TECNOLOGÍA DE LEGUMBRES: ¿QUÉ TENEMOS Y QUÉ NOS FALTA?

Desde el punto de vista tecnológico, en lo referente a legumbres de invierno, INTA trabajó mucho en la década de los `80 y principios de los `90. A partir de allí, dadas de baja las líneas de trabajo por la menor importancia relativa de estos cultivos respecto de los cereales, no se investigó ni relevó demasiada información.


amanecer rural

Estructura de cultivo
 En este sentido, una de las principales tareas en la AER Arroyo Seco, luego de relevar una gran cantidad de lotes, fue determinar cuál podría ser una densidad óptima para las tres especies., dado que muchos productores empleaban densidades de siembra muy dispares. Así en arveja, la densidad recomendada por INTA San Pedro (1987) era de 100 plantas por metro cuadrado, en sistemas de producción de labranza convencional y variedades foliosas en todos los casos. Se han verificado a campo densidades que iban desde 60 a 180 plantas por metro cuadrado. Se realizaron ensayos de densidades en los que se demostró que la arveja tiene una gran capacidad para compensar densidades subóptimas ramificando y fijando más vainas por planta en bajas que en altas densidades y que esta variable aporta muy poco al rendimiento. En la figura 1 se aprecia que el incremento de las densidades no mejora el rendimiento, y por el contrario se genera un ambiente más propicio para el desarrollo de enfermedades. En garbanzo está más estudiado este tema, donde no se ve gran variabilidad en la densidad de siembra, teniendo como objetivo lograr entre 25 y 30 plantas por metro cuadrado. Sí se observaron mejoras en el rendimiento cuando se estrecharon hileras pasando de 52 cm a 26 cm, manteniendo la población de plantas. En lenteja sucede lo mismo que en arveja, por lo que en base a la recomendación de INTA (1987), se realizaron experiencias y se concluyó que la densidad óptima era la sugerida (200 a 220 planta/m2), que no tenía sentido incrementar la densidad de siembra dado que no mejoraba el rendimiento.

Tratamiento de semillas
El tratamiento de semillas con fungicidas es hoy una práctica común, pero que presenta ciertas incógnitas acerca de los principios activos a emplear. Así a nivel de lotes comerciales de arveja se apreciaba que lotes sin tratamientos con fungicidas, en años muy fríos y húmedos al momento de la siembra, tenían un muy bajo porcentaje de emergencia de plántulas, que los lotes cuya semilla estaba tratadas con carbendazim más tiram, emergía entre el 40 a 60 % de las semillas, mientras que en los lotes tratados con metalaxil más algún otro fungicida, el logro de emergencia fue el más alto. Esto se debía a que Phytium no es un hongo verdadero y es controlado por metalaxil. En las figuras 3, 4 y 5 se observa datos de ensayo s a campo de arveja, lenteja y garbanzo, donde se puede apreciar el efecto de los diferentes principios activos empleados como terápicos de semilla. Tanto para arveja como garbanzo, los recuentos de plantas son significativamente superiores al testigo o tratado sólo con carbendazim, mientras que lenteja es menos sensible.

Consumo de agua y nutrientes
 Un aspecto significativo de las legumbres que las posiciona tan bien como antecesores de los cultivos de verano es el consumo de agua, el cual está en el rango de 270 a 300 mm para arveja y lenteja, y de 370 mm para el garbanzo, significativamente menor al de trigo (400-450 mm). Esto se debe fundamentalmente a que el sistema radicular de las legumbres no supera los 100 a 120 cm de profundidad en suelos argiudoles típicos. En cuanto a las necesidades nutritivas de las legumbres, diversos ensayos han demostrado que responde fundamentalmente a fósforo, no así a azufre y a nitrógeno. Esto probablemente sea debido a dos factores: el bajo requerimiento de azufre (2 kg/tn de grano), y a que todos los años se fertiliza con alguna fuente de azufre, lo que mantendría el nivel de este nutriente en el suelo. Respecto de la ausencia de respuesta a nitrógeno, se presume que las necesidades estarían cubiertas con la disponibilidad en el suelo más el aporte por fijación biológica, para lo cual es fundamental tener presente que la inoculación es un punto clave para obtener buenos resultados.

Variedades
 En el Instituto Nacional de Semillas hay más de 50 variedades de arveja inscriptas, pero sólo 2 de ellas son sembradas en el 99 % del área. En la figura 6 se muestran los datos de rendimiento de 3 variedades, dos de ellas para grano seco y una para congelado en dos fechas de siembra. En garbanzo la oferta varietal está dada por 6 variedades, una criolla llamada Sauco, uno introducido, Mejicano, sensible a heladas, las dos más difundidas en Argentina: Chañaritos y Norteño, y dos variedades nuevas, Felipe y Chiara que serán comerciales en el corto plazo. En lenteja el problema de la oferta varietal es más serio dado que se cuenta con lentejita precoz, Silvina, que por los años que lleva siendo reproducida es prácticamente una variedad indefinida, Sargento Cabral, de mayor tamaño, con el mismo problema de Silvina. Se han hecho introducciones tanto de lenteja como de arveja desde Canadá, con buenos resultados respecto a las variedades locales, pero no se hallan disponibles en forma comercial por el momento.

Esquema de rotaciones
 Habitualmente se plantea que las legumbres son cultivos de invierno que reemplazarían a trigo o cebada en las rotaciones. La realidad es que el área de legumbres ha crecido de la mano de los problemas comerciales con el trigo, y esto permitió que las legumbres ocupen un nicho no para reemplazar sino para complementar al trigo en los planteos productivos. Así resulta ser un excelente antecesor del maíz de 2° y de la soja de 2°, con rendimientos que habitualmente superan en un 20 al 30 % al obtenido en los mismos cultivos con antecesor trigo.

Desafíos
Tecnológicamente quedan muchísimos puntos para investigar, comenzando por todo lo referente a protección, umbrales de daño en plagas insectiles, tales como pulgones, trips, complejo de chinches, y otras plagas emergentes, información de la que hoy carecemos. Respecto a enfermedades, la identificación de los patógenos, su biología y el manejo de las mismas es un campo en el que hay mucho por hacer. La gran mayoría de estas especies tienen muy pocos principios activos con registro de SENASA para poder ser usados en forma legal. El garbanzo sólo tiene un herbicida con registro, y para arveja sólo una estrobilurina tiene registro. La normalización de un protocolo ajustado a BPA debe ser encarado de tal manera de poder garantizar una calidad aceptable tanto para consumidores directos, como para los procesos industriales. Sin duda el mayor obstáculo para el crecimiento de este sector es el desarrollo o introducción de material genético con mejores características agronómicas y sanitarias, que aporte más variedad de productos, tales como arvejas con resistencia al blanqueado del grano, variedades amarillas, garbanzos de mayor calibre, lentejas rojas y de diferentes tamaños. Finalmente ir viendo alternativas de agregado de valor viendo la posibilidad de ir incorporando las legumbres como insumos de alimentos más elaborados tales como productos de panificación, pastas, hamburguesas, golosinas, etc.
 



Fuente: Gabriel Maria PRIETO







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