Porcinos: Un sector que crece y alimenta oportunidades

La producción de carne de cerdo pasó de siete kilos promedio por habitante en 2007 a 14 kilos en 2019. En este período de 12 años, la oferta, medida por habitante, creció al seis por ciento de promedio anual, un ritmo notable.


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Porcinos: Un sector que crece y alimenta oportunidades


Esta dinámica se explicaría, básicamente, por una combinación de inversiones en ampliación de capacidad productiva y de importantes mejoras de productividad en las granjas.

Con una macroeconomía más ordenada, financiamiento de mediano y largo plazos, estabilidad de reglas de juego (incluida la política tributaria) y una política externa inteligente, la producción argentina de carne de cerdo no debería tener problemas para posicionarse por encima de los 20 a 25 kilos por habitante, como sucede en Brasil, en Estados Unidos o en Australia.

Una parte de este aumento potencial quedaría seguramente en el mercado interno. El consumidor local se ha mostrado muy bien predispuesto a incorporar esta carne en su dieta diaria. Se trata de una proteína de excelente calidad y que compite con ventajas con la carne bovina en materia de precios.

Y el resto debería poder canalizarse sin problemas en el exterior. Es cierto que Argentina todavía no es un exportador de carne de cerdo, pese a que viene realizando envíos sistemáticos desde mediados de 2018. Se requeriría más volumen, más mercados asistidos y más actores participando en el proceso (productores, frigoríficos) para entrar en ese grupo bastante selecto de proveedores globales.

Igual, las oportunidades de crecimiento son considerables.

Dos países de la región, Brasil y Chile, son importantes proveedores globales. Para tener perspectiva, las exportaciones de Brasil superan a la producción completa de carne de cerdo de Argentina (630 mil toneladas aproximadamente en 2019). Además, Brasil no es el exportador mundial líder, sino que se ubica en la cuarta posición, detrás de la Unión Europea, de Estados Unidos y de Canadá.

Pero el viento sopla a favor porque el mercado internacional se muestra muy demandante. Sucede que la capacidad del sudeste asiático de autoabastecerse de carne porcina (la proteína más importante para la región) se encuentra deteriorada por los efectos letales de la fiebre porcina sobre los rodeos (y la confianza de los productores), en especial en China.

Se estima que la recuperación de la capacidad productiva demorará varios años, por lo que la región está obligada a recurrir al mercado internacional para contener precios y completar el abastecimiento interno.



Fuente: Ambito







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