LAS MEGATÉRMICAS AL RESCATE

Las pasturas megatérmicas son una alternativa muy interesante para suelos salinos y sódicos. Aquí pautas de manejo para lograr altas productividades en ambientes limitados


amanecer rural

En la República Argentina hay aproximadamente 85.000.000 ha afectadas por exceso de sales y sodio, incluyendo los ambientes áridos y semiáridos. La información provista por la FAO (2000) indica que Argentina posee aproximadamente 600.000 hectáreas de suelos bajo riego afectadas por problemas de salinidad y es el tercer país, después de Rusia y Australia, con mayor superficie de suelos afectados por sales en el mundo.
A diferencia de otros países que poseen suelos afectados por sales en climas áridos y semiáridos, en Argentina también existen enormes extensiones de estos suelos en climas húmedos y subhúmedos, donde las sales provienen de las capas freáticas, predominando una dinámica climática e hidrológica más compleja y difícil de modelizar.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS FORRAJERAS MEGATÉRMICAS
Las gramíneas forrajeras tropicales o megatérmicas, son originarias de África y a menudo se las conoce como especies de tipo Carbono 4 (C4). Fisiológicamente, las especies C4 son más eficientes en la captación de CO2 cuando la concentración de este compuesto es baja, condición que se presenta con temperatura e intensidad de luz altas. Además, estas especies tienen mayor resistencia estomática a la pérdida de agua.
Como consecuencia, en ambientes semiáridos las especies C4 son muy eficientes en el uso del agua y del nitrógeno. Así, la fotosíntesis en plantas C4 puede ocurrir bajo condiciones de estrés térmico e hídrico, cuando la fotosíntesis en especies de tipo Carbono 3 (C3) estaría limitada. Debido a estas características, las especies megatérmicas se utilizan ampliamente como recurso forrajero en regiones del norte de la Argentina, ubicadas por encima de la isoterma de los 21 ºC (regiones de Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Catamarca, entre otras provincias).
Estas especies (Chloris gayana, Panicum coloratum, Digitaria eriantha,  entre otras) se caracterizan por presentar una marcada estacionalidad en su producción, lo que determina un exceso de forraje en el período estival y un déficit en invierno. Para la región de la pampa arenosa, las especies megatérmicas cultivadas más evaluadas y mejor adaptadas son: Panicum coloratum (“mijo perenne”) y Chloris gayana (“Grama Rhodes”).
El mijo perenne presenta dos variedades botánicas diferentes: Panicum coloratum L. var. makarikariensis (“pasto makarikari”) y Panicum coloratum L. var. coloratum (“Klein verde”). El primero, tolera suelos deprimidos, con excesos de humedad, compartiendo los ambientes recomendados para las especies templadas: festuca alta, Lotus tenuis y trébol blanco y el segundo a zonas más frías y secas pero no anegadas. Si el suelo se inunda puede ser este último la mejor alternativa dentro de las tropicales. Las dos variedades son moderadamente tolerantes a sales, aunque “ pasto makarikari “ soporta levemente más a este factor abiótico. Chloris gayana (“Grama Rhodes”) es una de las especies más tolerantes a la sequía y a la salinidad.
Dentro de esta especie, existen variedades diploides y tetraploides. Las variedades diploides son más subtropicales y por lo tanto más tolerantes al frío y se clasifican en tres “tipos”: “Pioneer”, “Katambora” y “Japonés”.
Las variedades tetraploides son más tropicales que las diploides, menos adaptadas a la salinidad y a su vez se clasifican en “tipos”: “Gigantes” y del “este de África”.
A continuación, se ofrecen pautas generales sobre implantación, producción, calidad, fertilización y utilización de especies forrajeras megatermicas .
Si bien a la fecha no se cuenta con un cúmulo importante de información que permita conocer el comportamiento productivo de estas especies, su distribución estacional de la producción, su persistencia y la tolerancia a bajas temperaturas invernales, dado el estado actual del conocimiento, la información presentada en los párrafos siguientes resulta de relevancia para la toma de decisiones productivas.
IMPLANTACIÓN
La época de siembra favorable se encuentra entre mediados de octubre y principios de diciembre, cuando las temperaturas de suelo superan los 15 º C. La densidad a sembrar dependerá de la calidad de la semilla, la cual es muy variable, por lo cual se recomienda realizar el análisis previo a la siembra. El objetivo es lograr un número de al menos entre 30 a 50 plantas por metro cuadrado, para ello, se recomienda sembrar un numero de 250 a 300 semillas viables por metro cuadrado. Las experiencias indican que la siembra debe realizarse en directa, previo control de la vegetación natural existente con herbicidas de acción total, cuando las especies naturales están en actividad. Cuando se elimina la cobertura vegetal por laboreo, los suelos en posiciones deprimidas del relieve son susceptibles de sufrir procesos de acumulación de sales en superficie, por el ascenso capilar de agua freática con alta concentración de sales solubles. Además, el laboreo destruye la estructura y genera encostramiento superficial en los suelos sódicos. Estos encostramientos dificultan la emergencia de las plántulas y disminuyen la infiltración del agua de lluvia. En cuanto a la distribución de la semilla, es muy difícil lograr uniformidad en la distribución de la semilla pura sin mezclarla con algún material inerte (sulfato de calcio, otras semillas sin poder germinativo) que ayude a que la masa de semillas no forme cárcavas en la sembradora y se produzcan atascamientos o no corra la semilla. Otro factor que puede definir el éxito o fracaso de la implantación es la profundidad de siembra. Se recomienda que la misma sea superficial debido al tamaño pequeño de la semilla de todas las megatérmicas comúnmente usadas, siendo importante que esta esté en contacto con el suelo.

