Mercosoja 2019: Microorganismos al servicio de la fijación de nitrógeno y la mejora proteica de la soja

En el marco de Mercosoja 2019 el ingeniero agrónomo y director de Indrasa Biotecnología, Gustavo González Antra, aportó una perspectiva biológica en el panel destinado a plantear las estrategias de manejo para la nutrición de la soja.


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Mercosoja 2019: Microorganismos al servicio de la fijación de nitrógeno y la mejora proteica de la soja


En el marco de Mercosoja 2019 el ingeniero agrónomo y director de Indrasa Biotecnología, Gustavo González Antra, aportó una perspectiva biológica en el panel destinado a plantear las estrategias de manejo para la nutrición de la soja. Lo hizo al compartir su experiencia en el trabajo experimental con microorganismos que se asocian a la oleaginosa y que toman el nitrógeno del aire y lo transforman en un nitrógeno para producir proteínas por parte de la planta. Según explica, como el nitrógeno y la proteína son los principales nutrientes y constituyentes del rendimiento en soja, en la medida en que se pueda fijar más nitrógeno, con estos microorganismos se logra potenciar el rendimiento del cultivo.

 

—¿En qué proyectos concretos vienen trabajando?

 

—El laboratorio Indrasa Biotecnología surgió de la unión de capitales privados y públicos y tiene su sede en Río Cuarto y que, además de interactuar con nuestros propios investigadores dentro del laboratorio, también lo hacemos con el equipo profesional de la Universidad de Río Cuarto y la Universidad del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires. Entonces llevamos adelante nuestros proyectos de investigación y ofrecemos a otras empresas el resultado de nuestras investigaciones. Estamos trabajando en varias cosas. Por un lado estamos haciendo una bio-prospección buscando en diferentes suelos y bajo distintos manejos cepas de Bradyrhizobium japonicum que sean más eficientes para transformar el nitrógeno del aire en nitrógeno proteico. Por otra parte estamos generando tecnologías que nos permitan que esas cepas vivan mejor bajo condiciones de estrés hídrico y de estrés térmico. Y también estamos haciendo consorcios microbianos en donde no sólo avanzamos con el Bradyrhizobium japonicum para fijar más nitrógeno y más proteínas sino que utilizamos otros microorganismos que mejoran el desarrollo radicular, que mejoran la absorción de fósforo para mejorar toda la ecuación nutritiva para, de esta manera, aumentar el rendimiento de soja.

 

—Más allá del impacto de estos procedimientos en el rendimiento, ¿Qué aporte hace al mejoramiento proteico de la soja?

 

—No lo logramos elevar en una proporción sumamente alta, pero cuando se hace bien el proceso de inoculación y logramos buenas tasas nodulares estamos incrementando el porcentaje de proteína en grano entre 0,5 y 1 por ciento dependiendo de cómo haya sido el manejo a lo largo del crecimiento y el desarrollo del cultivo.

 

—Cuando habla de nuevas cepas ¿Incluye el desarrollo de nuevos tipos por medio de la edición génica?

 

—Sí. Nuevas cepas es, por un lado, las que podemos extraer del ambiente y que han venido siendo manejado de diferentes maneras en los últimos 20 años. Estas cepas preexistentes son de fines del siglo pasado, por lo tanto, en esos ambientes han ido mutando por efecto del cambio climático, el cambio de rotaciones, el uso de agroquímicos y, por lo tanto seleccionamos aquellas que nos fijan más nitrógeno. Pero también tenemos una plataforma de edición génica. Con esta tecnología podemos mejorar la supervivencia de un microorganismo sobre una semilla de soja o sobre una raíz, o podemos hacerla que sea más resistente a ciertos estreses, o lograr que produzcan infecciones mucho más eficientes en el cultivo de soja. Es decir, trabajamos con cepas extraidas del suelo pero, por su capacidad de fijar nitrógeno, tratamos con la edición génica de conseguir mejoramientos específicos. En lo que es microbiología agrícola tratamos que, en lugar de “o”, utilicemos la “y” como letra preponderante. Es decir, tratamos de hacer escalonamiento de tecnologías. Por ejemplo, en lo que va de este siglo logramos aumentar la supervivencia de microorganismos sobre semillas. La ciencia y la industria aumentaron la supervivencia microbiana, aumentó la estabilidad de las formulaciones y mejoró la resistencia de estreses abióticos. Ahora nos queda por delante ver cómo podemos, por medio de la edición génica, superar la supervivencia, la infección y la nutrición, ver cómo podemos frente a planteos de alta producción (6.000 kilos) mantener activos durante más tiempo los nódulos para proveer nitrógeno hacia los finales de los estadios reproductivos, o ver cómo podemos lograr nosotros, a través de microbios en consorcio, mejorar el status nutricional de la planta producto de que hay muchos microorganismos que pueden actuar como antagonistas de potenciales enfermedades o de insectos patógenos. Es decir, hay un combo de cosas donde tenemos al Bradyrhizobium (que es clave para la fijación de nitrógeno y de nutrición de la planta, pero al mismo tiempo lo estamos acompañando con una serie de tecnologías para que potencien sanidad y rendimiento de manera integrada en el cultivo.



Fuente: Mercosoja







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