LA PRODUCCION FORESTAL EN ARGENTINA Y LATINOAMERICA

El sector forestal actualmente se encuentra afrontando desafíos y compromisos de nuevas y antiguas demandas. La sustentabilidad ambiental de la producción foresto-industrial, la competitividad internacional y las balanzas comerciales positivas en rubros estratégicos, la mejora de la calidad de vida de los trabajadores forestales y de sus familias son ejemplos de ello.


amanecer rural

La Argentina posee alrededor de 20 millones de hectáreas de tierras con aptitud forestal.
 Históricamente ha sido importador neto de productos forestales con alto valor agregado (láminas, madera aserrada de bosques nativos y muebles) y exportador de bienes primarios o semielaborados (rollizos, madera aserrada). Según datos oficiales, Argentina cuenta con 31.443.873 hectáreas de bosques nativos, que incluyen formaciones selváticas subtropicales, parques, montes y bosques de clima templado frío y 1.115.655 hectáreas de bosques cultivados predominando las forestaciones de pinos, eucaliptos, sauces y álamos, el 80% de las cuales se concentran en la Mesopotamia y el Delta del río Paraná.
Los bosques naturales y plantados desempeñan una función primordial como fuente de materias primas para las industrias que fabrican productos a base de madera y fibra con destino la construcción de viviendas, tableros para muebles, papel para imprimir y escribir, etc. 
Estas industrias forestales constituyen una parte importante del sector industrial del país y de las actividades que permiten obtener y ahorrar divisas a través de la exportación y de la sustitución de importaciones. Casi todos los productos que se obtienen en la primera fase de elaboración de la madera -madera aserrada, tableros contrachapados, pasta de madera, etc.- son utilizados por otras industrias para fabricar muebles, embalajes, papel de periódico, etc. Por consiguiente, la presencia de bosques e industrias forestales estimula la actividad económica, el empleo y los ingresos. La desagregación de productos intermedios y finales derivados del bosque, se establece a partir de seis grandes agrupaciones: madera en rollo industrial, madera aserrada, trozas para chapas, madera para pulpa, madera para papel y cartón y madera para combustible.
La cadena forestal-industrial de la Argentina incluye al sector forestal primario nativo y de plantación (producción de semillas, plantines, implante, servicios forestales, subproductos); a las actividades industriales que son la madera aserrada, remanufacturas, tableros reconstituidos, chapas, contrachapados, partes y muebles (transformación física de la madera) y la pasta celulósica, papel y cartón (transformación química de la madera).
La balanza comercial de nuestro país es tradicionalmente deficitaria. Nuestras cuentas resultado del balance expor - impor siguen históricamente siendo negativas, y dependiendo de los ciclos económicos, con valores cercanos a los 1000 millones de dólares de déficit anual.
Aunque decreciente, la balanza comercial se mantiene con un alto déficit, provocado esencialmente, por la importación de papeles. "El 62% de las importaciones corresponden a productos de papel, superando ese solo rubro más de 1.000 millones de dólares de importación anual, siendo el principal responsable del importante déficit que muestra el sector. En tanto, los rubros de celulosa y papel siguen representando poco más del 50% de las exportaciones del sector.

PRODUCCION Y SUSTENTABILIDAD
El futuro de la industria forestal estará asociado a la sustentabilidad.
Los últimos veinte años significaron para la industria forestal la etapa de mayor transformación en su larga historia. 
La  continua y asombrosa evolución de la tecnología ha sido, sino el motivo principal, al menos uno de los más influyentes en la nueva fisonomía que el sector forestal de nuestro país  fue tomando en las dos décadas pasadas. Las máquinas, las herramientas, los insumos y los componentes abrieron un abanico desafiante de posibilidades de producción.
Al mismo tiempo, la industria comenzó a convivir con un progresivo cambio en las condiciones y la operatoria del mercado.
Se trató -y se trata- de un cambio de enormes proporciones que puso "patas para arriba" la manera en la que las empresas realizan sus negocios.
Claro está que la anterior es una simplificación extrema de un complejo proceso en el que está inmersa la cadena sectorial: una suerte de red en la que se conectan factores externos a las empresas y el sector. El nodo central de esa red es la sustentabilidad.
Sin dudas, durante la próxima década la actividad de la cadena de valor se verá influenciada decisivamente por el creciente protagonismo en la sociedad de los temas medioambientales.
En este contexto, la industria deberá dar respuestas a las nuevas exigencias de un mercado donde los consumidores y la tecnología jugarán un rol fundamental en las líneas de negocios que se perfilan como dominantes en el mediano y largo plazo: bioenergía y construcción.

