YUYO COLORADO, BASES PARA SU MANEJO Y CONTROL

Amaranthus palmeri (S.) Watson es una maleza exótica detectada en los últimos años en Argentina y que se ha transformado junto con Amaranthus hybridus en una de las malezas más problemáticas del país.


amanecer rural

DESCRIPCIÓN
Es una especie anual, diclino dioica (pies femeninos y masculinos separados) siendo ésta una característica muy particular ya que las restantes especies de Amaranthus conocidas en Argentina son monoicas. Plantas erectas desde 0,5 hasta 2,5 metros de altura, glabras o casi glabras, tallos ramificados desde la base o en algunos ejemplares con ramificaciones principalmente en la parte superior, con rayas longitudinales verde-amarillo y marrón rojizo, lignificados en la base en ejemplares de mayor tamaño. Posee un sistema radicular extenso y profundo y es una especie muy eficiente en el uso del agua.
Las hojas son alternas, glabras, con láminas rómbicas, ovadas a rómbico-lanceoladas, ápice con pequeño mucrón (especialmente visible en hojas jóvenes), la base es redondeada con nervaduras prominentes en el envés. Pecíolos largos de hasta 15 cm de longitud y en hojas adultas es igual o supera ampliamente el tamaño de la lámina. Las hojas se agrupan en la parte superior como resultado del patrón de crecimiento del meristema apical lo que permite captar la mayor cantidad de luz. Las hojas pueden presentar o no una mancha blanca en forma de V.
 
Características biológicas asociadas con su éxito como maleza en el agroecosistema.
Esta especie posee atributos biológicos que la convierten en una maleza sumamente
agresiva y muy difícil de manejar eficazmente con los recursos tecnológicos actual¬mente disponibles.
• Elevada fecundidad densodependiente, una planta aislada puede producir hasta 600.000 semillas.
• Altas tasas de crecimiento (3-4 cm por día). Esto dificulta enormemente el momento de control con herbicidas post-emergentes ya que es muy breve el tiempo disponible para realizar las aplicaciones con un tamaño de maleza adecuado.
• Es una especie C4 con alta capacidad fotosintética, llegando a su pico de actividad con temperaturas de 36-46°C siendo el óptimo a 42°C . Además estas plantas poseen diaheliotropismo que les permite orientar sus hojas en forma perpendicular a los rayos solares maximizando la intercepción de luz.
• Gran capacidad competitiva por luz, agua, espacio y nutrientes asociada con su rá¬pido crecimiento erecto, un sistema radicular profundo, eficiencia en el uso del agua y su potencial alelopático.
• Período de emergencia prolongado lo que genera distintas cohortes de plántulas que dificultan su control.
• Elevada tolerancia a condiciones de sequía y altas temperaturas.
• Gran variabilidad genética y facilidad para evolucionar resistencia a herbicidas.
• Potencial para hibridarse con otras especies de Amaranthus y en algunos casos transferir, por esta vía sus características de resistencia a herbicidas. Sin embargo el porcentaje de híbridos viables es muy bajo (0,02 a 0,4 %) y la mayoría de ellos no son fértiles. Los porcen¬tajes de hibridación más elevados en esta especie se encontraron con A. spinosus donde la descendencia fue viable y fértil mientras que con A. hybridus (especie más abundante en Argentina) el porcentaje de hibridación fue <0,01 %. Sin embargo, el potencial demostrado por A. palmeri para transferir la resistencia a herbicidas a través de flujo de genes determina que, incluso, ocasionales eventos de hibridación interespecífica se constituyan en un motivo de preocupación.
• Las semillas son dispersadas principalmente por gravedad y pueden también ser transportadas por agua, aves, mamíferos y por prácticas agrícolas como labranzas, cosecha, etc. Las semillas pueden ser consumidas por insectos (hormigas), roedores, por aves y conservar un alto porcentaje de viabilidad luego de pasar a través del tracto digestivo. Vientos muy fuertes pueden también ser responsables del movimiento de las semillas pero esto es poco frecuente.
• En ambientes subhúmedos esta especie tiene un comportamiento oportunista, germinando y completando su ciclo rápidamente en respuesta a la disponibilidad de agua. En presencia de condiciones adecuadas de humedad, las semillas germinan rápidamente y en una elevada proporción, en especial las ubicadas superficialmente. La exposición a la luz favorece la germinación y el rango de temperatura donde ésta puede ocurrir es de 5 a 35°C . Con temperaturas superiores a 35°C el porcentaje de semillas germinadas decrece.
• El proceso de germinación se incrementa con temperaturas alternadas por lo que la emergencia debajo de un canopeo o de una cobertura densa puede ser menor que sobre un suelo descubierto. La viabilidad de las semillas en el suelo disminuye con el tiempo, luego de un año de permanecer enterradas a profundidades de 1 a 10 cm la viabilidad es menor al 50% y luego de 36 meses disminuye a menos del 15%. La longevidad de las semillas aumenta con la profundidad a la que se encuentran enterradas.
• En un estudio realizado por Menges, luego de 6 años con desmalezado manual y control químico el banco de semillas de A. palmeri se redujo 98% respecto a un testigo no tratado, sin embargo la densidad de semillas remante fue de aproximadamente 18 millones ha-1 . Este resultado permite concluir que por muy intensas que sean las prácticas tendientes al control de esta maleza, es muy difícil lograr el objetivo de la erradicación.

