Las fuertes precipitaciones de la semana pasada dejarán pérdidas en agricultura, ganadería y tambos, según alertaron a LA NACION

“Literalmente, una pileta: los campos y los caminos rurales se han convertido en una dramática pileta repleta de agua. Es caótico lo que se vive; la situación está peliaguda”.


amanecer rural
Las fuertes precipitaciones de la semana pasada dejarán pérdidas en agricultura, ganadería y tambos, según alertaron a LA NACION


Sin tener datos precisos de hectáreas y cultivos afectados por la inundación porque el agua todavía permanece y no corre, para Soledad Aramendi, presidente de la Sociedad Rural de Rosario, el panorama que enfrentan los productores en el sudeste santafecino es muy complejo debido a las fuertes precipitaciones de la semana pasada. Prevén fuertes pérdidas productivas.

La región más afectada por este fenómeno es como un semicírculo alrededor de Rosario, de 50 kilómetros al sur y unos 30 kilómetros al oeste, que incluye los departamentos de Villa Constitución, Rosario, San Jerónimo, entre otros.

Pese a que falta el relevamiento final, detalló que se esperan pérdidas en alfalfa de casi un 60%, como también otro tanto en el sorgo forrajero; en tanto, el girasol está muy afectado porque el agua no solo tira la planta sino que trae enfermedades. Sumado al daño efectivo en hacienda, donde a muchos terneros se los ha llevado la correntada.

“Hay departamentos casi enteros afectados y en cultivos hay zonas en donde se ha perdido bastante, por ejemplo los cultivos para pastoreo están muy dañados, lo que es girasol está muy complicado y en soja hay que esperar que baje el agua. Se va a ir viendo en el transcurso de los días, a medida que escurra, sobre todo que esta semana se esperan unos días más de lluvias. Pero la realidad es que es caótico, porque hay partes donde llovió casi la media anual en dos días, más de 400 mm”, dijo a LA NACION.

“Es lamentable lo que está pasando. Y, hasta que se vaya el agua no sabés que hay debajo de esa pileta: si se te pudrió todo o en qué estado van a quedar los cultivos. Estamos próximos a la cosecha que debe haber piso para hacerlo. Ahora tenés que esperar 20 días como mínimo para que puedan entrar las máquinas. Esto complica todo, no solo el retraso de tiempo sino que la cosecha ya no va a ser óptima. Se va a perder rendimiento en las zonas afectadas, no sabemos si un 5% o un 15% menos, sobre todo cuando tenés toda la soja, por ejemplo, bajo agua por días enteros”, agregó.

i bien las precipitaciones vienen bien para recargar los perfiles del suelo para la siembra de los cultivos de invierno y para el largo plazo, luego de una sequía de tres años, “hoy no es para nada un buen momento”.

“Para el aquí y ahora, esto no viene bien en absoluto. A los ganaderos se le pudre las pasturas actuales y no les permite resembrar, o sea renovar una pastura: te saca comida para el invierno también. La zona venía muy castigada anteriormente por la sequía pasada, muy mal económica y financieramente y que te venga esto en esta cosecha te cae pésimo porque. Nunca tenés una capacidad total de recuperación en nada. Hay gente que viene muy mal de antes y esto le pega un palazo tremendo”, enfatizó la dirigente.

Gustavo Sutter Schneider, que forma parte de la Mesa Directiva de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), contó cuál es la situación en las regiones de Fighiera, Pavón, Santa Teresa, Rueda, donde hubo registros inéditos en una semana (en algunos lugares con piedra) y posteriores al tornado del viernes 8 de marzo.

“En la zona de Rueda y alrededores, hay más de 5000 hectáreas afectadas por la piedra, campos tapados por agua y caminos rurales, alcantarillas y puentes que se los ha llevado la corriente. Todavía no se puede entrar a los campos. Y dada la proximidad de la cosecha de soja esto genera un gran interrogante de cuál será la pérdida final en los lotes. Hoy es muy difícil realizar un pronóstico certero, que es malo es malo porque venimos de tres años de sequía y este año es la inundación. Es muy complejo para el productor que llega endeudado asumir estas cosas de la naturaleza, aunque no es culpa de nadie”, dijo.

Según describió, un productor de la región que tenía sembradas unas 300 hectáreas de maíz y soja tuvo 40 centímetros de agua durante tres días, con caminos de acceso totalmente cortados, con un puente caído. “Todavía hay agua sobre esos caminos. Y a veces la ansiedad por entrar a los campos, hace que productores pasen con un vehículo antes de que oree el camino y destruyen sobre lo destruido”, alertó.

Como entidad señaló que le van a pedir al gobierno santafecino que se declare la emergencia hídrica y luego pedirán que la provincia se ponga 100% a recuperar los caminos rurales, aunque estos dependan de las comunas. “Esa es nuestra preocupación: cómo hará el Estado, que estuvo más de 30 años ausente, para recomponer rápidamente al menos una circulación precaria para poder sacar la cosecha”, cerró.

Entre Ríos

Si bien la lluvia fue mucha también en el sur de la provincia mesopotámica, al ser campos quebrados, el agua logró escurrir bastante. Sin embargo, ahora la preocupación de los productores es el estado en el que van a quedar los caminos rurales. Sergio Dalcol, secretario de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer) y expresidente de la Sociedad Rural de Gualeguaychú, señaló que la parte productiva está relativamente bien pero que hoy por hoy el problema radica en la conectividad a los campos.

“Los caminos rurales son un completo desastre, que se agudizó aun más por el exceso de lluvias. En la zona de Palavecino, el agua pasó por arriba de un puente que cuentan los lugareños que nunca lo vieron pasar. Los campos estuvieron con agua, pero ya drenaron: hubo daños en alambrados, pasturas y forrajes; nuestro problema hoy es el estado de los caminos rurales”, dijo.

En esa línea, Justo García, titular de la Sociedad Rural de Gualeguay, subrayó que si bien en la ciudad el agua bajó, en los campos todo es más lerdo y, con más de 30 centímetros de agua, están saturados.

“Es una crecida histórica. Fueron 500 mm en todo el sur entrerriano en una semana, donde en un día cayeron 250: es un manto de 25 centímetros de agua en todo el departamento. Ahora estamos viendo cuándo se va a poder cosechar y a sembrar verdeos. Tenemos un impasse de mínimo 20 días y esto para los ganaderos y los tambos los afecta mucho, porque es un pasto que va a faltar en el invierno. Hace 10 días que estamos con barro y no han quedado caminos. En estos días he recibido muchos reclamos de productores que no solo no es posible la transitabilidad en la zona sino que hace 10 días una tormenta volteó más de 300 postes de luz y todavía no hay luz en los campos y probablemente estén así mucho tiempo más. Tenemos una red eléctrica muy endeble, con muchos postes podridos, donde cualquier tormenta te corta la luz”, cerró.



Fuente: La Nacion







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