El rol del campo sobre el cambio climático

El sector agropecuario cumple un rol fundamental dentro del cambio climático. Es parte del problema pero también de la solución.


amanecer rural

El escenario climático se volvió durante los últimos años cada vez más complejo, con numerosas inestabilidades que generan un fuerte impacto sobre la producción.

Algunas cifras de los últimos meses son elocuentes de este fenomeno. A modo de ejemplo, a mediados de noviembre en solo 72 horas Santa Fe recibió todas las lluvias de la primavera. En tanto, fueron más de 100 mil las hectáreas de trigo que se perdieron por el granizo y se triplicaron las denuncias de siniestro  en las aseguradoras.

Ver también: Imágenes de una feroz granizada que afectó a muchos campos

El Dr. José Luis Aiello había alertado que las inestabilidades serían el punto crítico de la campaña: "La volatilidad atmosférica tiene su origen en el cambio climático", comentaba.

Al modificarse el balance radiativo con el calentamiento las circulaciones atmosféricas se vuelven instables: "Esto es lo que genera los fenómenos anómalos que venimos observando".

CAMBIO CLIMÁTICO Y AGRO
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunció, en su boletín especial sobre gases de efecto invernadero, que los niveles de concentración de ciertos gases responsables del desencadenamiento del cambio climático a largo plazo, alcanzaron "récords sin precedentes".

Federico Bert, Líder de la Unidad de Investigación y Desarrollo de CREA, destacó en diálogo con Agrofy News: "Ya no quedan dudas de que el clima está cambiando". Una de las principales muestras de esto es la frecuencia y la intensidad de los eventos extremos. Una situación que se combina con una mayor incertidumbre a la hora de pronosticar las condiciones del tiempo.

AMENAZA Y OPORTUNIDAD
De igual manera, lo que para muchos puede ser una amenaza también puede ser una oportunidad: "El efecto puede ser positivo o negativo según la zona. Que el clima cambie implica que tengamos mayor cantidad de agua en zonas márginales". La otra parte de la historia es la que juega en contra: "Si va a granizar más seguido es una amenaza”.

"Hay mucha evidencia científica que muestra que esto va a seguir pasando hasta tanto no se mitigue el cambio climático", explicó Bert y agregó que sobre los pronósticos a largo plazo hay un gran consenso de que las temperaturas van a seguir aumentando, pero también una gran incertidumbre sobre lo que puede ocurrir con las lluvias.

Esto coincide con las declaraciones del Secretario General de la OMM, Petteri Taalas: “La ciencia es clara: si no reducimos rápidamente las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero, el cambio climático tendrá efectos cada vez más destructivos e irreversibles en la vida en la Tierra. Nuestras oportunidades de actuación están a punto de agotarse".

En tanto, a escalas más chicas de tiempo, es decir a máximos de 3 meses, nunca los pronósticos anticipan los eventos extremos: "Hoy la ciencia no llega a tanto, desconfiaría de un pronóstico que anticipa lluvias récord para un año determinado", comentó Bert.

EL ROL DEL AGRO
Distintas actividades generan gases de efecto invernadero, entre las que se encuentra lla actividad agropecuaria.

Sobre el rol del campo en la emisión de gases de efecto invernadero Bert destacó: "La producción agropecuaria es parte del problema pero también de la solución".

En el último inventario presentado en 2017 de la Estación de Vigilancia Atmosférica Global Ushuaia, uno de los 9 puntos vigilancia con que cuenta la OMM en el mundo, se realizó un análisis de los gases emitidos y absorbidos de la atmósfera durante el período 2012-2014 en territorio argentino.

Metano
El metano, segundo gas de efecto invernadero de larga duración, proviene en un 60% de actividades humanas como la ganadería. Según la FAO, las cadenas ganaderas emiten alrededor del 14 % de los gases de efecto invernadero (GEI) que producidos durante la digestión y la descomposición del estiércol.

En este sentido Bert explicó que la clave está en aumentar la eficiencia de los rodeos: "Si sos dueño de 100 vacas y sacas 60 terneros por la baja eficiencia vas a haber emitido un montón de gases en relación a la poca cantidad de carne producida".

