ALIMENTANDO A LA VACA DE CRIA

En sistemas donde la principal oferta forrajera es en base a pastizales, la energía, proteína y minerales que consumen los animales en función de sus requerimientos a lo largo del año no son estables y presentan marcadas deficiencias que imponen un techo a las posibilidades de producción si no se interviene de alguna manera.


amanecer rural

LA VACA DE CRÍA EN LOS SISTEMAS PASTORILES DEL NEA
La principal actividad ganadera en el NEA es la cría vacuna, la cual se lleva a cabo en sistemas extensivos pastoreando, principalmente, pastizales naturales. Los índices productivos expresados como porcentaje de preñez y destete no son lo suficientemente buenos. Al evaluar las causas, la extensión del intervalo entre el parto y el celo (conocido como anestro posparto) es el principal responsable de esta realidad. Entre los factores que más influyen en la duración del anestro, la condición corporal de los animales al inicio del servicio es un condicionante del éxito reproductivo. La condición corporal depende del manejo perse y nutricional de los vientres.

¿QUÉ NUTRIENTES APORTAN LOS PASTIZALES DE LA REGIÓN?
La producción de forraje en el noreste Argentino es estacional, en cantidad y calidad, con un gran crecimiento en la época primavera-otoñal (dependiendo de la zona). Cuando los servicios se concentran en la primavera, las vacas enfrentan un gran desafío en el invierno. La baja tasa de crecimiento del pasto así como los pobres niveles de proteína bruta de este (5-6%) afectan directamente el consumo, por lo que los vientres pierden peso en este momento del año. Además, nuestra región presenta (dependiendo de la región evaluada) carencias minerales que pueden ser muy graves. La deficiencia de estos minerales afecta el sistema reproductivo de la vaca de cría. Deficiencias dietarias de fósforo, selenio, cobre, manganeso, cobalto, como también el exceso de molibdeno han sido descriptos como causantes de infertilidad. El mecanismo por el que afectan la reproducción puede explicarse por tres formas:
•Disminución de la actividad de las bacterias del rumen, con la consecuente disminución de la digestibilidad del alimento.
•Alteración de la acción enzimática que involucra el metabolismo energético-proteico de la síntesis de hormonas.
•Fallas en la capacidad de mantener la integridad celular del sistema reproductivo.

REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES DE LA VACA DE CRÍA.
Como es denominado corrientemente la reproducción es una actividad de lujo, por lo que las hembras priorizan su propia preservación o la producción de leche antes que la reproducción. Como resultado, la incorrecta provisión de energía, proteína y minerales impactan directamente sobre la reanudación de la actividad ovárica.

ENERGÍA Y PROTEÍNA Y SU RELACIÓN CON LA CONDICIÓN CORPORAL
La energía ejerce un importante control que permite o bloquea la liberación de las hormonas relacionadas con la reanudación del estro. La reducción del consumo de energía en el último tercio de la gestación incrementa la duración del anestro posparto.
Si bien la proteína es muy importante en la reproducción, los niveles presentes en los pastizales son suficientes para cubrir los requerimientos de vacas multíparas. Esto es cierto, excepto en el invierno. Los bajos porcentajes de proteína del pastizal conjugado a su baja digestibilidad inducen a que la tasa de pasaje sea muy baja, provocando una disminución del consumo y produciendo pérdida de peso. Este hecho influye sobre el metabolismo energético, y si no realizamos algún tipo de manejo la eficiencia reproductiva de estos animales será muy baja.
Con esto queda claro que la energía y proteína son extremadamente importantes para una correcta nutrición. Sin embargo, en función de costos y practicidad no es frecuente observar que se suplemente con proteína o energía durante el invierno a vacas adultas. Esto se debe a que existe una herramienta que nos permite almacenar energía sobre el mismo animal aprovechando los momentos del año en que el forraje provee cantidad y calidad de nutrientes (PB y Energía): El manejo de la condición corporal a lo largo del ciclo productivo.
En los sistemas de cría con servicio estacionado de primavera, el vientre ingresa al invierno con una preñez avanzada sobre pastizales de baja calidad. La oferta de energía en este momento es limitante pero se puede subsanar en gran medida con el manejo estratégico de la condición corporal. Esto se logra realizando el destete iniciando el otoño (momento de crecimiento forrajero), para dar oportunidad a la vaca para que mejore su condición (reservas corporales) desde este momento y hasta la llegada del invierno. Así, con este plus de reservas, se puede perder condición de manera controlada en el invierno y llegar a la primavera con un estado corporal que no perjudique la preñez.
Lo dicho anteriormente no es nuevo, y es una tecnología difundida por la EEA Mercedes desde hace varios años para el centro sur de Corrientes. La base teórica de este comportamiento se explica debido a que el músculo y grasa son reservas de energía que modulan el anestro posparto. Es aceptado que la condición corporal al parto e inicio del servicio tienen fuerte influencia en la eficiencia reproductiva. Con este manejo aprovechamos calidad (PB, Energía) y cantidad del pastizal para transferir energía desde la época de crecimiento (otoño) al invierno.
Cuando deseamos mantener altos porcentajes de preñez y destete, el manejo de la condición corporal y la utilización de herramientas de la lactancia (como el destete precoz) se vuelven imprescindibles para cambiar el flujo de energía. Así, dejamos disponible la energía que iba a producción de leche para la reanudación del ciclo estral.

