Sombras y aguadas, piezas esenciales para el verano en el tambo

Con bajo costo por animal y rápida recuperación de la inversión económica se pueden evitar caídas productivas que no sólo se restringen a los días de calor.


amanecer rural

Días atrás mencionábamos la importancia de contemplar las variables del clima para que no se afecte la producción de leche en los tambos durante los días de altas temperaturas. Entregábamos las coordenadas para acceder a la información generada por el INTA Rafaela a través del Indice de Temperatura y Humedad.

Aunque los días con condiciones típicas de la última estación del año tardaron en afianzarse, la constante ya está instalada y las jornadas con más de 72 puntos según las mediciones que combinan ambas variables generarán pérdidas a partir del diez por ciento diario de la producción, llegando al 25 por ciento, e incluso al 40 en las jornadas más agobiantes.

Teniendo en cuenta la recuperación de una semana que le demanda semejante situación al animal, todo se traduce en dinero perdido para el tambo.

El calor natural del animal, sumado a la exposición directa al sol que llega a sumar unos 120 dias en esta situación de absoluto estrés calórico, provoca reacciones como una menor ingesta de alimento, mucha más de agua, el aumento de células somáticas en la leche, menor tasa de concepción, menor desarrollo pre parto de la ubre, mayor mortandad de terneros, demostrando que un mejor cuidado del animal puede mejorar no sólo la producción en la explotación, sino la salubridad general.

Si se tiene en cuenta que una vaca en nuestras cuencas puede producir hasta 30 litros por día en promedio, la pérdida en eficiencia productiva partirá de los tres litros diarios y esto impacta en lo que en las empresas es fundamental, la pérdida en eficiencia económica. Con un promedio de nueve pesos por litro, serán 27 pesos por animal diarios los que no ingresarán. Multiplicados por los 90 días del verano son casi 2.500 pesos, a los que se les pueden sumar varias jornadas más en la transición entre estaciones.

Es por eso que los especialistas hablan de pequeñas inversiones, que durarán varios años, para evitar pérdidas y que tienen un recupero inmediato.

Lo ideal sería exponer a ventilación y aspersión a las vacas antes del ordeño en el corral de ingreso al tambo que también debería contar con sombra. Pero esta es una inversión superior que con la consecuencia de tantos años críticos para muchos empresarios de la producción primaria es un gasto privativo. Es por eso que en Argentina se ronda el 20 por ciento de establecimientos con este tipo de instalación.

Siempre son los establecimientos lecheros más chicos los que menos posibilidades de acceso a este tipo de instalaciones tienen.

Más allá del ingreso a la sala de ordeño, en los lotes de pastoreo debe haber sombra. El desmonte, el recuerdo de los paraísos en los caminos de campo deben ser enmendados con sombras fijas o portátiles, pero que tienen un valor acomodado a las posibilidades de los productores. Con unos 250 pesos por metro, la media sombra que resguarda hasta el 90 por ciento del sol es la manera más sencilla de tapar la radiación directa, generalmente montado en estructuras de caño o sobre postes.

Con la necesidad de contar al menos con dos metros cuadrados por animal, también se consiguen estructuras listas para sombra  estimadas para 20 animales a un costo actualizado de 25 mil pesos, que da un total de 1.250 por vaca. De todas maneras la sombra se puede generar con chapa, caña o del modo que el productor lo encuentre económicamente más accesible, teniendo en cuenta una orientación de norte a sur, con una pendiente de unos 15 grados y con tres a cuatro metros de alto, para una mejor circulación de aire.

A esto deben agregarse, al menos alguna aguada en los lotes, para que el animal no deba trasladarse tanto para poder hidratarse. Los contenedores de unos 900 a mil litros que pueden abastecer la demanda de diez animales, si no se recargan en todo el día, tienen un costo aproximado en diez mil pesos para los de plástico y existen premoldeados a partir de los 2.200 pesos, aunque sean más prácticos para el alimento.

El buen manejo del tambo tiene relación no sólo con estas instalaciones sino con los horarios que se elijen para el pastoreo, que deben estar más adecuados al amanecer y atardecer.

Por momentos los precios que no llegan a cubrir los costos, las situaciones estáticas en la crisis y la falta de respuesta generan en los tamberos como empresarios sensaciones de quietud, sin embargo reaccionar con bajas inversiones puede redundar en una mejora en los rodeos que pueda atenuar mayores pérdidas. Las sombras y las aguadas hay que instalarlas, aunque en un primer momento no alcancen para todos los animales, pero seguramente la respuesta positiva en cuanto a productividad se podrá apreciar de inmediato y quizá la recuperación empiece a llegar en la próxima liquidación.

El bienestar animal es fundamental, que los productores lo entiendan y decidan en consecuencia es esencial para la continuidad del tambo.



Fuente: Elida Thiery







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