CARACTERÍSTICAS DE LOS SUELOS PARA CAÑA DE AZÚCAR Recomendaciones de manejo

El cultivo de la caña de azúcar se extiende por distintas regiones agroecológicas de la provincia de Tucumán. Cada una de ellas posee características fisiográficas, climáticas y edáficas particulares, lo que genera diferentes condiciones y aptitudes para el cultivo. En este capítulo prestamos especial atención a los suelos y a otros factores estrecha¬mente relacionados como el relieve y la condición climática.


amanecer rural

Las distintas características y cualidades del recurso edáfico pueden ser determinantes de potenciales productivos diferenciales, pueden afectar de distintas maneras los cos¬tos de producción, ordenamiento y conserva¬ción, a través de las distintas exigencias de manejo que ellas plantean.
De allí la importancia para los técnicos y productores cañeros de tomarlas en conside¬ración para decidir la adopción de la tecnolo¬gía de manejo más apropiada para cada situa¬ción particular.
A tal fin se describirán las características más importantes de los suelos de cada región agroecológica ocupada por el cultivo de la caña de azúcar y se brindarán una serie de recomendaciones de manejo de los suelos que se consideran apropiadas para las carac¬terísticas fisiográficas y edafoclimáticas de cada región.
Tomando como información de base el Bosquejo Agrológico de la Provincia de Tucumán de Zuccardi y Fadda, más del 90% del área cañera de Tucumán se extiende en las Regiones del Pedemonte, la Llanura Deprimida y la Llanura Chaco-pampeana (Figura 1).

SUELOS DE LA REGIÓN DEL PEDEMONTE
Los suelos dominantes del área son de origen aluvial, bastante heterogéneos texturalmente, pero con predominio de las texturas medias y gruesas, y en algunos casos con presencia impor¬tante de gravas y guijarros en el perfil.
Son suelos bien drenados, a excesivamente drenados en el caso de texturas muy gruesas o con gravas. La reacción química de los suelos es moderadamente ácida (pH 5,5 a 6,5).
También existen en esta región suelos des¬arrollados sobre materiales originales eólicos, más homogéneos texturalmente que los ante¬riores, con predominio de texturas más finas, y que suelen presentar un horizonte subsuperfi¬cial con acumulación de arcilla. En general son de textura franca o franco limosa en la capa superficial y franco arcillosa o franco arcillo limosa en profundidad. La reacción química de los suelos es de moderadamente ácida a neutra (pH 5,8 a 7).
Tanto los suelos aluviales como los de origen eólico presentan un contenido moderado a alto de materia orgánica, en general con escasas limitaciones para el cultivo de la caña de azúcar.
Desde el punto de vista de la fertilidad quí¬mica, se identifican en la región algunos suelos que ocupan escasa extensión, de textura areno¬sa, ácidos, con bajos contenidos de bases inter¬cambiables, en los que se han encontrado res¬puestas a la fertilización potásica en caña de azúcar.
Debido a su escasa capacidad de almacena¬je de agua, los suelos excesivamente drenados de texturas gruesas y/o con presencia de gravas en el perfil, pueden generar condiciones de sequía estacional en el cultivo.
Limitaciones y manejo
Las principales limitaciones en la región del pedemonte son, en la mayor parte de los casos, más topográficas que edáficas.
La mayor parte de la región presenta un relieve de normal a excesivo con escurrimiento superficial rápido. Las pendientes son varia¬bles, pero en general la caña de azúcar se culti¬va principalmente en áreas entre 1 y 3% de pendiente, aunque en algunos casos pueden alcan¬zar del 3 al 5%.
Teniendo en cuenta que el régimen de preci¬pitaciones está en el orden de los 1200 mm anuales, fuertemente concentrados en el perío¬do estival, el riesgo de erosión hídrica es de moderado a severo, ocasionando en algunos casos la decapitación del horizonte superficial y la exposición en superficie de capas arcillosas, de baja permeabilidad y menor contenido de materia orgánica.
El manejo del suelo debe hacerse tomando en consideración las limitaciones expuestas anteriormente.
Para el control de la erosión hídrica a nivel de predio deben aplicarse tecnologías que tien¬dan a controlar la velocidad del escurrimiento superficial. En el caso de la caña de azúcar, deben evitarse remociones intensas del suelo en la renovación del cañaveral, si es posible, haciendo descepado químico. Además la prepa¬ración del terreno y la plantación debe realizarse en curvas de nivel.

También es importante el ordenamiento de caminos y canales colectores de desag�es plu¬viales. Otro aspecto a considerar es el momento de la preparación del terreno para la planta¬ción. La realización temprana de las labores de preparación de suelos y plantación evitan que el suelo esté desnudo al inicio del período de lluvias, disminuyendo el riesgo de erosión. Las gotas de lluvia al impactar sobre el suelo desnu¬do producen la ruptura de los agregados y favo¬recen la formación de costras superficiales. También es importante el manejo de la cobertu¬ra con maloja después de la cosecha, ya que protege al suelo del impacto de las gotas de llu¬via, mejora la infiltración, reduce el escurri- miento superficial y favorece el control de la erosión hídrica. Por lo tanto, los suelos que se manejan manteniendo la cobertura de residuos sobre la superficie después de la cosecha, resul¬tan menos propensos a la degradación o erosión por efecto de las lluvias.
Además la cosecha en verde sin quema pos¬terior , contribuye a incrementar lentamente el contenido de materia orgánica y la estabilidad estructural del suelo.
Esta práctica debe hacerse aún cuando el terreno haya sido sistematizado en curvas de nivel, ya que ambas son prácticas que se com¬plementan para el control de la erosión hídrica.
Otro aspecto a considerar es la posible pre¬sencia de capas compactadas subsuperficiales (pie de arado), que pueden ocasionar dificulta¬des para la exploración radicular y para el movimiento de agua y nutrientes (Figura 3). En estos casos, es imprescindible un diagnóstico de situación para cada lote en particular, a fin de constatar la necesidad o no de la labor, eva¬luando propiedades físicas del suelo tales como resistencia a la penetración, densidad aparente, porosidad e infiltración. Si el problema está pre¬sente, deberán utilizarse equipos descompacta- dores. Esta labor es recomendable que se reali¬ce al momento de la preparación del suelo para la plantación, dado que con el cañaveral ya implantado se corre riesgos de dañar la cepa, y además, la labor pierde eficiencia y no cumple plenamente el objetivo perseguido.
Las consideraciones hechas sobre la com- pactación del suelo son válidas para todas las regiones cañeras de Tucumán.
 



Fuente: Manual del cañero de la EEA OC







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