LOS MINERALES: FACTOR LIMITANTE. EL FÓSFORO Y EL SODIO
Como ya fue descripto, los minerales pueden ser una limitante en la producción animal.
 ¿Qué elemento puede estar condicionando la respuesta reproductiva? Dependerá de las particularidades de los suelos de cada zona. Deficiencias primarias o secundarias han sido descriptas en varios lugares dentro del NEA. Sin embargo y por una cuestión de espacio en esta publicación serán tratados dos: El fósforo (P) y el Sodio (Na)
El fósforo se encuentra involucrado en una gran cantidad de procesos fisiológicos; probablemente más que cualquier otro mineral, incluyendo los reproductivos.
En las condiciones en que se desarrolla la cría en la mesopotamia argentina (con una gran deficiencia P en los suelos), el pastizal natural o las pasturas no contienen suficiente P para cubrir los requerimientos de los animales en pastoreo. Esto es particularmente marcado en los vientres de cría en el pico de lactancia, donde además de amamantar deben preñarse en un periodo acotado de tiempo.
El P presente en el campo natural es deficitario, y si bien varía estacionalmente el invierno muestra los valores más bajos (0.07-0.08 g P/100g MS) debido a que este mineral registra los mayores valores en tejido vegetal en activo crecimiento (primavera-verano: 0.15g P/100g MS).
Ante esta situación, la cantidad de P que consumen los animales compromete no solo la eficiencia reproductiva sino que también los expone a una enfermedad carencial denominada afosforosis y que es conocida en el centro sur de Corrientes como “Chichaca”. Esta carencia produce modificaciones en el comportamiento ingestivo de los animales, que en busca del mineral faltante ingieren huesos presentes en el campo. Esta aberración en el apetito (pica) puede desembocar en la ingestión de Clostridium botulinum, provocando que los animales padezcan de botulismo (mal del Agupey). Además, la carencia prolongada produce: disminución del apetito, bajos porcentajes de preñez, las vacas con cría al pié no vuelven a preñarse, los porcentajes de preñez y destete son bajos, pérdida de peso y condición corporal durante la lactancia.
El Sodio (Na) cumple una variedad de funciones en los tejidos, entre ellas: mantener la presión osmótica, regular el equilibrio ácido base y controlar el metabolismo del agua en los tejidos. Este es otro elemento que limita a la producción animal, presentando el NEA importantes deficiencias. En los muestreos realizados en el noreste Argentino, el Ing. Mufarrege describió que el 69% de los pastizales evaluados era deficiente en Na; acentuándose este hecho en la provincia  de Corrientes donde se halló que este valor aumentaba hasta el 85%. La carencia prolongada produce pérdida de apetito, rápida disminución de peso y producción de leche. La deficiencia de Na produce alteraciones del apetito y, a diferencia del P, los animales consumen cualquier material que pueda proveer el mineral: tierra, madera y huesos.
Como medida para subsanar este problema, en aquellas zonas donde existe una marcada deficiencia de P y Na se recomienda desde hace muchos años la suplementación con estos minerales. Este aporte adicional puede lograrse por diferentes vías como la suplementación con mezclas minerales comerciales que contienen P y Cl Na. Uno de los impactos que se observa con esta práctica es la importante mejora en la fertilidad de las vacas.

