Claves para el manejo de cogollero en maíz y sorgo

Desde Aapresid detallaron cuáles son las mejores estrategias para ir contra el cogollero en maíz y sorgo. En este sentido, señalaron que estos cultivos son claves en la cuenca lechera y los convierte en estratégicos para la región.


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Claves para el manejo de cogollero en maíz y sorgo


Según el relevamiento de Aapresid en el centro de Santa Fe y Entre Ríos de la campaña pasada arrojó que menos del 20% de la superficie de maíz temprano recibió aplicaciones para esta plaga. En el caso de la superficie tratada en maíz tardío, el control ascendió al 75%. 

 

En cuanto a las claves para un correcto manejo, se debe pensar desde antes de la implantación. En este sentido, un tema fundamental es la planificación del cultivo ya que el ataque de esta plaga está influido por el cultivo anterior, el manejo del barbecho, la presencia de malezas, la fecha de siembra y el material utilizado.

Por su parte, detallaron que la rotación e implantación de cultivos, manejo de rastrojos y de malezas son algunas de las tácticas a discutir. “El control de malezas es fundamental ya que muchas de ellas actúan como hospedantes de la plaga hasta estadios larvales avanzados, que al pasar al cultivo ya no podrán ser controlados por tecnologías Bt”, señalaron desde Aapresid.

Otro eje clave es conocer al enemigo, es decir, realizar una correcta identificación de la plaga. Por este motivo es importante reconocer que los huevos se depositan en grupos en el envés de las hojas y están cubiertos por pelos y escamas. 

Luego las larvas tienen cabeza grande y su color varía a medida que crecen. Al nacer son blanquecinas con cabeza negra, para pasar sucesivamente a verde claro y luego castaño.

Desde el tercer estadio en adelante la cabeza tiene tonalidad acaramelada con tres líneas longitudinales amarillentas en el dorso. “Las larvas de últimos estadios tienen la cabeza negra o parda con una sutura blanca en forma de “Y” invertida y presentan cuatro puntos negros que forman un trapecio en cada segmento del dorso”, destacaron desde la REM. 

Algo que siempre el productor debe tener en cuenta es el monitoreo. De esta manera, el monitoreo debe comenzar previo a la siembra para identificar las áreas enmalezadas. “Allí deberá monitorearse desde pre-siembra hasta madurez fisiológica cada 7 días como mínimo”, aconsejaron. 

 

A la hora de monitorear se debe realizar visitas a 5 estaciones de muestreo distribuidas en forma de X cada 60 ha de igual manejo. En cada una de ellas se revisa al menos 50 plantas continuas en cada estación, registrando incidencia y severidad. Cuando se siembran maíces Bt, el refugio y la porción Bt del lote deben monitorearse separadamente, detallaron desde el equipo de Aapresid.

Es importante también aplicar el insecticida antes de que la larva entre al cogollo. Ante esta situación es relevante realizar un monitoreo frecuente y el rápido accionar son las claves para llegar a tiempo. 

El momento óptimo de control es cuando las hojas presentan lesiones de menos de 1,3 cm sin perforaciones de membrana y se ven larvas sobre las hojas, explicaron desde la REM. Cuando se encuentran cogollos con orificios y presencia de aserrín son sinónimo de que la larva ya ingresó a la planta y es demasiado tarde para aplicar.

Los curasemillas garantizan un buen arranque del cultivo y demorar una primera aplicación. Ensayos de la REM en Bandera, demuestran que el curasemilla permitió demorar la aplicación foliar de V3 a V6.

Aplicaciones de calidad

Por otra parte, se deben lograr aplicaciones de calidad. En este sentido, la uniformidad garantiza la llegada a cada punto de la hoja. Por su parte, resaltaron que las aplicaciones nocturnas antes de la medianoche, permiten aprovechar el momento de mayor movilidad de la plaga.

Otra estrategia de manejo que recomienda Aapresid es cuidar los eventos biotecnológicos. Esta tarea es valiosa ya que  el cuidado de estas tecnologías es responsabilidad de todos, y el uso de refugios es la principal herramienta. “Dada la movilidad de esta plaga se recomienda el uso de refugios ‘estructurados’ en el 10% del área sembrada a no más de 1.500 mts con un híbrido no Bt de ciclo similar e igual manejo agronómico”, concluyeron en el informe.



Fuente: Aapresid







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