COMPORTAMIENTO PRODUCTIVO
Las experiencias llevadas con materiales como Panicum coloratum (“Bambatsi” y “Klein verde”) , Chloris gayana “Pioneer”, “Top cut” y “Finecut” permiten sugerir que pueden disponerse de 4 o 5 aprovechamientos durante el ciclo de producción, con rendimientos que pueden variar entre 4.000 y 6.000 kg. de materia seca has, distribuidos entre diciembre y abril, dependiendo del tipo de suelo, condiciones climáticas (temperatura y principalmente precipitaciones) y fertilización nitrogenada.

FERTILIZACIÓN
En la implantación, es conveniente el empleo de fertilizantes nitrogenados para lograr un rápido establecimiento, ya que la gran mayoría de los suelos sódicos poseen bajos contenidos porcentuales de materia orgánica (0,8-1,4 %). Estos bajos contenidos de materia orgánica, se deben a la solubilización de la materia orgánica que migra hacia la superficie del suelo por ascenso capilar (perdida), por formación de complejos humus-sodio (humatos sódicos).
UTILIZACIÓN Y CALIDAD DEL FORRAJE
El momento de realizar el primer aprovechamiento debe ser en el otoño siguiente al año de siembra de la pastura, dejando un remanente de forraje que ayude a atenuar las bajas temperaturas invernales que se presentan en la región. Los aprovechamientos posteriores, deberán realizarse con adecuadas condiciones de “piso” (suelo firme) y dejando área foliar remanente, sobre todo en el último aprovechamiento de otoño, para entrar al invierno con una acumulación de biomasa que permita atenuar los efectos negativos de las bajas temperaturas invernales. Para no perder la calidad del forraje, se recomienda evitar el retraso del aprovechamiento, ya que las altas tasas de crecimiento durante el periodo estival, deprimen rápidamente la calidad, al producirse abundante cantidad de hidratos de carbono estructurales debido al pasaje al estado reproductivo. Por otro lado, si se decide diferir el forraje acumulado en pie para la estación invernal, también disminuirá la calidad del forraje, más aun en “Grama Rhodes”.

CONSIDERACIONES FINALES
La incorporación de especies megatérmicas perennes en suelos afectados por sales, no solo es una alternativa para contar con forraje disponible en los meses estivales, sino también, a partir de la generación de biomasa radical, contribuir a un mayor consumo de agua, mejorar la estructuración del suelo e incrementar el lavado de sales. Adicionalmente, tanto el desarrollo radical como la cobertura del suelo generada por la biomasa aérea, son estratégicos para la disminución del ascenso capilar de sales solubles hacia la superficie, aspecto clave en el manejo y recuperación de suelos afectados por sales.



Fuente: INTA

Este Artculo pertenece a Revista Amanecer Rural. Edicion .








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