ALGODÓN EN SURCOS ESTRECHOS: PLAGAS

El algodón, por sus características de prolongada vegetación y fructificación, es atacado por numerosas plagas insectiles en distintos momentos del ciclo que afectan su rendimiento y calidad final de fibra y semillas.


amanecer rural

Los insectos plagas son reconocidos por ser una de las principales limitantes de la productividad del algodón en todo el mundo. En ausencia de cualquier tipo de control (uso de variedades resistentes, insecticidas, control cultural, Manejo Integrado de Plagas –MIP–), las pérdidas potenciales del cultivo de algodón debido a los insectos plagas, a nivel mundial, se ubican en un rango del 35 a 41 %. Las pérdidas reales, aun cuando se apliquen medidas de control, se estiman en un rango del 7 % a 24 %. Dichas pérdidas se correlacionan con el nivel de infestación, el cual varía por año, por región, por país, por variedad utilizada.
La propuesta de manejo de plagas en el algodón no debe estar condicionada al distanciamiento utilizado al momento de la siembra; en cualquier caso, está basada en las características ecofisiológicas del cultivo en sus diferentes etapas y, en los aspectos bioecológicos de las plagas con especial énfasis en el picudo del algodonero, con el objetivo de evitar pérdidas de rendimientos, reduciendo al máximo las condiciones
que potencien sus daños. Cada etapa tiene objetivos ecofisiológicos diferentes, que deben ser alcanzados para optimizar el rendimiento del cultivo. El principal objetivo desde el punto de vista del manejo del cultivo y de las plagas es favorecer un rápido crecimiento del sistema radicular y del área foliar, hasta el inicio del pimpollado, mientras que a partir de la floración lo es la fijación de la mayor proporción de frutos posible en las primeras semanas de fructificación, especialmente los ubicados en las primeras posiciones
de las ramas fructíferas. Por ello, es clave evitar el daño en las estructuras reproductivas y en las hojas que lo alimentan, para lograr una adecuada maduración de las cápsulas y buena producción de fibra y de semillas.
Uno de los objetivos de la reducción de la distancia entre surcos consiste en mejorar los rendimientos y disminuir los costos de manejo que posibiliten un mejor beneficio económico. Esa reducción de costos, desde el punto de vista de las plagas está basada en un menor uso de insumos, fundamentado en el hecho de que el acortamiento del ciclo, producto de una rápida maduración de un menor número de frutos por planta, permite reducir el número de aplicaciones necesarias para el control de las plagas.
En un cultivo de algodón en surco estrecho la duración del período de floración-fructificación, en días, es generalmente menor, comparado con un cultivo sembrado en modo convencional (a metro).
El inicio de floración ocurrió, en promedio, a los 55 días. En surcos separados a 50 cm el período de floración efectiva tuvo una duración de 48 días y fue de diez días menos que en surcos distanciados a 76 cm, lo cual es importante considerar en el tiempo de protección contra las plagas, ya que se podría reducir el número de aplicaciones de insecticida.
Es de amplio conocimiento que en cultivos de floración más corta el control de plagas debe ser más estricto para logar los mejores resultados. Esto se fundamenta en que la menor duración del período de floración conlleva la ventaja de que, a menor tiempo de exposición del cultivo en ese período, menor el daño y la necesidad de control de los principales insectos plagas incidentes. Al mismo tiempo, esa menor duración en la etapa de floración obliga a que los monitoreos y controles sean mucho más estrictos y precisos. En este último concepto radica la principal diferencia del control de insectos plagas entre un algodón sembrado en surco estrecho versus otro sembrado a metro: mucho más estricto monitoreo y control de plagas en surcos estrechos.
Respecto de los monitoreos y al personal que los lleva a cabo, en un cultivo en surco estrecho, el único aumento registrado en el número de empleados tuvo su origen en la presencia del picudo del algodonero, pero no en tareas vinculadas a la tecnología de surco estrecho en sí mismo. Los trabajos en el campo, relacionados con el manejo del cultivo, se realizaron por los mismos encargados que hacían los trabajos para el algodón convencional, tanto en las empresas capitalizadas como en el resto de los productores de algodón.


Principales insectos plagas que afectan al cultivo de algodón en Argentina:

Aspectos relevantes respecto al daño, manejo y control
Considerado el cultivo en sus tres etapas fenológicas principales: emergencia a primer pimpollo, primer pimpollo/primera flor a fin de la floración y fin de floración a fin de la cosecha, a continuación se brindará una referencia acerca de los principales insectos plagas y los ocasionales más importantes que caracterizan a estas etapas, así como un breve comentario respecto a daños, su manejo y control.
Plaga principal: plaga “clave o principal” es aquella especie plaga que está siempre presente en un ultivo y con niveles demográficos por encima del “Nivel de Daño Económico”.
Plaga secundaria u ocasional: es aquella siempre presente en un cultivo, con niveles poblacionales por debajo del “Umbral de Daño Económico” y que es muy probable que en condiciones favorables para su ciclo de vida pase a convertirse en un problema para el cultivo.
Se ha de tener muy presente que para poder establecer un adecuado manejo y control de cualquiera de los insectos plagas es fundamental llevar a cabo un monitoreo de estos en el cultivo, desde la emergencia hasta la maduración de las cápsulas. El monitoreo es clave en cualquier sistema de manejo de plagas, tanto más en un sistema de surcos estrechos. En la medida de las posibilidades habrán de considerarse las diferentes estrategias del MIP (Manejo Integrado de Plagas), aunque es bien conocido que desde la
aparición del picudo del algodonero en el cultivo hay algunas, como la del control biológico, que resultan muy difíciles de aplicar. No obstante ello, el resto de prácticas bien pueden y deben tratar de conjugarse lo más armoniosamente posible para lograr el control deseado.

