PICADORAS DE FORRAJE

La ganadería intensiva catapultó el surgimiento de una nueva camada de máquinas para el picado de forrajes. Tendencias.


amanecer rural

Las máquinas encargadas de recolectar y procesar los materiales forrajeros han experimentado los siguientes cambios en las últimas campañas:
 

Operatividad del equipo
•    Propulsión. Si bien las picadoras de arrastre impulsaron, en su momento, la adopción del silaje en el país, hoy se las utiliza en regiones extrapampeanas. Fueron desplazadas por las picadoras autopropulsadas, que terminaron imponiéndose en el mercado y utilizándose para trabajar las mayores superficies forrajeras.
•    Potencia. A comienzos de la década pasada, los equipos autopropulsados poseían una potencia promedio de 400 HP. Actualmente, la potencia media es de 545 HP. En este terreno, se han registrado innovaciones, como el doble motor para disponer de potencias de hasta 830 HP en los momentos de mayor demanda durante el trabajo.
•    Picado y potencia. El punto anterior se vincula con un aspecto que mejoraron las picadoras de última generación: El tamaño óptimo de picado. Desde el punto de vista de la maquinaria, se debe considerar que, a menor tamaño de picado, mayor será la potencia necesaria a entregar al rotor. Por ejemplo, para pasar de los 13 a los 6 mm en maíz, se necesita un aumento de la potencia del 35%. El tipo de forraje a picar también influye en gran medida en este aspecto. Como valores extremos, se puede mencionar que picar maíz con un 70% de humedad y con un largo de 13 mm requiere 54% menos potencia que una alfalfa con 60% de humedad y un largo de picado de 6 mm.
•    Rendimiento. Hace 15 años, la capacidad promedio de trabajo era de 150 toneladas de materia verde por hora. Actualmente se superan las 200 toneladas de materia verde por hora.
•    Tracción. Los modelos más avanzados vienen con tracción en las 4 ruedas para trabajar en condiciones difíciles de suelo. De esta forma se reducen las pérdidas de calidad del forraje al no esperar a que haya piso para circular.
•    Detector. Los dispositivos para detectar metales y piedras se ubican en los cuerpos alimentadores. Los modelos más recientes están equipados con detector de metales con cinco imanes y en ellos, la sensibilidad de la detención se puede programar de manera individual. También se han incorporado detectores que frenan de inmediato la alimentación cuando identifican una piedra. Además, en las picadoras modernas, al activarse el detector de metales o de piedras, se interrumpe el trabajo y se activa un inversor del sentido de alimentación para ayudar a expulsar el cuerpo extraño.

Procesamiento del forraje
•    Cabezales. Predominan los cabezales rotativos, llamados también de cuchillas contrarrotantes. Cada rotor se integra con cuchillas circulares dentadas que, a su vez, están divididas en secciones para facilitar su recambio. Con este sistema de corte se puede cosechar sorgo y maíz y también pasturas y no se debe seguir el sentido de las hileras en el caso de los cereales, porque el ancho de corte procesa todo el material que tenga por delante. También se evita la circulación de los equipos por el mismo lugar para pisar lo menos posible.
•    Cuchillas. Se busca trabajar con cuchillas delgadas, con un buen afilado y de alta velocidad de rotación para provocar un corte neto y evitar el repicado. De este modo, se ha logrado que al silo llegue la mayor cantidad posible de hoja cuando se trabaja con leguminosas (mayor contenido de proteínas en el silo).
•    Tamaño de picado. Otras innovaciones introducidas se relacionan con la variación en la velocidad de los rodillos alimentadores para modificar el tamaño del picado del forraje. La variación es posible de manera mecánica (con una caja de velocidades) o hidráulica, con una extensa gama de puntos intermedios. También están disponibles los sistemas mixtos (hidráulicos y mecánicos) para disponer de infinitos puntos de variación intermedia en el largo de picado.
•    Gramíneas. Hay dispositivos opcionales que permiten hacer un corte y picado simultáneo de gramíneas, sin necesidad de hilerado previo.

•    Altura de corte. Existe la posibilidad de variar la altura de corte. La altura de corte óptima es la que permite captar la mayor cantidad de forraje y evitar el ingreso de partículas de suelo mezcladas con el material.
•    Quebrado de granos. Esta cuestión es importante para el aprovechamiento de los granos en el pasaje ruminal. Por este motivo, en las picadoras más modernas se incorporaron quebradores para maíz con un determinado número de estrías y otros quebradores, con mayor cantidad de estrías, para tratamiento diferencial del sorgo.
•    Calidad del forraje. Las picadoras de última generación optimizaron la precisión del picado. Se define como correcto, un picado aproximado a los 15 mm, con el grano bien partido, que tenga entre 7% y 12 % de partículas de más de 25 mm, pero nunca mayor a 80/100 mm.
•    Monitoreo de rendimiento. Se incorporaron sistemas de monitoreo para proporcionar información sobre cantidad de hectáreas trabajadas, caudal de forraje (toneladas/hora), rendimiento (toneladas/hectárea), horas de alimentación y consumo de gasoil (por hora y/o por hectárea). También hay dispositivos que indican la calidad alimenticia del material picado. Se ha logrado controlar también el largo del picado en función de la lectura del índice verde. Además, se puede hacer desde la cabina, mediante un sistema electrónico, el afilado de las cuchillas.
•    Aditivos. Una tendencia que creció es la aplicación de inoculantes al forraje picado para mejorar las condiciones de fermentación y conservación del silo, en particular en aquellos forrajes para bajos contenidos de carbohidratos solubles. Los aditivos se colocan en tanques especiales, donde se incorpora la solución diluida y después se pulveriza directamente en el acelerador del lanzador. Las aplicaciones se hacen con dosificación automática.



Fuente: Néstor Sargiotto y Jorge Freites







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