SOBRE EL DESMOTE

En este sector se inicia el primer proceso de industrialización del algodón. Una vez finalizada la cosecha, el algodón en bruto es llevado a desmotadora, máquina específica para algodón que separa la fibra de la semilla.


amanecer rural

El traslado del producto se puede hacer de varias maneras: directamente por los productores a desmotadoras privadas o del sector cooperativo, indirectamente a través de de acopiadores independientes, ligados a sectores proveedores de insumos u otros acopiadores que realizan compras en campo de productores por cuenta y orden de empresas y/o desmotadoras, algunas aportan insumos para asegurar un mínimo de producción necesaria para el funcionamiento de la empresa.

Según los datos de la campaña 2006/07 el total de algodón en bruto obtenido fue de 549.952 t, del que se obtuvo 177.000 t de fibra (32%), 302.473t de semilla (55%) y residuos (13%). La fibra obtenida abastece fundamentalmente al consumo interno de la industria textil, se exportan excedentes y en años con déficit de producción se importan volúmenes variables. La semilla tiene diversos usos: siembra (4,5%), obtención de aceite, (63,10%), forraje para ganado bovino (28,10) y exportación de semilla a países vecinos (4,30 %).

Los residuos y subproductos del desmote también tienen diversos destinos. La fibrilla es empleada para elaboración de algodón hidrófilo, papel, pañales y otros productos textiles. Las impurezas mayores del desmote de como carpelos, fragmentos de tallos y ramas, tienen usos variados (combustible, ladrillería, fertilizantes orgánicos, etc.).Como subproductos del proceso aceitero se obtiene linters, tortas, pellets y expellers; son usados como suplemento del ganado bovino.

En Argentina, la operación de desmote se lleva a cabo por el sistema de sierra-costilla tal como se realiza en casi todo el mundo. El sistema que fue desarrollado a fines del siglo XVIII y principio del XIX, entre Eli Whitney y Hodgen Holmes en USA. El equipamiento usado en nuestro país es de origen norteamericano fundamentalmente.

De acuerdo con distintas estadísticas, la Argentina tiene una capacidad de desmote satisfactoria, en función del área de producción, de factores como inversiones, modernización y búsqueda de una rápida transformación del algodón en bruto en commodities (fardo) para generar mejores oportunidades de comercialización.

Ahora bien, considerar que el total del parque de maquinarias de desmote pueda funcionar de igual manera sería sobreestimar su capacidad operativa. Por ello, y de acuerdo a los datos vigentes, se intenta hacer un desglose para entender una situación más acorde a la realidad actual.

Como principales factores de clasificación se tomó su capacidad de producción diaria declarada, número de cuerpos de desmote y número de sierras. De acuerdo con ello, se puede clasificar a las desmotadoras en tres (3) grandes grupos.

Un primer grupo comprendido por desmotadoras de alta producción, que en general fueron instaladas en Argentina en la década del ‘90. que cuentan con una tecnología e infraestructura de avanzada para el país, lo que resulta en una capacidad operativa de desmote 400 t/día en promedio, un segundo grupo que también son de alta producción, pero que en forma general, fueron instaladas con anterioridad a la década del ‘90, y que por lo tanto no cuentan con factores tecnológicos como las representadas en el primer grupo, tienen una capacidad de desmote de 184 t/día cada planta en promedio y el tercer grupo está representado por las desmotadoras denominadas convencionales. Este parque de maquinaria constituye más del 50% del total. En general estas desmotadoras convencionales son las de mayor antig�edad en la Argentina, y si bien muchas de ellas se encuentran operativas, en la actualidad se destinan para suplir algunas demandas específicas del sector como ser: Uso alternativo en época de alta demanda estacional, semillero o distanciamiento (por estar ubicada a gran distancia de una planta de alta producción).

Si bien a primera vista la capacidad de desmote parecería sobredimensionada, con un primer análisis se observa que el 56% de la capacidad operativa está integrada por maquinaria de marcada antig�edad, y que el resto está compuesto por dos grupos: Uno de alta producción y tecnología que posee el 18% y representa lo más avanzado tecnológicamente; y otro grupo que representa el 25% con una buena capacidad de operación.

Por ello, para realizar una propuesta referida al sector, no sólo se debe incluir el número de plantas instaladas sino considerar, por distintos parámetros, la capacidad operativa de las distintas plantas, actualizándolas permanentemente.

La experiencia indica que hay variabilidad en la cantidad de actores que participan en los distintos eslabones de la cadena, relacionados con la superficie de siembra esperada en cada campaña, que depende de los precios efectivamente obtenidos por los productores en el año anterior, por lo que se considera necesario hacer un monitoreo continuo de los sectores analizados a fin de mantener actualizada la información.
 



Fuente: INTA







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