El potencial de la soja en la era de la genómica: editar el ADN para satisfacer demandas

Feng Zhang es uno de los máximos referentes a nivel mundial en materia de edición génica. Su currículum no deja lugar a dudas. Profesor adjunto del departamento de biología vegetal y microbiana de la Universidad de Minesota, sus investigaciones se centran en el mejoramiento de los cultivos mediante el uso de tecnologías de edición genómica


amanecer rural
El potencial de la soja en la era de la genómica: editar el ADN para satisfacer demandas


Es co-fundador de Cadix y, la primer compañía en edición genómica de cultivos que cotizó en la bolsa y prestó servicios como director de operaciones para el desarrollo de nuevas variedades con aporte a la salud vegetal. Es co-inventor de una gran cantidad de tecnologías de edición genómicas. Entre ellas se destaca Talent, que fue seleccionada por la revista Science entre las 10 innovaciones del año en 2012. En la VII edición de Mercosoja 2019 que se lleva a cabo en la Bolsa de Comercio de Rosario, Zhang compartió con los asistentes los conceptos básicos de esta tecnología relativamente nueva que, a diferencia de los eventos transgénicos, producen mejoras específicas en los vegetales editando su ADN, sin apelar a la introducción de genes foráneos.

 

Zhang recordó que hace más de tres décadas que se vienen mejorando cultivos mediante las tecnologías transgénicas, y que la irrupción de la edición génica en los últimos 10 años produjo una verdadera revolución en el ámbito científico y promete grandes beneficios para la comercialización y los hábitos de consumo. La clave, según explicó, está en la ventaja que la edición génica supone frente a los transgénicos, ya que, además de ser más precisa y eficiente en sus objetivos, simplifica los procesos y reduce notablemente los tiempos de desarrollo. Por medio de esta tecnología se logran modificar genomas y crear especies nuevas con características específicas, orientadas a las demandas del mercado, del ámbitode la salud y adaptarlos alas pautas que los Estados fijan por medio de sus organismos de regulación sobre eventos tecnológicos.

“Hoy atravesamos un momento de proliferación de herramientas tecnológicas y de conocimiento para entender la secuencia genética, hay mucha investigación orientada a eso, con lo cual cada vez resulta más fácil identificar la síntesis y comenzar a editar algo específico. Esta evolución, esta simplificación de los procesos, nos permite crear una proteína nueva en apenas dos días”, sostuvo. Además de estos avances en los propios cultivos, Zhang valoró el hecho de que cada uno de estos eventos “hagan un aporte para la creación de una biblioteca de creaciones”.

“El uso de tecnologías de edición génica va a una velocidad cada vez más rápida”, resumió, y puso de relieve los avances que deben darse a nivel regulatorio. Según mencionó, para crear un transgénico se invierten 136 millones de dólares en unos 10 años, y un cuarto de ese monto se destina a la aprobación. Así, la aceleración de los plazos que permite la edición génica achica los tiempos para comercializar los productos, lo que redunda en una reducción de costos.

Muchas de las modificaciones conseguidas por medio de la edición génica reportan beneficios para los productores, ya que permiten a los cultivos desarrollar resistencias a fenómenos como la sequía o enfermedades. Pero sin dudas, el mayor esfuerzo está puesto en satisfacer las exigencias de mejoras en los estándares de calidad que imponen los organismos y que, a su vez, demandan los consumidores (más fibras y menos grasas trans, más proteínas).

Algunos de los desarrollos de la firma Calix que tienen como co-responsable a Zhang fueron en la soja, logrando avences a nivel génico de la oleaginosa para obtener un aceite de calidad. Mediante un ajuste en su composición ácida sin crear grasas trans se consiguió prolongar la vida útil del producto final, algo que es muy requerido por la industria gastronómica y que constituye una de las demandas del ente regulador FDA en Estados Unidos. “En 2014 pasamos de un 23 a un 85 por ciento de ácido oleico en nuestro aceite de soja, lo que lo equipara con el de girasol de máxima calidad. En este punto conseguimos una notable ventaja porque es muy beneficioso para prevenir enfermedades cardíacas”, precisó. Por último, Zhang destacó que un gran aporte para que en Argentina y otros países del mundo donde la edición génica tiene un potencial de desarrollo no se encuentre con trabas legales es necesaria la divulgación. En resumen, dijo que hay que saber comunicar los beneficios de la edición génica y sacarlo del ámbito de sospechas de ilegalidad al que se suelen asociar los eventos biotecnológicos.



Fuente: Prensa Mercosoja







Notas Relacionadas