OPCIONES PARA MEJORAR LA UTILIZACIÓN Y PRODUCCIÓN DE LOS PASTIZALES

Los pajonales son el tipo de pastizal más difundido en el noreste argentino, su rápido crecimiento afecta la digestibilidad, tienen una baja relación hoja: tallo que provoca una deficiente utilización.


amanecer rural

La actividad ganadera que prevalece en una región depende en gran medida de la disponibilidad y la
calidad de las fuentes de alimentación. La distribución de las existencias ganaderas del NEA es desuniforme y responde a los grandes ambientes, donde los pastizales son casi el único recurso alimenticio.
La producción de materia seca anual de los pastizales del NEA, oscila de 4.000 a 6.000 kg MS/ha/año, siendo elevada en comparación a las producciones del resto de las macro regiones del país.
Aunque, analizando con más detalle la producción primaria por área o región y características del pastizal, se observan importantes variaciones (Cuadro 1). La producción de forraje que se registra en la mayoría de los pastizales, no siempre se refleja en la capacidad de carga y en la producción secundaria de los mismos.
El tipo de estructura del pastizal, la superficie cubierta por agua (9 millones de hectáreas) y los desperdicios por montes inaccesibles para el pastoreo, son algunos de los factores que atentan contra la producción secundaria de los pastizales de la región. La característica de los pastizales del NEA, es que están compuestos por especies estivales, esto determina una distribución desuniforme del crecimiento a través del año.
Dentro de las prácticas de manejo de campo natural, la subdivisión de potreros para mejorar la utilización de los pastizales denominados pajonales, es la que tendría mayor impacto por la superficie que abarcan en la región.
Son varias las evidencias que avalan la posibilidad de mejorar la utilización de estos pastizales con un mayor apotreramiento y su impacto sobre la producción final. En el Malezal (estancia Palmitas) se comprobó que la aplicación de tecnologías de procesos (estacionamiento del servicio, ajuste de carga, destete en febrero y un adecuado calendario sanitario) asociada a la mejora del ambiente mediante apotreramiento, caminos, dormideros y desag�es, permitió alcanzar un porcentaje de destete de 78,4 %, 0,338 terneros/ha, una producción de 59 kg/ha/año y un margen bruto 227 % mayor que la situación inicial.
Para mejorar la utilización, el apotreramiento debe ir acompañado de un ajuste de carga animal
permanente. Este ajuste, considera que el efecto de la carga sobre la ganancia de peso de los animales en el periodo invernal es muy fuerte, en cambio en el periodo estival esa influencia es menor. La propuesta es utilizar una carga variable que acompañe el crecimiento del pastizal, de esta manera se mejora la utilización sin afectar la ganancia de peso individual, y en consecuencia se incrementa la producción por unidad de superficie.
Pizzio y otros, compararon tratamientos que durante el periodo invernal tenían igual carga
(pastoreo rotativo y continuo con una carga de 1,26 nov/ha). Mientras que durante el periodo estival se incrementó la carga a 1,75 nov/ha, en función del crecimiento del pasto. Se observó que el aumento de carga en la época estival, no afectó la ganancia de peso y posibilitó en ambos sistemas de pastoreo un aumento significativo en la producción por ha (Cuadro 1).

Esta propuesta puede mejorarse introduciendo la suplementación en el periodo invernal, de este modo se ajusta la carga en función de la producción de pasto estival y no invernal, pero significa un costo extra para comprar los insumos alimenticios.
Los forrajes con alto contenido de fibra y baja concentración de nitrógeno determinan un ambiente ruminal que es limitante para el desarrollo de las bacterias, lo que genera bajas tasas de digestión y pasaje de la fibra. El resultado es un menor consumo que limita la ganancia de peso, especialmente, en vacunos en recría. En situaciones donde la disponibilidad de forraje no es limitante, el consumo se incrementa mediante la suplementación proteica, como resultado de la rectificación de la deficiencia de nitrógeno disponible para los microorganismos del rumen.
La baja disponibilidad de forraje invernal y deficiencia de proteína bruta pueden corregirse con la reserva de potreros durante 45 a 60 días en los meses de marzo y abril y la suplementación proteica. La utilización de potreros reservados en invierno con una asignación de 2.500 kg MS/animal y la suplementación con 1 kg de pellet de algodón por animal/ día, permitieron pasar de una situación de pérdida o mantenimiento de peso a una respuesta de 0,499 kg/animal/día.
En pajonales, el corte y el fuego son herramientas que ayudan a mejorar la utilización y habilitar áreas que se encuentran muy encañadas y dificulta el ingreso de la hacienda para pastorear. Aunque, el efecto beneficioso perdura por poco tiempo, si no se ajusta la carga en el área mejorada.
La propuesta técnica es mejorar el ambiente para la hacienda, el aumento de producción esperable no es producto de la aplicación de una sola práctica sino de un conjunto de medidas que incluyen la subdivisión, cortes, ajuste de carga, caminos internos, dormideros, corta fuegos, que permiten mejorar la utilización del pastizal, reducir el gasto de energía por traslado, facilitar el manejo y la implementación de planes de mejoras.
Además de los ambientes con dominancia de pajonales, en el sur de la región existen áreas con pastos
cortos. La utilización de estos pastizales está en su límite máximo y se necesita mejorar la oferta de forraje y distribución a través del año. Es abundante la información sobre la respuesta de campos naturales a la fertilización fosfórica.
En una experiencia con vaquillonas manejadas con cargas similares, se comparó la respuesta a la
fertilización de campo natural con 156 kg de P2O5/ha, aplicados en los primeros 5 años. El efecto de la fertilización sobre la ganancia anual de peso fue mayor al aumentar la carga, logrando un incremento adicional del 18 al 33,6 % (Cuadro 2).
Al comparar los potreros fertilizados con respecto a los testigos, la producción (Kg PV/ha/año) se
incrementó un 30 % y el porcentaje de vaquillonas que alcanzaron el peso de entore a los 20 meses de
edad, fue el 86 y 97 %, respectivamente. 