¿EL PASTO ALCANZA SIEMPRE? SUPLEMENTACIÓN CON ENERGÍA Y PROTEÍNA
Como fue mencionado, si manejamos la condición corporal podemos lograr una pérdida de condición corporal controlada en el invierno y tener un estado adecuado al inicio del servicio, lo que nos asegura buenos índices de preñez. Pero muchas veces este manejo no es posible y nos encontramos con vacas con una condición en el preparto inferior a la necesaria para llegar al momento del inicio del servicio en óptimo estado. En esta situación y con la llegada del invierno tendremos como resultado vacas en pobre condición corporal al momento del inicio del servicio y un anestro posparto prolongado y bajos índices de preñez. Esto puede revertirse si aplicamos algún tipo de manejo de lactancia que cambie el plano energético de ese vientre. Sin embargo un estudio nos demuestra cómo a través del aporte extra de proteína podemos influir la condición corporal de los vientres al momento de iniciarse el servicio. Especialistas realizaron un ensayo con la finalidad de evaluar la suplementación proteica y energético-proteica para mejorar el plano nutricional de vacas con baja condición corporal antes del parto, sin incurrir en un destete precoz como una forma de incrementar la eficiencia reproductiva. Diferencias en la evolución de la condición corporal entre las suplementadas y las testigos fueron muy evidentes.
Los dos suplementos atenuaron la pérdida de condición corporal en el invierno. Como resultado de la mejora nutricional, los animales suplementados presentaron mejores porcentajes de preñez (86 y 89%) vs. 74% de las testigo.
Entre los tratamientos suplementados no hubo diferencias, y esto demuestra que la principal limitante en el invierno es la calidad de los pastizales que en ese momento son pobres en PB, con alto contenido de fibra y baja digestibilidad.

EL FÓSFORO
El grupo de producción animal de la EEA Mercedes llevó adelante un experimento para evaluar el impacto del  incremento del P en la mezcla mineral del 6 al 9%, sobre los vientres y sus terneros. Esta inquietud se generó a partir del conocimiento de los altos requerimientos de la vaca de cría en el momento en que se encuentra en el pico de lactancia y que no son cubiertos con lo que obtiene del campo natural + suplemento mineral tradicional con 6% de P. Esto es extremadamente importante ya que los máximos requerimientos coinciden prácticamente con el servicio de primavera.
La experiencia se basó en la comparación de dos niveles de suplementación con P en vacas multíparas en pastoreo sobre campo natural. Se utilizaron dos mezclas minerales comerciales con dos niveles de P  (6 vs 9%). El ensayo se inició el 4 de junio y la entrega de mezcla mineral se prolongó hasta el destete. Como resultado, se obtuvo que aquellas que recibieron el suplemento con mayor contenido de P mantuvieron peso durante el servicio y presentaron una condición corporal mayor durante casi todo el ensayo.
El servicio se inició el primer día de octubre y a fines del mismo mes se realizó el primer tacto de anestro colocándose lata a los terneros nacidos en julio y agosto de aquellas vacas que no ciclaban.  A mediados de noviembre se tactó a las madres de los terneros nacidos en septiembre y aquellas que se encontraban en anestro fueron destetadas precozmente. Las vacas que consumieron la mezcla al 9% de P necesitaron la mitad de tratamientos de la lactancia para lograr reiniciar la actividad ovárica.
Las vacas del tratamiento del 9% ciclaron en su totalidad en comparación a las del 6 % que alcanzaron el 88%. Esto se tradujo en un mayor porcentaje de preñez para el 9% (97%) vs 88.9% del grupo del 6% de P.
El nivel de P en sangre muestra claramente el estado nutricional de los vientres con respecto a este mineral. Los animales que consumieron el 6% de P mostraron una caída importante en la fosfatemia, mientras que el grupo 9% continúan con sus necesidades cubiertas en el pico de lactancia (máximo requerimiento).
                    
CONSIDERACIONES
•Conocer qué aportan nuestros pastizales a lo largo del año y conocer los requerimientos de nuestras vacas  nos permite adoptar tecnologías de procesos y/o insumos para lograr el máximo beneficio.
•El reinicio de la actividad ovárica requiere de energía. Esta debe ser provista mediante un adecuado manejo de la condición corporal o mediante la suplementación proteica en el invierno para el mismo fin.
•En aquellas zonas con deficiencias minerales graves, esta debe corregirse en primer lugar. Esto se debe a que suelen ser las limitantes primarias.

 

 



Fuente: Carlos Maglietti. Sebastián López Valiente (Grupo de Producción Animal. EEA INTA Mercedes-Corrientes). Carlos Robson (Actividad Privada)







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