CONSECUENCIAS DE LA DEFORESTACIÓN

En algunos casos, la deforestación puede ser beneficiosa. Dada la combinación de necesidades sociales, oportunidades económicas y condiciones ambientales, puede ser una conversión racional de un tipo de uso de la tierra a otro más productivo.


amanecer rural

 La tragedia es que la mayor parte de las tierras que han sido deforestadas en las últimas décadas no son adecuadas para la agricultura o la ganadería a largo plazo y que se degradan rápidamente una vez que los bosques han sido talados y quemados. A diferencia de los suelos fértiles de las latitudes templadas, la mayor parte de los suelos de los bosques tropicales no pueden sostener cultivos anuales. La capacidad máxima del suelo no soportaría los cultivos anuales sin que se produzca una degradación rápida e irreversible. Del mismo modo, el pastoreo intensivo del ganado tampoco puede mantenerse a largo plazo porque los pastos que crecen en suelos forestales no tienen los mismos niveles de productividad que los de los suelos arables. De hecho, hay muy pocas tierras forestales en la actualidad en los países en vías de desarrollo que están disponibles para la expansión agrícola futura, poniendo de relieve la necesidad urgente de aumentar la producción agrícola en las tierras cultivables existentes en lugar de convertir más bosques a uso agrícola.
En muchos casos, los responsables de la toma de decisiones políticas permiten expresamente que la deforestación continúe porque actúa como válvula de seguridad social y económica. Al dar al pueblo libre acceso a las tierras forestales, se alivia la presión que existe sobre los políticos para solucionar los problemas políticamente más sensibles que enfrentan los países en vías de desarrollo, como la reforma agraria, el desarrollo rural, la distribución del poder y otros. Sin embargo, los problemas no se eliminan. Persisten en la medida en que se mantienen las injusticias vinculadas con ellos.
Numerosas son las consecuencias sociales de la deforestación, que a menudo tienen impactos a largo plazo devastadores. Para las comunidades indígenas, la llegada de la “civilización” significa habitualmente la destrucción de su modo de vida tradicional y la ruptura de sus instituciones sociales. Muchos de los pueblos indígenas de los estados brasileros de Amazonas y Rondônia han sido invadidos por los agricultores de roza y quema, ganaderos y mineros de oro, lo que a menudo significó violentas confrontaciones. La intrusión de los extranjeros destruye el modo de vida, las costumbres y las creencias religiosas tradicionales.
Las cuencas hidrográficas que en el pasado abastecieron de agua potable y para irrigación a las comunidades ahora están sujetas a extremas fluctuaciones. La pérdida de agua potable pura expone la salud de las comunidades al peligro de diversas enfermedades transmisibles.
En términos económicos, los bosques tropicales destruidos cada año representan una pérdida en capital forestal valuada en 45 miles de millones de dólares estadounidenses (Hansen, 1997). Con su destrucción, desaparecen todas las posibilidades de ingresos y de empleos futuros provenientes de la explotación de productos maderables y no maderables que podrían derivarse de su manejo sostenible.
La consecuencia más seria y más a corto plazo de la deforestación es probablemente la pérdida de la biodiversidad. La frase aséptica “pérdida de biodiversidad” enmascara el hecho de que la destrucción anual de millones de hectáreas de bosques tropicales significan la extinción miles de especies y variedades de plantas y animales, muchos de los cuales nunca fueron identificados científicamente. ¿Cuántas especies se pierden cada año? La cifra exacta no la sabemos debido a nuestro limitado conocimiento de los ecosistemas forestales tropicales y de nuestros inadecuados sistemas de monitoreo. Algunas estimaciones indican que la pérdida es de 50.000 diferentes especies por año, pero esta cifra no es más que una estimación. Los rodales de árboles en pié dejados después de la deforestación no son, por lo general, suficientemente grandes como para mantener la biodiversidad. La deforestación está erosionando este precioso recurso que es la diversidad biológica.
