En Chaco piden políticas financieras a largo plazo que le permitan recuperarse y crecer

En Charata, aún persisten familias, descendientes de los primeros inmigrantes que fundaron la ciudad, y muchos otros inmigrantes modernos, del 95 en adelante, que continúan cerca de la tierra. Eso si, al pie de la tecnología, y domando las inclemencias del tiempo, el mercado, y las inestables políticas de Estado.


amanecer rural
En Chaco piden políticas financieras a largo plazo que le permitan recuperarse y crecer


El agua ha bajado, tras las históricas lluvias, y se escucha en boca de todos los productores, que los subsidios (con valores que no llegan al 2 por ciento de la inversión y la pérdida) no sirven, si el Estado no se convierte en buen socio, que genera créditos y construye obras claves.

 

 

"Gracias por venir, porque el día de agricultor casi no se nombra. El campo es el puntal de los pueblos y las ciudades, y un poco se ha olvidado. El productor está siempre un paso adelante, y si no hay productores que continúan actualizándose, el resto no funciona. Este debería ser un día de fiesta, y agradezco que aún se rescate esto", señaló Jorge Kempe.

"Ahora que nos golpearon las inundaciones, vimos que hace falta que se preste más atención, obras a largo plazo. Los consorcios hacen su trabajo pero no tienen suficiente dinero, y si les ayudarían un poco, se mejoraran caminos, se realizaran canales y alcantarillas, pero con tiempo, no ahora que se hicieron cosas en el barro, se rompieron máquinas. Si los caminos estuvieran en condiciones, no hubiéramos tenido productores que perdieron su cosecha porque no podían llegar con las máquinas o sacar la producción de sus campos", reflexionò.

"Principalmente, sobre todo a los más chicos, el Gobierno debería sacar a los del banco, para rescatar con créditos a tiempo y forma, y no cometer el error de endeudarlos, sería diferente. El productor recuperaría, indicó y agregó "el sacrificio que hacemos no es suficiente, además de los créditos, necesitamos un fondo para sustentar un seguro para todo riesgo. Porque los que perdieron las siembras, además tienen que largar a sus empleados de toda la vida".

Jorge tiene cinco hijos, Sergio, Eduardo, Daniel, Carlos y Verónica, y el mardio de esta, es productor, y atiende campos.

"Yo tengo 72 años, nací acá estoy orgulloso de eso. Mis abuelos, vinieron en el 14 desde Alemania, y mi abuela me sabía contar, que marcaron el campo con un arado mansera, calculando con lo que les diera para venir. De allí, mi papá y mi mamá nacidos acá continuaron", cuenta de sus raíces Diversificar A sus 72 años, todos vividos en el campo, Kempe tiene claro que "ahora tenemos que diversificar.

"Por primera vez en 60 años no vamos a sembrar girasol, pero por rotar la tierra, vamos a probar. El algodón estábamos en planes, pero nuestras herramientas son para granos, así que optamos por esto", indicó.

"La ganancia del productor se toma en cinco o seis años, con gastos y promedio de rinde, para saber cuál es la ganancia. Eso es lo que tiene que ser referencia, para que los Gobiernos luego puedan generar créditos. Argentina tiene tanta tierra por trabajar, no deben olvidarse que el presente y el futuro está acá en el campo, donde también hay comida", reflexionó.

"Además, también es necesario una mirada y políticas para los comercios que nos ayudan, cuando no tenemos la plata, y deberían ser sostenidos también para no endeudarse. Esto es una cadena, si nosotros no podemos pagar, ellos tampoco y ahí es donde el sector decae", recuerda Su nieto de cinco años lo ronda, y con algunas herramientas en la mano no se despega de su abuelo.

"El viene acá y nos acompaña en el taller, y ve lo que hacemos, esto no debe perderse en las próximas generaciones". Las obras y políticas a largo plazo siguen siendo una demanda importante del campo.

 

Si bien el 8 de septiembre celebra a hombres y mujeres que trabajan la tierra, a sol y sombra, ante cualquier riesgo: climático, político de mercado, hay cuestiones que están en manos de los funcionarios, y que son claves para continuar y sostener el desarrollo.

El productor del norte es uno de los primeros en incorporar tecnología, dado que las brechas que debe sortear son importantes. Entre ellas está el flete. Los costos (altos y con una gran carga impositiva), no mejoran con un flete que cada año genera incertidumbre y pedidos de tarifas claras, tanto del sector de camioneros como de los propios productores.

La llegada del tren, con una inversión millonaria ha sido significativa, pero el productor sigue preguntándose si existirá alguna regulación en cuanto a precios, y que sostienen, al haber intermediario no ven esa diferencia prometedora para sus costos. Otro gran tema, cuya problemática desnudó la emergencia hídrica tiene que ver con obras. La limpieza y mantenimiento de canales.

La situación de caminos y rutas para sacar la producción (esto implica el tránsito de máquinas y camiones hacia los campos).

"No queremos que el Estado nos vea como simple espacio recaudador, sino como socio, y como tal debe deber generar estructuras para sostener el crédito, y no solo subsidios", sostienen los productores Tecnología y empresa familiar Los medianos y grandes productores, son considerados hoy empresas, y en muchos casos familiares, que ante los cambios constantes y la falta de políticas de Estado a largo plazo, se encuentran con una variante inesperada que a veces los sorprende en plena etapa de siembras.

Al igual que, quizás uno de sus más importantes socios que son las empresas que suministran los insumos y maquinarias. La planificación pierde el sentido, ante la falta de sentido. La tecnología es hoy clave para el desarrollo, con demandas exigentes del mundo, principalmente en la sostenibilidad, y ante una baja en el consumo interno, golpeado por los vaivenes económicos y la incertidumbre electoral; es decir la apuesta de la producción termina generando más riesgos que los acostumbrados.

Agricultura familiar

El eslabón más pequeño, y quizás el inicial, como es el pequeño y micro emprendedor, produce para subsistir y para consumir.

Acompañado por el INTA, y un programa nacional de Agricultura familiar que también ha tenido muchos cambios, la certidumbre es: cómo lograr que esas personas continúen viviendo en el campo. Como generar espacios comerciales, competitivos para los pequeños productores, y a su vez, un bien que se ha perdido: el asociativismo.

En esto está el INTA, un organismo clave, que ha perdido recursos, como sus propios técnicos lo reconocen, y que no solo son claves en la agricultura familiar, sino también en el desarrollo y la investigación.

 

Como dijo don Kempe, la fiesta no es tal, no solo por la emergencia hídrica coyuntural, sino porque el agricultor y productor, principal motor económico del país, generador de materia prima, espera por las promesas del agregado de valor, que por ahora solo se concreta a pequeñísima escala, y políticas a largo plazo que no cambien, con el cambio del gobierno de turno.



Fuente: ABC







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