CLAVES PARA LA INDUSTRIA
? Sustentabilidad: El cambio climático, la protección de los recursos naturales y la crisis energética hacen emerger a la madera y sus derivados como uno de los materiales del futuro por su representación de la naturaleza y su impacto positivo en el medio ambiente.
? Consumidores: La dinámica del mercado gira sobre el eje de una demanda con mayor poder de decisión, a la vez que más atomizada, diversificada y rigurosa en cuanto a las prestaciones y la ecuación costo/beneficio. Esto implica contar con capacidad de interpretación no sólo del mercado, sino también de los cambios sociales.
? Innovación: La dinámica del cambio constante domina la cultura global de la primera parte del presente siglo. La novedad y la originalidad se funden e influyen en la motivación de la demanda.

DESARROLLO DE NEGOCIOS
Tal como se desprende de las claves mencionadas y con una economía volátil en el plano internacional y sujeta a los cambios cíclicos de picos y caídas en el local, las empresas del sector necesitan realizar cambios tanto en su organización interna, como en el enfoque de sus negocios.
Atendiendo a esto, los principales ejes de negocios para la cadena sectorial marcan una tendencia que se concentra en tres rubros:

1. Construcción: madera = hábitat sustentable.
? La madera está llamada a ser la piel y el oxígeno del hábitat del siglo 21 y la eco-arquitectura abre una gran posibilidad para la cadena sectorial.
? Las empresas deben aprovechar las bondades de la madera como material ambientalmente correcto y que –a su vez– permite bajar costos en la construcción.

2. Bioenergía: valorizar el árbol.
? Nuevo y decisivo jugador en el mercado a futuro: la bioenergía es la clave para utilizar el árbol en forma integral.
? La demanda por productos amigables con el ambiente extenderá sus beneficios a los actores de la cadena sectorial que certifiquen el origen legal del recurso y la sustentabilidad de su producción.
? La tecnología será fundamental para el crecimiento industrial y bioenergético a partir del agregado de valor, junto a la capacitación y la mejora continua.
? La eficiencia energética será un factor estratégico para la cadena sectorial.

3. Tecnología: atender la demanda.
? La innovación tecnológica será imprescindible para vincular la transformación de la materia prima y la producción de insumos con un producto final sustentable.
? Una línea de desarrollo será la incorporación de mayor funcionalidad, la personalización del producto y su potencial de reciclaje.
? Estandarización de pequeñas series y alta calidad final en todos los segmentos deberán asociarse a un costo razonable para tener éxito en el mercado.
 
ACTUALIDAD LATINOAMERICANA
La actividad forestal se constituye como una fuente importante de crecimiento para los países del mundo, especialmente para América Latina. La explotación sustentable de los bosques nativos de los países de la región permite la obtención de productos de alto valor agregado. Además, la existencia de grandes extensiones de tierras aptas para la forestación en zonas que no poseen bosques naturales, permite obtener maderas aptas para la industria de la celulosa, papel y tableros y la destinada a la construcción.

