El fracaso es no intentarlo. Fundó una pyme, a los 52 años se mudó a los Estados Unidos y allí ganó un exclusivo premio

El productor agropecuario Federico Cola siempre trata de salir de la zona de confort. Le gustan los desafíos porque considera que “el fracaso es no intentarlo”. Esa es una de las razones que lo llevó, a los 52 años, a hacer un giro en su vida: se mudó a Saint Louis, Estados Unidos.


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El fracaso es no intentarlo. Fundó una pyme, a los 52 años se mudó a los Estados Unidos y allí ganó un exclusivo premio


Su objetivo es continuar con el crecimiento de la agtech que en 2018 fundó en Río Cuarto, Córdoba, y que en EE.UU. recientemente fue premiada.

Cola, junto con su equipo, desarrollaron una tecnología para, mediante un encapsulado, corregir los problemas de tamaño, forma y peso de las semillas para optimizar la calidad de la siembra. Además de agregar al cultivo productos que mejoran su nutrición y protección.

Esa es una de las soluciones que ofrece SeedMatriz, la firma que el productor fundó y que la semana pasada fue una de las 22 ganadoras entre más de 500 participantes de la competencia Arch Grants celebrada en Saint Louis, Missouri.

“Si bien soñaba con poder desarrollar un producto y una marca, no me imaginaba llegar acá. Definitivamente, la realidad supera la ficción”, dijo.

La idea comenzó a gestarse en los viajes que hizo con el grupo CREA Carnerillo para conocer diferentes ecosistemas de innovación y modelos de startups. “Ahí vi que había una posibilidad de combinar este tipo de empresas con el agro para mejorar la calidad de siembra e implantación de los cultivos, sobre todo el maíz”, expresó.

Cola, tercera generación de productores agropecuarios, estudió agronomía y toda su vida estuvo vinculado al campo. Fue testigo de los problemas que surgen durante la siembra.

Uno de los que llamó su atención es la falta de uniformidad en la forma de las semillas, lo cual ocasiona complicaciones en el proceso de alimentación de las placas de la sembradora. Esto se traduce en una siembra con significativas variaciones en el espaciado entre las plantas dentro del surco. Esto le había despertado las ganas de buscar una solución.

No obstante, no fue sino hasta 2018 que el proyecto comenzó a tomar forma. Ese año el productor sufrió un accidente en moto cuatro meses antes de participar por tercera vez en el rally Dakar. “Me fracturé en múltiples lugares y quedé inmovilizado por un tiempo. Estaba en el garaje porque no podía subir al primer piso y como sentía que no iba a poder hacer nada adrenalínico y desafiante, empecé a pensar en desarrollar esta idea”, afirmó.

En un primer momento lo que buscó fue mejorar la calidad de implantación del maíz. “Vi que aun con las mejores sembradoras esta solución tecnológica mejora aún más la calidad de siembra”, señaló.

Y empezó a formar un equipo para poder llevar esa idea a la práctica. “Un amigo, Álvaro Fernández me ayudó a llevar esta idea a la práctica, a ver mercados, estudiar el problema y la posible solución. A partir de ese momento es como si la realidad hubiera empezado a superar la ficción. Tuvimos la posibilidad de viajar a otros lugares, desarrollar el producto en la Argentina y meternos en este ambiente de las startups que es muy interesante”, indicó.

En el equipo hay investigadores, científicos y otros expertos de Río Cuarto, Córdoba, y de otros lugares. “Hoy somos 16 personas trabajando directamente y otras cinco indirectamente”, contó.

Cola explicó cómo con un encapsulado modifican la morfología de la semilla. Al recubrimiento, con polímeros, se agregan bioestimulantes para que la planta emerja más rápido, sana y que al final del ciclo rinda más.

El año pasado comenzaron con una comercialización de semillas de maíz. Y la expandieron a otros cultivos como girasol, maní y sorgo. “A medida que vamos desarrollando vemos que hay otros cultivos a los que se le puede agregar la tecnología”, comentó.

“Aunque nuestro enfoque actual es brindar un servicio directo a los productores, quienes rápidamente reconocen el valor de nuestra tecnología, el objetivo a largo plazo es licenciar esta tecnología a los semilleros. De esta manera, podrán producir sus propias semillas de maíz, ya sea encapsulada o no”, expresó.

En este marco, desde hace dos años que están desarrollando estas cápsulas de semillas en Estados Unidos. Llevan sembradas parcelas y franjas en siete estados para investigar, pero aún no la comenzaron a comercializar.

La sede está en Saint Louis, uno de los cinco ecosistemas de innovación agtech más importantes del mundo, ubicado en el corazón del cinturón productivo de Estados Unidos. Allí el jueves pasado recibieron el premio de Arch Grants, que tiene la misión de transformar la economía de esa ciudad atrayendo y reteniendo emprendedores extraordinarios.



Fuente: La Nacion







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