SELECCIÓN POR EFICIENCIA

En esta segunda y última entrega se describen los siguientes aspectos: métodos objetivos; la carne; calidad y valor nutritivo, selección por aptitud medida, la finura; el largo de mecha; el color; tactom, estilo y cobertura de cara.


amanecer rural

MÉTODOS OBJETIVOS
Ensayos confiables indican que la selección subjetiva o "a ojo de buen cubero", peca por falta de exactitud. Sólo puede estimar si un vellón es pesado, regular o liviano. La balanza es el único medio eficaz para conocer el peso exacto.
Lo ideal sería pesar todos los vellones libres de defectos como punto de arranque refugando los que no llegan al peso mínimo pretendido (estratificación). Ahora bien, es muy importante tener presente que una oveja que está criando en campo natural, sacrifica un 15-20 %    del peso vellón a favor de su cordero (preñez    avanzada y lactación). En esquilas sucesivas será suficiente pesar los vellones de las borregas aptas para la reposición.

LA CARNE
En términos generales, la ovejería del área es un "doble propósito" en mayor o menor grado, variando algo en su aptitud cárnica las razas tradicionales y sus cruzas. El productor puede lograr un buen cordero liviano preferido por la demanda, a los 4 meses de edad con 22 a 25 kilos peso vivo.
Es importante saber que el cordero nacido sobre el rebrote de primavera, tiene virtualmente el doble de ganancia de peso diaria comparado con un cordero nacido "a contramano", y supera el 50 % de rinde en el gancho.
En suma: el mercado prefiere una res de 8 a 12 kg con 3 a 6 mm de cobertura de grasa.
Si sacamos "la cuenta del almacenero" en base a 4 kg de vellón y 80 % de corderos destetados, vemos que el ingreso por concepto de carne es igual o muy parecido al de la lana.
En el ingreso bruto total ganará moderadamente la lana, ya que las categorías pasivas (recría, carneros, etc.) sólo aportan vellones. Es más probable que mejore el precio del cordero en forma más acentuada que la lana (en España un buen cordero vale 100 dólares).

CALIDAD Y VALOR NUTRITIVO
El productor vende sus corderos al bulto o por kilo, sin tipificación alguna. Suelen tener entre 4 y 5 meses de edad y si su aspecto y conformación "llenan la vista", el peso, la cobertura de grasa, la terneza y el sabor con seguridad serán satisfactorios. Notablemente, en las razas para carne el tacto suave de la lana va asociado con una buena masa muscular.
La carne de cordero es una fuente equilibrada de muchos nutrientes esenciales. No sólo es rica en proteína, y contiene todos los aminoácidos esenciales para la salud humana.

SELECCIÓN POR APTITUD MEDIDA
Lo más invariable en genética es justamente la variabilidad -grande o chica- entre los individuos. De ahí la necesidad de usar métodos objetivos para detectar y medir aquellas diferencias. Ello permite retener con seguridad los animales más productivos y desechar los ineficientes.
La selección subjetiva o tradicional sólo acierta en un 40 % de los casos. Hemos advertido sobre esta realidad en varias oportunidades. Sin embargo, salvo rara excepción, los criadores del área persisten en métodos más bien tradicionales y los resultados están a la vista: estancamiento en el peso de vellón y los porcentajes de señalada.
Para salir del estancamiento los productores comerciales deben conocer con la mayor exactitud posible la performance (capacidad productiva heredada) de los carneros que van a comprar. Deben presionar para lograr la feliz fusión del arte de cabañero y la medición exacta de los caracteres económicamente importantes.

SISTEMA S.A.M.
El progreso genético en las majadas generales será rápido, si el productor usa exclusivamente carneros mejora- dores de performance conocida. El 70 a 90 % del mejoramiento permanente es atribuible a la correcta elección de los carneros, habida cuenta de que dos a cuatro machos en servicio natural equivalen a 100 ovejas en determinar el valor de la progenie.
Esta baja relación permite ejercer una altísima presión de selección en los carneros. He aquí el quid de la propuesta: en la actualidad esa presión es demasiado baja y, en consecuencia, van a las majadas una alta proporción de machos inferiores. Fácil es comprender que éstos son los culpables del  stancamiento, amén del retroceso.
La ovejería del área mesopotámica basa su rentabilidad en dos productos -carne (corderos) y lana. Por lo tanto, los dos factores cuantitativos que regulan en mayor grado el ingreso total, son:
1. - EL CUERPO: Su peso, en igualdad de crianza, es un indicador de tamaño y tiene relación con la adaptabilidad al medio. La heredabilidad es alta: 45 % tomado a los 18 meses de edad.
2. - EL VELLÓN: Su peso depende de la densidad, diámetro y longitud de las fibras en función del área de piel poblada con folículos efectivos. La heredabilidad es alta, 40 %.
El avance en producción animal depende fundamentalmente de la diferencial de selección, vale decir, el grado de superioridad de los individuos seleccionados sobre el promedio de la población original. La heredabilidad es la proporción de esa superioridad que es trasmitida a la progenie. Lógicamente, cuanto mayor el porcentaje re- fugado, tanto mejor será el desempeño de los retenidos.
El conocimiento de aquellos valores permite hacer una predicción bastante exacta sobre la performance de la prole resultante de los apareamientos dirigidos o una cría selectiva.
El sistema SAM sólo acepta y mide la performance en carneros aptos y funcionales. Individuos con anomalías genitales y de conformación, como asimismo vellones desuniformes, son eliminados en una rigurosa pre-selección tacti-visual.
Partimos del peso corporal y del vellón. Pero para que el criador pueda "hacer lana a medida", es necesario especificar los componentes dimensionales y cualitativos que interesan a la manufactura, a saber:

LA FINURA
Es el diámetro promedio de las fibras expresado en micras o micrones (milésimos de milímetro). Orienta los planes de crianza y es de suma importancia para el fabricante, pues determina la gama de productos finales que se puede elaborar. Siendo el rinde normal, la finura determina el precio en un 70 % y su heredabilidad es alta (40 %).
El rinde es el porcentaje de lana limpia o lavada, pero no tiene relación con las cualidades intrínsecas de la fibra. En la compra-venta "al barrer" de lanas sin clasificar, se enmascara esa relevancia de la finura.

EL LARGO DE MECHA
Resistente a la tracción, es muy importante para la industria. Una longitud adecuada de fibras minimiza los desperdicios en el cardado y peinado -hoy en día procesos muy veloces-, asegurando un top (cinta de lana peinada enrollada) e hilado suaves y resistentes. Naturalmente la mecha varía según la raza, pero 8 a 12 cm satisfacen un peinado exigente. Las cabañas deberían procurar los largos de mecha siguientes: Para Corriedale 15 cm, Romney Marsh 17 y para Ideal (Polwarth) 12 cm son valores satisfactorios. Regula el precio en un 15 % y su heredabilidad es alta (40 %).

EL COLOR
Toda desviación del blanco (en lanas lavadas) constituye una decoloración, en particular el "amarillo canario" que complica y restringe el teñido a colores muy oscuros. El desideratum del SAM es el blanco puro (factor genético) como color natural del vellón, porque es virtualmente inmune a los ataques álcali-bacterianos propios de un clima cálido y húmedo, causales de toda la gama de coloraciones indeseables. El color de la lana sucia controla el precio en un 15 %, particularmente en zonas donde existe el amarillo indeleble. La heredabilidad es alta (40 - 50 %).

EL TACTO
Debe ser suave acorde con la finura. Un tacto áspero sugiere suarda alcalina, medulación (pelos), fibras dañadas y/o excesiva variación en la finura a través del vellón. Implica mayor desperdicio en la elaboración y telas de calidad inferior. La heredabilidad del tacto es alta (30 - 40 %).

ESTILO
El criador dice que el vellón "tiene mucho carácter" si las mechas tienen rizos profundos y espaciados con gran precisión. Para el sistema SAM tiene un significado más objetivo, pues se refiere a la estructura del vellón en función de su rendimiento en el lavado y el peinado. Una buena performance textil presupone un vellón de buena "arquitectura" que lo hace resistente a las vicisitudes climáticas.
En nuestro medio lluvioso el RAPIDO SECADO de la lana cobra singular relevancia, pues esta propiedad inhibe las decoloraciones. La estructura del vellón que se seca en poco tiempo después de una mojadura completa, se caracteriza por: mechas bien desarrolladas, ricas en cera fluida, de mucho "cuerpo" o "carnudas" con fibras de libre crecimiento (no enredadas), separadas de las mechas vecinas, pero sin restarle densidad al vellón. Los rizos u ondulaciones bien definidos y uniformemente espaciados en guedejas de punta plana o roma, indica que existe poca variación en el diámetro y largo de las fibras con una menor superficie de hebras expuesta a la intemperie. Si bien definidos aparte, el color y el tacto influyen mucho en el estilo. Su heredabilidad es bastante alta (30 %).

COBERTURA DE CARA
Lanares con caras tapadas (ceguera de lana) suelen tener una regulación deficiente de la temperatura corporal. Ello implica mayor susceptibilidad a las condiciones de stress, factor que se traduce en desarrollo y fertilidad disminuidos. 
En cuanto a la lana, los individuos de cara descubierta o visual franca heredada, producen vellones de mayor peso limpio o rinde al lavado. El problema de la cara tapada se corrige progresivamente usando carneros de cara bien descubierta. La respuesta es rápida, pues la heredabilidad es alta (45 %).
Es importante saber que la libido suele ser más intensa en los machos de cara sin lana. También es necesario tener en cuenta que hasta un 20 % de los carneros jóvenes (2 dientes), genitalmente normales, pueden ser apáticos en mayor o menor grado. La prueba de libido los detecta enseguida.

CONCLUSIÓN 
Las cabañas y planteles que producen carneros para las majadas comerciales, determinan su avance o estancamiento. Pruebas de progenie indican que sólo un carnero de diez es de performance sobresaliente. De tres carneros -aparentemente buenos- es posible que uno mejore en algo la producción. 
A "ojo de buen cubero" es imposible determinar, con la precisión necesaria, las diferencias entre individuos. A esta altura es imprescindible medir y pesar. 
Para seguir avanzando los criadores deben aumentar drásticamente la presión de selección en los carneros que venden. El productor comercial, sabiendo que está comprando carneros realmente mejoradores, seguramente pagará muy bien. Tal plusvalía compensará con creces ese 50 % que no llega a la performance medía de la cabaña. Haciendo la selección a los 18 meses de edad, los machos inferiores al nivel promedio serán buenos capones para producir mucha lana y carne.



Fuente: Manual del Ovejero Mesopotámico







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