BRASIL
La superficie cubierta de bosques naturales, nativos del Brasil es la segunda mayor del mundo, solo superada por Rusia. Los bosques del Brasil cubren más del 50% de su territorio, con la siguiente distribución: Bosques primarios, 416 millones de hectáreas; bosques naturales modificados, 56 millones de hectáreas, y plantaciones forestales, 5,5 millones de hectáreas.
En Brasil, la industria de plantaciones forestales promueve la responsabilidad social empresarial, con las comunidades locales. Las empresas les entregan a sus vecinos las semillas mejoradas, con el compromiso de comprarles toda la producción. Estas áreas forestadas son llamadas “fomento forestal” y allí trabajan campesinos y propietarios asociados (parcerías). 
Brasil es el 12º productor mundial de papel, con una producción de 12,7 millones de toneladas anuales equivalentes al 2,3 % de la producción mundial. En la producción de celulosa Brasil ocupa el 4º lugar en el mundo con 9,4 millones de toneladas por año, un 6,5 % de la que corresponde al total mundial. El 85% de la producción de celulosa y papel de Brasil procede de los eucaliptos y proyecta contar con 10 millones de hectáreas para el 2020. Los avance en el mejoramiento genético llevados a cabo entre otros por la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA) sumados al manejo y toda la tecnología aplicada que incluye la clonación permitió un reducido turno de corta de tan sólo siete años con Incrementos Medios Anuales (IMA) de 40 metros cúbicos por hectárea y por año y hasta de 90 m3/ha/año con los mejores clones y sitios.
El 75% de la madera que consume Brasil proviene de las forestaciones que, a su vez generan 4,3 millones de puestos de trabajo en forma directa e indirecta y por sobre todo preservan los recursos forestales nativos y la biodiversidad. El sector forestal brasileño  representó el 2 % del PIB nacional en 2006, generó divisas y permitió recaudar impuestos por 9,2 billones de reales ese mismo año. Por otro lado también se considera menos contaminante la utilización de carbón vegetal con relación al carbón mineral, que a su vez se importaba.
Otro aspecto interesante de la legislación brasilera, es que es mucho más estricta con las plantaciones forestales, que con cualquier otra actividad agrícola, en relación al territorio que se debe dejar de área natural preservada, siendo esta el doble de lo normal.
Gran parte de la floresta plantada en Brasil está basada en tecnología de mejoramiento genético, y se trabaja primordialmente con especies clonadas. En los 60s su productividad era de 20 m3 por hectárea al año, ahora es de entre 50 m3, lo que quiere decir que han vuelto 2.5 veces más productivas sus tierras.
Brasil se ha convertido en líder en celulosa basada en fibras cortas, a partir de los Eucalyptus implantados ha logrado dominar este sector, llegando también a exportaciones equivalentes a los 6.000 millones de dólares.


BOLIVIA
Bolivia cuenta con un potencial de 28.7 millones de hectáreas para la producción forestal sostenible distribuida en 7 de sus 9 departamentos. En la actualidad 9.2 millones de ha se encuentran en producción bajo manejo sostenible, en las que se aplican medidas de protección al medio ambiente que aseguran la regeneración natural del bosque y su conservación para las futuras generaciones.
El régimen forestal vigente desde hace más de 10 años, ha democratizado el acceso al recurso forestal, permitiendo que actores sociales como los indígenas, los productores rurales y pequeños propietarios privados individuales y comunales, cuenten en la actualidad con más de 3 millones de hectáreas bajo producción forestal sostenible. Las restantes 6 millones de ha. son administradas por empresas en concesiones forestales y propiedades privadas.
Bolivia es el octavo país en el mundo con mayor extensión de bosque tropical, posee 53 millones de hectáreas, que lo coloca como el tercero en importancia en América Latina después de Brasil que tiene 539 y Perú con 64,5 millones de ha, situándose encima de Colombia y Venezuela que tienen 49,4 y 48,6 millones de ha respectivamente.

CHILE
Chile es uno de los veinte primeros países en producción y comercialización de productos forestales. Ocupa el décimo lugar en la producción de madera en trozas y el noveno lugar en la producción de pulpa de madera.
Durante los últimos años, sin embargo, el nivel de exportaciones y el incremento en la diversidad de productos evidencian un gran desarrollo del sector forestal – maderero que, a nivel nacional, se ha mantenido sobre los 5.000 millones de dólares en exportaciones desde 2011. Las plantaciones forestales cubren una superficie de 2,6 millones de hectáreas.
Es importante destacar el incremento en los envíos de partes y piezas de madera para construcciones (tales como maderas aserradas, cepilladas, tableros, chapas, molduras, ventanas, puertas y sus marcos) los que registraron un aumento del 800% en los primeros diez meses de 2014, con exportaciones por US$ 29,6 millones, comparados con los US$3,2 millones del mismo período del año pasado. El sector aporta al producto interno bruto del, país, aproximadamente 2,7 billones de pesos anuales. 


