EVALUACIÓN DE ESPECIES DE CULTIVOS DE COBERTURA EN LA SECUENCIA SOJA-SOJA

En muchos establecimientos rurales del área sur de la provincia de Santa Fe se desarrolla, desde hace varias décadas, un sistema de producción agrícola puro basado en tres cultivos principales: soja, trigo y maíz. Hasta principios de la década de 1980 el cultivo de soja ocupaba el 43% de la superficie destinada a agricultura en la región, siguiéndole en orden de importancia trigo y maíz, con 37% y 20% del área respectivamente.


amanecer rural

Estas relaciones de superficie fueron variando con el transcurso de los años hasta encontrarnos en la actualidad con un 74% del área total productiva ocupada por soja de primera y sólo 16% y 10% con trigo y maíz, respectivamente .
Se sabe que la ausencia de cultivos de gramíneas en una rotación agrícola contribuye a una disminución
más marcada de los valores de materia orgánica de los suelos, generando situaciones productivas menos sustentables en el tiempo.
En tanto los cultivos de gramíneas ocuparon un porcentaje importante del área, los problemas de falta
de rastrojos en superficie no tuvieron relevancia en planteos de siembra directa, pero a partir del fuerte
predominio de la soja de primera, la ausencia de cobertura de residuos de cosecha comenzó a ser un
problema.
Este problema en el “monocultivo de soja” está muy extendido y genera ambientes restrictivos para el crecimiento de las plantas durante todo su ciclo de vida. Esta limitante se produce desde la germinación
de las semillas, por la falta de conservación de la humedad superficial y posteriormente en sus etapas
vegetativas y reproductivas, por la menor capacidad de infiltración del agua de lluvia y los mayores escurrimientos superficiales que provoca.
Los cultivos de cobertura (CC) otoño-invernales constituirían una alternativa dentro de estos sistemas de producción, con numerosos efectos positivos sobre el ambiente: estimulan la actividad biológica y mejoran la estructura del suelo; protegen al suelo de la erosión y la desecación; promueven el aumento de las tasas de infiltración del agua; enriquecen el suelo en nitrógeno si se trata de leguminosas; contribuyen al reciclado de nutrientes de estratos profundos a la superficie y limitan el desarrollo de algunas malezas .
Para obtener estos efectos positivos de los CC, debe lograrse un correcto manejo de la técnica, definiendo
convenientemente, entre otros aspectos, las especies a utilizar y el momento oportuno para suprimir el crecimiento, equilibrando producción de materia seca y consumo de agua y nutrientes.
En la AER INTA Cañada de Gómez se realizó una experiencia con los objetivos de medir la producción de materia seca de las distintas especies, evaluar su consumo de agua y el rendimiento de la soja sembrada a continuación.

CONCLUSIONES
- La baja disponibilidad de agua en el suelo incidió en el lento crecimiento de las especies implantadas como CC. Las especies gramíneas mostraron síntomas de estrés hídrico más marcados que el cultivo de vicia.
- Durante el ciclo de crecimiento de los CC, el testigo consumió muy poca agua del perfil, manteniéndose
en niveles de agua útil más altos que el resto de los tratamientos. Los CC agotaron el perfil por debajo del límite de estrés durante todo el ciclo.
- Los tratamientos que incluyeron especies gramíneas como CC no presentaron diferencias estadísticamente significativas entre sí en producción de MS. La vicia tuvo una producción de MS significativamente menor que el resto de los tratamientos.
- No se registraron diferencias estadísticamente significativas en rendimiento de soja entre los tratamientos
con y sin CC, ni entre las distintas especies de CC evaluadas.
- No se registraron diferencias estadísticamente significativas en altura de plantas, número de nudos,
número de ramificaciones por planta, inserción de la primera vaina, número de vainas por planta y número
de granos por vaina, en plantas provenientes de los distintos tratamientos.
 



Fuente: Capurro, J.; Surjack, J,; Andriani, J.; Dickie, M.J.; González, C.







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