Una suba de tasa reforzó aún más la resistencia a vender soja

En el último tercio de la cosecha, y un volumen ya recolectado equivalente a 40 millones de toneladas, llama la atención que la oferta de soja disponible no aparezca.


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Una suba de tasa reforzó aún más la resistencia a vender soja


Entre las compras a precio y las fijaciones ya efectuadas, los productores han vendido hasta el momento sólo ocho millones de toneladas de soja. Esta cifra equivale al 14 por ciento del volumen total de producción estimado en 56 millones de toneladas.
A comienzos de abril, la fila de ocho kilómetros de cola con camiones esperando para ingresar a los puertos del Gran Rosario no era con soja. En un 90 por ciento eran camiones con maíz que debían cumplir con la venta anticipada forward o futura y con plan de embarques de los exportadores que fue lo que traccionó la cesión de cupos para poder embarcar los vapores.
Veamos la realidad de hoy. En estos momentos, la cantidad de camiones a la descarga en los puertos rosarinos llega a un total de 5.033 camiones. Y lo más interesante para destacar es que , en plena cosecha de soja, es el maíz el producto que mayor cantidad de camiones esperan para descargar en los puertos.
De acuerdo con el informe privado, el jueves pasado había 2.550 camiones con maíz y 2.125 camiones con soja para ser descargados. Ese es el fiel reflejo de la actitud que tiene hoy el productor y lo demuestra con el escaso volumen de soja que ofrece diariamente en el mercado disponible.
Los camiones de soja a la descarga equivalen a 63.000 toneladas, con un valor de 19 millones de dólares; si hacemos el cálculo semanal estamos hablando de algo más de 300 mil toneladas y unos 100 millones de dólares. No hay dudas de que hoy la oferta de soja disponible no concuerda con el porcentaje cosechado; el productor vende lo mínimo y necesario para cubrir compromisos a cosecha y está reteniendo el máximo volumen histórico.

Panorama
En un año normal, el productor debería estar vendiendo un mínimo de un millón de toneladas semanales.
A esta altura quedó claro y demostrado que el productor decidió vender y hacer caja con el trigo y el maíz. Y que retiene la soja lo máximo posible como reserva de valor.
El productor no vende soja por la sencilla razón que si la comercializara estaría tomando la perdida por hectárea en el instante mismo de la venta. Y en este razonamiento hay que analizar muy bien la influencia que tiene la soja extra-pampeana en el comportamiento de venta de los productores.
Toda soja localizada a una distancia mayor a los 500 kilómetros de los puertos, y con rindes por hectárea que no llegan al 50 por ciento de las mejores zonas de la Pampa Húmeda, si se vende en el actual nivel de precios implica para el productor asumir la perdida.
A toda esta incertidumbre económica, financiera y productiva hay que agregarle la frutilla del postre: el aumento de la tasa de estadística al 2,5 por ciento para las importaciones. Un combo que conforma un nuevo espiral bajista que puede generar una mayor retención por parte de los productores.
La medida implementada por el Gobierno, sólo en el caso de la soja importada proveniente de Brasil y Paraguay, tiene un beneficio para los ingresos del estado de 28 millones de dólares. Mientras que el perjuicio económico se puede multiplicar por varias veces, debido al menor precio por la harina de soja que recibirán las fabricas procesadoras y en definitiva los productores.
Todos estos factores externos al negocio no hacen más que generar más incertidumbres entre los productores. Además de provocar la reacción no deseada por el Gobierno: una mayor retención a la venta y, en consecuencia, un menor ingreso de divisas.



Fuente: Agrovoz







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