Actualmente un equipo de investigadores del INTA San Luis se encuentra estudiando cómo influye la alimentación de las vacas en la cantidad de metano que liberan al ambiente: "De acuerdo con los resultados preliminares, la cantidad de metano emitido varió de 7 a 25 %, según las proporciones de las raciones estudiadas”, señaló.

Dióxido de carbono
El dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero de larga duración en la atmósfera. Este gas tiene también la caracteristica de ser un insumo clave de la fotosintesis.

"Si tenes una planta haciendo fotosíntesis toma dióxido de carbono de la atmosfera, es decir saca gas de efecto invernadero y lo deja secuestrado en una planta, en biomasa", explicó Bert. En este sentido, la forma de mitigar este efecto desde la agricultura sería la siguiente: “Si diseñas esquemas de rotación de cultivos más intensos, con cultivos de cobertura que tienen verde el lote todo el año estás secuestrando carbono y sacando dióxido de carbono de la atmosfera". Este punto es el que vuelve al agro parte de la solución.

La Secretaría de Gobierno de Agroindustria participó del 3er Foro de socios y el 4to Consorcio de Miembros de la iniciativa internacional "4 por 1000" celebrada en Polonia. La propuesta consiste en apuntar a la captura de carbono en los suelos productivos agrícolas a fin de promover la seguridad alimentaria y el cuidado del medioambiente.

El nombre "4 por 1000" refiere específicamente a que un 0,4% de crecimiento anual en el stock de carbono en los suelos productivos podría detener el incremento de dióxido de carbono en la atmósfera.

"La agricultura mundial está frente a un nuevo desafío pero sobre todo ante una oportunidad que es, no solo alimentar al mundo, sino también contribuir a solucionar uno de los problemas más importantes que presenta la humanidad, que es el cambio climático", destacó el subsecretario de Agricultura, Luis Urriza.

Óxido nitroso
Las emisiones de óxido nitroso (N2O) a la atmósfera provienen de fuentes naturales (en torno al 60 %) y de fuentes antropógenas (un 40 %), incluidos los océanos, los suelos, la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales.

Sobre este punto Bert destacó la importancia de tener en cuenta las condiciones climáticas a la hora de fertilizar: "Cuando tiras fertilizantes y se volatiliza por las condiciones climáticas es óxido nitroso que queda en el aire. Si fertlizas con UREA y no hay humedad y se volatiliza se evapora y estas generando gases de efecto invernadero".

ESTUDIO DE LA FAUBA
“Evidentemente, el incremento de la cantidad dióxido de carbono que emitimos a la atmósfera y el consiguiente calentamiento global están impactando y modificando algunos otros patrones del clima", comentó Alejandro Maggi, docente e investigador de la cátedra de Manejo y Conservación de Suelos de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).

En relación con el cambio climático en nuestro país, el investigador de la FAUBA recordó que las primeras modificaciones sustanciales en el régimen de lluvias se registraron en la década de 1970, con el corrimiento de las isoyetas (líneas que unen puntos en el mapa con iguales precipitaciones en un mismo período) hacia el oeste de la Región Pampeana.

De acuerdo a una publicación de la revista Sobre la Tierra, este desplazamiento significó un aumento generalizado de las lluvias y permitió expandir la agricultura de secano (que no requiere riego) a las regiones semiáridas, que hasta entonces eran consideradas marginales.

Según Maggi, cultivar en muchos de estos ambientes tiene un alto riesgo porque “los suelos son más endebles (franco arenosos y franco limosos) y no tienen la estructura que poseen otros de la Pampa Ondulada, que contienen más arcilla y materia orgánica”.

Además de esta característica edáfica, el cambio climático también trajo aparejado una mayor frecuencia de fenómenos extremos como tormentas intensas, fuertes sequías (como la sufrida este año en la región pampeana) y golpes de calor, que también impactan sobre el ambiente y la producción.



Fuente: Nicolás Degano







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