PROYECCIONES ECONÓMICAS: LO QUE VIENE EN EL 2019

Fue difícil hacer proyecciones a fines del 2017, y para este año la situación no parece mucho mejor en cuanto a plantear lo que puede suceder en el 2019 en materia económica en nuestro país.


amanecer rural

Finalizamos el año 2018 con cierta calma en algunas variables, pero con muchas incertidumbres que se plasmaron en un alto índice del riego país, poniendo de manifiesto las dudas que todavía perduran sobre la evolución de la economía argentina en los próximos años. En ese marco, mostraremos lo que pronosticaban en diciembre de 2018 a través de REM (relevamiento de expectativas de mercado) los analistas económicos más importantes y luego expresaremos nuestro comentario.

Dólar a diciembre 2019: $ 48,3

Los analistas esperan una devaluación de alrededor de un 25% en el año, más allá de algunos altibajos que pudieran existir en función de las expectativas electorales, un año con elecciones siempre “tienta” al gobierno de turno a generar un retraso cambiario. Por eso se prevé, si no aparece un “cisne negro”, una devaluación menor a la tasa de inflación en pesos.

Inflación: 28,7 %

Un índice del 73% de precios mayoristas en el 2018, más los ajustes de tarifas anunciados a fines de año, garantizan una inflación alta para este período. Dependerá mucho también de la evolución del dólar en 2019.

Tasa de interés: 38 %

Aunque se espera que la inflación baje y que el dólar no se devalúe más que los precios internos, la expectativa es que la tasa de interés sea positiva en términos reales este año.

Nivel de actividad: -1,2 %

Según el REM, tendremos una economía con una caída del producto del 1,2% en el año resultado neto del arrastre negativo del 2018 y una recuperación en el segundo semestre del 2019. El más optimista de los analistas plantea un crecimiento nulo para el 2019.

El 2019 es un año electoral y por lo tanto no estarán dadas las condiciones para discutir reformas de fondo en materia económica, sin las cuales no hay futuro posible en el mediano plazo. Comenzamos el año en recesión y con poco margen de maniobra del Gobierno para incentivar el consumo y la inversión, será un año de transición en la espera de lo que definan las urnas.
Algunos números macro están mejorando por efecto de la devaluación (balance comercial, cuenta corriente) pero a nivel micro la situación luce preocupante, en especial para las pymes que requieren financiamiento.
Una mejor cosecha, mayores exportaciones por incentivo de la devaluación y una mejora en la actividad de Brasil, pueden ser factores que ayuden a mejorar la economía interna. El sobrecumplimiento de las metas fiscales también mejorarán las expectativas.
Los salarios comenzarán a recuperar algo del poder adquisitivo perdido en el 2018 a partir del segundo trimestre del 2019, al igual que las jubilaciones por efecto de la forma de calcular las actualizaciones de los beneficios mensuales. La suma de estos factores traccionarán a favor iniciando una leve recuperación del consumo, en el contexto de escaso crédito y una gran desconfianza de los distintos actores económicos.
En término de inversiones se espera poco por las restricciones en la obra pública, la falta de crédito y una altísima presión impositiva. Excepto sectores muy puntuales (energía, minería) la inversión demorará en llegar.
El sector de la construcción sólo se podrá recuperar si se reactivan los créditos hipotecarios y los ahorristas en dólares se deciden a transformar su ganancia del 2018 en ladrillos. Habrá que ver también si el sector agropecuario decide invertir algo de lo generado por su cosecha este año.
El desempleo posiblemente aumente si no mejora el nivel de actividad. Muchas empresas hicieron el aguante en el 2018 y el empleo se mantuvo bastante estable a pesar de la crisis, pero esta situación tiene un límite.
A nivel internacional, iniciamos el año con un mejor clima externo por la decisión de la Reserva Federal de calentar la suba de la tasa de interés y un posible encauzamiento de la disputa comercial entre China y EEUU. Pero la clave está en la política y lo que vayan diciendo las encuestas sobre quien tiene mayores posibilidades de ganar la presidencia. Este será el factor central que hará variar el humor de los inversores e impactar en el riesgo país, en la demanda de dólares y en la economía en general.
A nivel regional, más allá que estamos dentro del contexto económico nacional, se espera una mejora superior a otras regiones del país en función del impacto que el sector agropecuario puede producir en nuestra zona si la cosecha tiene buenos rindes.
En síntesis, una economía de fría a tibia en términos de actividad y con pocas expectativas de grandes signos de reactivación relevantes. La prioridad para el gobierno será cerrar los números fiscales y cumplir con el FMI, tratando que ninguna mala noticia provoque algún sofocón que tendría efectos devastadores para las pretensiones del oficialismo en la elección presidencial. Si las variables evolucionan dentro de lo que el gobierno pretende, posiblemente transitaremos una economía, en el mejor de los casos, en “mediocridad asistida” según sostiene el economista Germán Fermo.
 



Fuente: Clave Digital







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