PARAGUAY
Actualmente la situación forestal del Paraguay resalta la pérdida de grandes superficies boscosas, lo que ha llevado a poner en serio riesgo, en el corto plazo, el abastecimiento de maderas para industrias forestales locales y para la exportación.
La industria maderera en el país se caracteriza por el procesamiento primario (aserradero y laminadora), además del procesamiento secundario, es decir elaboración de muebles, pisos, y otros productos.
En el 2013, la exportación de madera registró un volumen de 208.738 toneladas por un valor de US$ 83.390.
El Paraguay podría aprovechar su potencial para el desarrollo del sector forestal, no solamente para la producción y consumo tradicional de la madera, sino también para el aprovechamiento de la biomasa forestal y producción de biocombustibles, generando así una serie de puestos de trabajo, ahorrar divisas por la sustitución de las importaciones, además que generará una serie de beneficios ambientales.

 

URUGUAY
El sector forestal en Uruguay está compuesto por distintas actividades que van desde la obtención de semillas y plantines hasta el traslado final de los productos elaborados. El sector incluye al menos cuatro cadenas industriales de base forestal: la cadena celulósico-papelera, la de productos de madera elaborada (madera rolliza tratada, madera aserrada, tableros, carpintería de obra, muebles, molduras, etc.), la industria química (resinas, aceites esenciales, bioplásticos, etc.) y la energética. El país se ha zonificado de acuerdo con el potencial productivo de su recurso tierra. De la superficie total del territorio nacional (casi 18.000.000 ha.), unos tres millones y medio de hectáreas son suelos de vocación forestal.
Actualmente, las 885 mil hectáreas de bosques plantados representan 5% del territorio nacional, sin embargo sólo el 21,5% del área declarada de prioridad forestal está plantada. La madera producida en las plantaciones de Uruguay es de alta calidad, no sólo para la obtención de pulpa de celulosa sino también para la fabricación de productos de madera sólida.
El 13 % de sus exportaciones son explicadas por el complejo maderero. Ya va en camino de lograr exportaciones cercanas a los 2000 millones de dólares anuales.

PERSPECTIVAS DE LA PRODUCCIÓN SOSTENIBLE
Informes subregionales de Tendencias y perspectivas del sector Forestal de América Latina y el Caribe (2005), elaborados por la FAO en el marco de este estudio, teniendo como horizonte el año 2020 (Cono Sur, Amazonía y América Central y México), estiman que el área total y la producción sostenible de bosques naturales continuarán siendo significativamente reducidas en los próximos años (Figura 4.3). Para el área de bosques de producción en América Latina y el Caribe, se estima una reducción de 425 millones de hectáreas hasta cerca de 392 millones en 2020 (alrededor del 8% en ese período). En lo que respecta a la producción sostenible, se estima una reducción de cerca del 9%, pasando de aproximadamente 320 millones de m3/año, a 293 millones de m3/año.
Del área total proyectada para 2020, 392 millones de hectáreas, se estima que poco más de un 20% estará ubicado en el Brasil. Limitaciones de acceso así como políticas de conservación deberán restringir el aprovechamiento sostenible total del recurso forestal.
Los factores que provocarán la continuidad del proceso de reducción del área de bosques naturales de producción, son básicamente los mismos que han actuado en los últimos años: presiones ambientalistas, aumento de los costos de transacción y reducción de la competitividad de los mismos.
Dada la importancia de los bosques naturales en el contexto ambiental, y además de la necesidad de generar alternativas económicas para financiar la conservación y reducción de la pobreza, se estima que crecerán los esfuerzos para valorar y crear un mercado para los servicios ambientales. También deberán ser intensificados los esfuerzos para ampliar la cantidad de especies de madera poco conocidas usadas con fines industriales y para consolidar el mercado de productos no maderables.
 



Fuente: Amanecer Rural







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