DE EMERGENCIA A PRIMER PIMPOLLO

Insectos plagas principales: trips Frankliniella schultzei (Trybom) y pulgones Aphis gossypii Glover.
Plagas ocasionales: broca Eutinobothrus brasiliensis Hambleton y gusano cogollero Spodoptera frugiperda Smith, y otras especies tales como: S. cosmiodes, S. eridania, S. albula.

Trips

Los trips atacan los brotes y terminales de las plántulas desde la germinación del algodón, fundamentalmente durante las dos a tres primeras semanas. Posteriormente, mientras la planta se desarrolla, aparecen los pulgones. Si bien ambas plagas se superponen siempre prevalece una de ellas. Los trips se ubican en la cara inferior de las hojas y brotes tiernos, también flores. La sintomatología del daño es la deformación de las hojas, que tienden a enroscarse hacia arriba y se tornan gruesas y quebradizas, con áreas blanquecinas arriba y plateadas en el envés de las hojas que finalmente se necrosan. Se produce desde la germinación y durante las tres primeras semanas del cultivo, dañando los brotes terminales. Pueden causar atrasos en la cosecha y disminución en los rendimientos. Se manifiestan con niveles significativos en campañas en que existe déficit hídrico. Las temperaturas elevadas y las sequías son los factores que regulan su presencia. El tratamiento de la semilla con insecticidas sistémicos es una práctica clave para lograr la protección durante ese período. En caso de monitorear el daño en brotes terminales, el nivel de tolerancia es del 10 % de plantas con brotes dañados.

Pulgones
Los pulgones se ubican en los brotes tiernos y en la cara inferior de las hojas jóvenes. Con niveles altos de población las hojas se enrulan con los bordes hacia abajo. Si bien la sintomatología puede observarse a partir de la primera hoja, los daños más severos ocurren entre la 3.ª y 4.ª semana del cultivo y pueden vitarse con los tratamientos a la semilla con insecticidas sistémicos. En plantas bien desarrolladas, con órganos fructíferos en desarrollo, puede ocurrir una colonización de pulgones que deforme las cápsulas y
origine pérdidas de rendimiento. En ataques muy tardíos y en presencia de capullos abiertos, los azúcares excretados por los pulgones suelen contaminar la fibra al depositarse sobre los capullos, observándose sobre ellos en muchos casos el desarrollo de micelios negros conocidos con el nombre de fumagina.
Un dato para el final y no por eso menos importante: hay que tener especial cuidado con esta plaga pues se trata de un importante agente transmisor de virus. La enfermedad azul, principal enfermedad viral del algodón en el NEA, es producida por el Cotton leafroll dwarf virus (CLRDV) y es transmitida precisamente por el pulgón del algodón Aphis gossypii Glover. De aquí se deduce la vital importancia de controlar esta plaga oportunamente más aún si se trata de variedades de algodón susceptibles. Para evitar daños y proteger al cultivo durante los primeros 20 a 25 días es necesario aplicar tratamientos de semilla con insecticidas sistémicos.
Luego, entre los 25 a 60-70 días, se recomiendan productos de aplicación foliar. Es fundamental monitorear los lotes para determinar la presencia y cantidad de pulgones.

Broca
Si bien puede estar presente durante todo el ciclo del cultivo, generalmente produce los daños más significativos durante la primera etapa. El adulto es de hábito nocturno, la hembra coloca los huevos de a uno, debajo de la epidermis, generalmente a la altura del cuello de la planta. La larva es algo curva, ápoda, color crema y bien robusta. Transcurre todo su ciclo dentro del tallo, donde va cavando galerías, impidiendo la normal circulación de la savia. Si la planta es tierna, de tallo fino, la seca rápidamente. La sintomatología
de las plantas es como de marchitez, las hojas se ponen amarillentas o rojizas, luego se secan y caen. Valen con esta especie las mismas medidas de control cultural aplicadas al picudo del algodonero y como control químico, una alternativa es el tratamiento de semilla. En Brasil se recomiendan insecticidas sistémicos tales como tiametoxam e imidacloprid, ambos otorgaron buena protección inicial de las plantas al ataque de broca. El control mediante aplicación foliar debe estar dirigido al adulto porque la plaga está en
el exterior de la planta y por lo tanto las aplicaciones deberían estar dirigidas a la parte basal de la planta.
También en Brasil, aplicaciones foliares con clorpirifos realizadas entre los 8 y 24 días presentaron mejor protección a las plantas.

Gusano cogollero
Esta especie prefiere gramíneas cultivadas y al concluir sus reservas pasa al cultivo más cercano.
Forma parte de un complejo de orugas, entre las que también se encuentra Spodoptera latifascia, que también se observa en algodón. La larva es quien produce el daño. En el caso del cultivo de algodón, la oruga ilitar tardía puede realizar daño como: cortadora, cortando la planta por debajo de los cotiledones al poco tiempo que esta germina; como defoliadora, alimentándose de brotes y tallos tiernos en plantas de 10 a 15 cm. de altura; y como capullera, dañando los órganos fructíferos. Esta especie deposita sus huevos en masa, recubiertos por una pilosidad que deja la hembra luego de concluir su oviposición. Como cortadora: desde emergencia a sexta semana de cultivo: 8 a 10 % de plantas con larvas. Como defoliadora o capullera: 7-10 % de órganos fructíferos atacados. Revisar en busca de masas de huevos y larvas en los nudos superiores de 4-5 plantas consecutivas.
Para el control utilizar preferentemente productos de baja toxicidad, lo más selectivos posibles, como por ej. reguladores de crecimiento, diamidas antranilicas entre otros.



Fuente: María Alejandra Simonella; Mariela Fogar







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