En el norte de Santa Fe, en pastizales dominados por Schizachyrium paniculatum, Paspalum urvillei y P.
notatum, se reportó una producción de 330 Kg PV/ha/año. El manejo del pastizal consistió en una
combinación de pastoreo rotativo intensivo y pastoreo diferido, con una fertilización con 150 Kg de
urea/ha/año y una suplementación energético proteica durante 6 meses a razón del 1 al 1,3 % del peso
vivo.
Una vez corregida la deficiencia de fósforo, la respuesta a la fertilización nitrogenada tuvo un impacto muy importante sobre la producción de forraje y la producción secundaria. Con la fertilización fosfórica y nitrogenada de pastizales en el sur de Corrientes, se logró un rendimiento de 10.000 kg MS/ha/año y una producción de 220 Kg PV/ha/año.
En experiencias de promoción raigras a través de la aplicación de herbicida (1litro/ha de glifosato) o un
pastoreo intenso antes de la siembra, se consiguió mejorar sustancialmente la distribución de la oferta
forrajera a través del año e incrementar la producción a 259 Kg PV/ha/año, con buenos comportamientos individuales (Cuadro 3). 

PRODUCCIÓN SECUNDARIA
El animal es el mejor evaluador de una pastura, por lo tanto, contar con esta información es de suma
importancia para emprender cualquier actividad ganadera en la región. En una experiencia en red
conducida en la provincia de Corrientes, donde se evaluaron pastizales de distintas áreas ecológicas bajo las mismas condiciones (pastoreo continuo, carga de 1 an/ha, entre los 8 y 20 meses de edad y
suplementación mineral en todos los casos), se obtuvieron diferencias en la producción animal. Las
producciones para: Tierras Coloradas, Malezal playo, Malezal profundo, NO de Corrientes (albardón del
Paraná), Afloramientos Rocosos, Lomadas Arenosas al norte, Lomadas arenosas al sur y Montes de
Ñandubay, fueron de 77, 94, 72, 105, 125, 89, 145 y 161 kg/ha/año o kg/animal, respectivamente. Los resultados mostraron que algunas áreas ecológicas tuvieron muy buenas producciones y se logró una excelente recría, en cambio en otras habría que recurrir a otras opciones forrajeras para lograr resultados similares.
En la provincia del Chaco se evaluó la producción secundaria de algunos pastizales. En un ensayo de
pastoreo en un campo natural en el sur este, con dominancia de Sorghastrum setosum y Paspalum
intermedium, se obtuvo una ganancia anual de 95 Kg/animal, utilizando una carga de 0,35 nov/ha, lo que representó una producción de 33 Kg/ha/año. El mismo autor, en un pastizal casi puro de Paspalum notatum y con una carga animal de 1 nov/ha, reportó una ganancia de peso de 175 Kg/an/año.
Mientras, que en el departamento General San Martín, establecimiento El Sapo, se obtuvo una ganancia anual de 161 Kg/an, utilizando una carga de 1,25 nov/ha.
De acuerdo a la información sobre producción secundaria de diferentes experiencias en distintas áreas
ecológicas, se puede decir que existen pastizales de excelente calidad, que permiten una eficiente ganancia de peso durante la recría. En cambio, hay zonas donde la calidad de los pastizales es baja y para lograr ganancias de peso aceptables en la recría, es necesario corregir varias deficiencias o directamente reemplazar el pastizal por especies de mejor calidad. 
 



Fuente: Ing. Zoot. Pablo Barbera; Ing. Agr. Diego Bendersky ( EEA INTA Mercedes); Lic. Mariana Calvi , M. V. Bibiana Cetrá; Bioq. Angela J. Flores; M. V. María G. Hug; Ing. Agr. Rafael Pizzio, Ing. Agr. Daniel Sampedro; M. V. Néstor Sarmiento ( EEA INTA Mercedes)







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