Resistencia a herbicidas en A. palmeri
A nivel mundial se han descripto 51 biotipos con resistencia a diferentes grupos de herbicidas. En los casos de resistencia a inhibidores de fotosistema II (atrazina) y a dinitroanilinas los mecanismos de resistencia no fueron aún esclarecidos.
En experimentos realizados en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR con biotipos provenientes de la Provincia de Córdoba se han constatado elevados niveles de resistencia a inhibidores de la enzima acetolactatosintasa (ALS), específicamente a herbicidas de los grupos de imidazolinonas, sulfonilureas y triazolopirimidinas. En todos los casos, con el empleo de dosis equivalentes a 32 veces la dosis de uso comercial, no se logró disminuir significativamente la biomasa de esta maleza. Asimismo se ha determinado la presencia de biotipos con elevados índices de resistencia a glifosato.

ESTRATEGIAS DE MANEJO DE A. PALMERI
El manejo de esta maleza se presenta como especialmente dificultoso debido al incremento de las poblaciones con resistencia a los herbicidas de uso más frecuente y a la gran capacidad para dispersarse. En un estudio reciente  reportaron que una planta aislada de A. palmeri puede colonizar entre 95 y 100% del lote en sólo 3 años luego de su introducción. El riesgo de pérdidas significativas en el rendimiento de los cultivos exige la integración de prácticas de manejo de elevada eficacia.
Un programa de manejo integrado de malezas debe incluir un frecuente y prolijo monitoreo, una precisa identificación de las malezas en estadios tempranos y la implementación de prácticas complementarias a las químicas.
Una vez que A. palmeri ha sido identificado, el siguiente paso es elaborar un plan proactivo de manejo con el objetivo de reducir la interferencia temprana y evitar la producción de semillas y su dispersión.
En el contexto actual del sistema agrícola argentino, las poblaciones de esta maleza deberían ser tratadas como resistentes a glifosato y a herbicidas inhibidores de ALS ya que no hay lugar para la prueba, el error y la subsiguiente corrección. Esto es así debido a que la existencia de biotipos con resistencia (en diferentes grados y niveles) no es la excepción y en el intervalo que media entre probar y adquirir conciencia de que se está frente a una maleza resistente se pierde la oportunidad del tratamiento químico eficaz.
Si bien los herbicidas son fundamentales, es importante comprender que esta maleza no es posible manejarla sólo con herramientas químicas; en este sentido, los métodos culturales deben ser considerados al elaborar el programa de manejo.

CONTROL QUÍMICO DE AMARANTHUS PALMERI
Algunos autores sugieren que en el momento en que se detecta la presencia de individuos de esta maleza en el lote, el problema ya está instalado. Por lo tanto, la probabilidad de éxito en el control de A. palmeri con herbicidas está relacionado con la oportunidad de realización de los tratamientos.
Las prácticas tendientes al control deben comenzar luego de la cosecha del cultivo estival ya que es frecuente, en ese momento, encontrar plantas jóvenes que al finalizar el verano y comenzar el otoño, acortan su ciclo alcanzando el estado reproductivo con tamaños pequeños (15 a 20 cm). Estas plantas son capaces de producir semillas viables con el consiguiente aporte al banco por lo que deben ser eliminadas por medios mecánicos o bien a través de tratamientos con herbicidas diferentes al glifosato como por ejemplo paraquat, glufosinato de amonio, carfentrazone-etil, pi- raflufen-etil o saflufenacil. La combinación de herbicidas hormonales (2,4-D, dicamba o picloram) con los anteriores puede mejorar el resultado final.
En la primavera (octubre a diciembre) pueden registrarse nuevas emergencias que también deben ser eliminadas tempranamente.
En función de algunas de las características principales de esta maleza como la elevada producción de semillas, la germinación superficial y continua durante la primavera y el verano, el empleo de herbicidas con acción residual y con un mecanismo de acción diferente a los inhibidores de ALS, no es opcional y deben, de manera ineludible, incluirse en el programa de manejo.
Para el cultivo de soja, se pueden citar herbicidas como metribuzín, sulfentrazone, flumioxazin, fomesafen y cloracetamidas en general (p.e. acetoclor, s-metolaclor o dimetenamida-p).
Para maíz podemos utilizar herbicidas residuales como flumioxazin, atrazina, isoxa- flutole, bicyclopyrone, pendimetalín y cloroacetamidas en general. Las combinacio¬nes de esos principios activos con diferentes mecanismos de acción y/o la aplicación secuencial de los mismos, dentro de un breve intervalo de tiempo, en general tienen un mayor impacto y pueden extender el período de protección aportando así, favorablemente, a prevenir la evolución de resistencia y a la sustentabilidad de los sistemas productivos.
Estos tratamientos secuenciales y de superposición de residualidad conocidos también como “overlapping” consisten en realizar un primer tratamiento en pre-siembra o en pre-emergencia del cultivo y luego, un segundo tratamiento a los 15 o 20 días del primero. Este segundo tratamiento debe aplicarse dentro del período en el cual el herbicida aplicado en primer término aún está actuando de modo que el nivel de actividad biológica se mantiene elevado por un lapso de tiempo mayor debido a que se ralentizan los procesos de disipación. Al aplicar esta técnica es deseable que ambos herbicidas tengan mecanismos de acción diferentes contribuyendo así a prevenir la evolución de resistencia.
A modo de ejemplo podemos mencionar la aplicación de flumioxazin 15 a 20 días antes de sembrar maíz y luego atrazina + S-metolaclor como tratamiento de pre-emergencia. En el caso de soja podemos aplicar metribuzín como tratamiento de pre siembra y 15 a 20 días después sulfentrazone (o flumioxazin) + S-metolaclor en pre-emergencia. Otra opción en el cultivo de soja es la aplicación de metribuzín como tratamiento de pre-emergencia y fomesafén + S-metolaclor en postemergencia temprana.
En la Tabla 1 se detallan algunos principios activos y familias de herbicidas que pueden utilizarse en los cultivos de maíz y soja para el control de A. palmeri.



Fuente: REM / AAPRESID







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