La semilla de algodón podría alimentar a las personas y paliar el hambre

Acontecimiento científico en Estados Unidos observado por una delegación chaqueña integrada por profesionales del sector.


amanecer rural
El doctor KeertiRathore y su equipo de científicos junto a la delegación chaqueña en la Universidad de Texas donde explicaron la obtención del algodón sin gosipol.


La ciencia avanza años tras año y se anunció a fines del 2017 que las semillas de un algodón genéticamente modificado podrían servir para la alimentación de las personas. Sin duda, una gran noticia y avance porque se constituye en una nueva fuente de alimentos, donde la Argentina puede contribuir con un incremento de la producción.
Este anuncio se produjo en la Universidad de Texas, Estados Unidos, y lo interesante es que una delegación de chaqueños, integrada por el director de la Escuela de Jardinería Nº 13, ingeniero agrónomo José Alberto Ruchesi y los ingenieros Gonzalo German Ariel, Claudio Robredo y Marcelo Falco estuvieron en ese lugar capacitándose en el ajuste de protocolos técnicos de transformación y tuvieron la oportunidad de observar este acontecimiento científico.
Es así que con la ayuda financiera de un grupo de la industria del algodón de Estados Unidos y la universidad de Texas, científicos dirigidos por el especialista en biotecnología de plantas, el hindú doctor KeertiRathore, obtuvieron usando una técnica llamada ARNi, o interferencia de ARN, para “silenciar” un gen, que produce el gosipol en la semilla de algodón. El equipo dejó el gosipol en niveles naturales en el resto de la planta porque la protege contra insectos y enfermedades.

El potencial del algodón
El algodón se cultiva en todo el mundo y encabeza los cultivos de fibra. Se usa, hasta el momento, solo para fabricar telas y la semilla para la alimentación de ganado bovino y ovino. La producción mundial actual es de 25,5 millones de toneladas de granos de algodón, y se cultiva en 34,8 millones de hectáreas. Estados Unidos, China e India son los principales productores de algodón y representan casi el 60% de la producción mundial.
Pakistán es otro país importante mientras que Australia y Egipto producen el algodón de mayor calidad. Se cultiva en más de 100 países y representa el 40% del mercado mundial de fibra. También lo implanta la Argentina donde en una oportunidad llegó a sembrarse más de 1.200.000.hectáreas y si bien ahora descendimos en superficie a aproximadamente las 300.000 hectáreas anuales, tenemos mucho potencial para recuperar el terreno perdido.

Rathore, mano a mano con los chaqueños
El doctor Keerti Rathore tuvo un mano a mano con los chaqueños en la Universidad de Texas donde desarrolla su labor. Los presentes, observaron su entusiasmo que es inmenso porque lo alcanzado llevó 23 años de trabajo.
La delegación, que tuvo el apoyo de la provincia del Chaco a través del Consejo Federal de Inversiones (CFI), se interesó sobre este avance y otros aspectos que se desarrollan en la Universidad de Texas respecto de variedades del textil ya que en ese instituto educativo, uno de los más grandes del mundo, se producen alrededor de 20 variedades anualmente.
En este encuentro se explicó que con la ayuda financiera de un grupo de la industria del algodón de Estados Unidos, los científicos dirigidos Rathore usaron una técnica llamada ARNi, o interferencia de ARN, para “silenciar” un gen, prácticamente eliminando el gosipol de la semilla de algodón. El equipo dejó el gosipol en niveles naturales en el resto de la planta porque la protege contra insectos y enfermedades.
“La simiente de algodón sin gosipol tiene un gusto parecido al garbanzo”, expresó el científico y agregó que “luego de extraer el aceite que se puede usar para cocinar, la comida alta en proteínas restante de la nueva planta puede tener muchos usos”.
“Se puede hacer harina para panes, tortillas y otros productos horneados y barras de proteína, y los granos enteros de semillas de algodón, tostados y salados, se pueden consumir como un bocadillo o para crear una pasta de maní”, explicó.
A Rathore le preocupa el hambre en el mundo y este acontecimiento podría brindar las proteínas que hoy necesitan muchos pueblos, en especial los que cultivan algodón. “Se podrían cumplir los requerimientos diarios de proteínas de alrededor de 500 millones de personas si se usara para la nutrición”, se entusiasma.

Redujeron la toxina del gosipol
El grupo de investigación dirigido por Rathore en el Instituto para Genómicas de Planta y Biotecnología en la Universidad de Texas A&M y los químicos del ARS Robert D. Stipanovic y Lorraine S. Puckhaber en CollegeStation, Texas, descubrieron una manera para reducir genéticamente la cantidad de la toxina natural gosipol en la semilla de algodón.
Stipanovic y Puckhaber trabajan en la Unidad de Investigación de Patología de Algodón, mantenida por ARS en el Centro de Investigación Agrícola de Llanuras Sureñas en CollegeStation.
De acuerdo al informe científico, el grupo de investigación mostró que es posible juntar lo que se conoce como la tecnología de interferencia de ARN (o RNAi en inglés), con un promotor de gene de semilla especifica. En esta manera, se puede reducir significativamente los niveles de gosipol en la semilla de algodón sin reducir los niveles de gosipol y compuestos relacionados en el follaje. La presencia de estos compuestos en el follaje ayuda a proteger la planta contra un ataque de hongos y de insectos.
La investigación fue publicada en una edición reciente de Proceedings of the NationalAcademy of Sciences (Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias).
El Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del Departamento de Agricultura estadounidense levantó la prohibición al cultivo modificado, desarrollado por científicos de la Universidad de Texas. Ahora, después de un período de prueba, sólo falta la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para que se produzca en forma comercial las nuevas simientes.
 



Fuente: Norte Rural







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