Aunque hay mucha discusión en cuanto al ritmo de calentamiento de la atmósfera , existe acuerdo general en el hecho de que se está calentando. Los modelos aceptados corrientemente predicen un aumento de 0,3 por ciento de grado Celsius por década en las temperaturas globales durante el siglo próximo (Ciesla, 1995). Ello se debe a un aumento en el dióxido de carbono presente en la atmósfera, que ha aumentado un 25 por ciento en los últimos 150 años. Aunque es menor que el 1/20 de uno por ciento de la atmósfera terrestre, el dióxido de carbono tiene una gran capacidad de absorción del calor radiante (Woodall, 1992).
Las consecuencias negativas del calentamiento global son catastróficas: aumento de la sequía y de la desertificación, malas cosechas, derretimiento de las capas de hielo polares, inundaciones costeras y sustitución de los principales regímenes de vegetación. La cantidad de carbono que se encuentra corrientemente en la atmósfera se calcula en alrededor de 800.000 millones de toneladas y aumenta a la velocidad de alrededor de 1 por ciento anual. La deforestación es un contribuyente importante con el calentamiento global; sin embargo, su contribución relativa a los otros factores no se conoce con precisión. La causa principal del calentamiento global son las excesivas descargas de los gases de invernadero en los países industrializados, ocasionadas en su mayor parte por la quema de combustibles fósiles. La descarga anual debida a ello se calcula en alrededor de 6.000 millones de toneladas de carbono, principalmente en la forma de dióxido de carbono. Se piensa que otros 2.000 millones adicionales de toneladas, o alrededor del 25 por ciento del total de las emisiones de dióxido de carbono, son una consecuencia de la deforestación y de los incendios forestales (WCFSD, 1997). En el ámbito regional la deforestación perturba los modelos normales de temperatura, creando un clima más caliente y seco. Lamentablemente, los esfuerzos realizados para encontrar soluciones a la crisis de deforestación no ha tenido el mismo éxito para atraer inversiones monetarias que las mejoras en la emisión de gases de los automóviles.
El impacto a largo plazo de la deforestación sobre los recursos del suelo pueden ser graves. El aclaramiento de la cubierta vegetal para la agricultura de roza y quema expone la tierra a la intensidad del sol tropical y de las lluvias torrenciales. Ello puede afectar negativamente el suelo al aumentar su compactación, reducir su material orgánico, lavar los pocos nutrientes de que dispone, aumentar su toxicidad debida al aluminio, haciéndola marginal para la agricultura. Los cultivos subsecuentes, el frecuente laboreo y el uso excesivo como campo de pastoreo para el ganado acelera la degradación del suelo.
En las zonas forestales secas, la degradación del suelo se ha convertido en un problema cada vez más serio, que tiene como consecuencia la desertificación en los casos más extremos. Este proceso afecta entre 3.000 y 3.500 millones de hectáreas, alrededor de un cuarto de la superficie total del planeta, y amenaza los medios de vida de 900 millones de personas en 100 países del mundo en vías de desarrollo. La desertificación es la consecuencia de extremos en la variación climática y de prácticas no sostenibles de uso de la tierra, incluyendo la tala excesiva de la cubierta forestal. El aumento de las poblaciones somete a la tierra a mayores exigencias para que produzca más, lo que lleva a una intensificación de uso que supera la capacidad de carga de la tierra.
Para el año 2050, 2.000 millones de personas o sea el 20 por ciento de la población mundial, sufrirá escasez de agua (WRI, 1994). La mayor parte de ellas vivirá en los países en vías de desarrollo. Una vez denudadas, las cuencas pierden su capacidad de controlar los caudales de agua y riachuelos y ríos experimentan rápidas fluctuaciones, lo que resulta a menudo en desastrosas inundaciones río abajo. La escasez de agua implica un grave peligro a la salud, en términos deficiente eliminación de aguas negras, pobre higiene personal y la falta de agua potable. La seguridad alimenticia se ve amenazada por la falta de agua para irrigación. Sin la protección de la cubierta forestal, el suelo está expuesto al severo clima tropical y se erosiona rápidamente. La pesquería de agua dulce y costera está devastada por la elevada sedimentación que transportan los ríos. Lo mismo sucede en las regiones pantanosas ricas en vida silvestre. La sedimentación proveniente de las cuencas degradadas es también una de las principales causas en la disminución de los arrecifes de coral en las costas. El costo económico y ambiental es inmensurable.



Fuente: Universidad Católica de Salta







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