes tecnológicos integrales son necesarios para acompañar el mejoramiento genético y mantener la enfermedad en bajos niveles”.

De acuerdo con registros del Ipave, los mayores valores de intensidad de la enfermedad y, por lo tanto, las mayores pérdidas se observaron en la zona norte de Córdoba (área donde se ubican la mayoría de las industrias procesadoras de grano). “Las industrias son un importante centro de dispersión de esporas, lo que podría tener implicancias en la mayor presión de la enfermedad”, advirtió Paredes.



Fuente: INTA







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