MANEJO DE TIZÓN FOLIAR O TIZÓN COMÚN EN MAÍZ

Siendo la principal enfermedad en maíces tardíos, su manejo incluye medidas desde la planificación del lote a la aplicación de fungicidas foliares


amanecer rural

Relevancia
Esta enfermedad se encuentra en toda la zona de producción maicera de Argentina, pero toma importancia  en siembras de maíces tardíos (noviembre a enero) y en las zonas más templadas o al norte del país. En las últimas campañas el tizón foliar común ha ganado mayor relevancia debido principalmente a un aumento en la superficie sembrada con maíces tardíos.
Pueden ocurrir significativas pérdidas de rendimiento cuando se combinan híbridos susceptibles  con las condiciones ambientales propicias para este hongo, generando la infección en estadios iniciales del cultivo. Las lesiones causan una reducción del área foliar de la planta limitando la fotosíntesis y con ello, el llenado de grano. Cuantas más lesiones haya en una planta y cuanto más temprano en la temporada se desarrollen, mayor será la pérdida en el rendimiento.
Agente causal
El agente causal es el hongo saprófago denominado en su forma asexual Exserohilum turcicum (ex: Helminthosporium turcicum). Sobrevive el invierno como micelios y conidios en el rastrojo de maíz. El sorgo (Sorghum bicolor)  y sorgo de Alepo (Sorghum halepense) pueden ser también hospedantes de este patógeno.
Condiciones predisponentes
El desarrollo de la enfermedad se ve favorecida por temperaturas moderadas de entre 18 y 26 °C y períodos prolongados (más de 6 horas) de mojado foliar por lluvias o rocío. Mientras que el clima cálido y seco restringe el desarrollo y la propagación de la enfermedad.
Pérdidas de rendimiento
Se sabe que el establecimiento de E. turcicum puede ocasionar pérdidas del rendimiento de entre el 30 y 50%  si las lesiones alcanzan antes (2 semanas) o durante floración las hojas de la espiga o las superiores a esta. Y son mínimas si la enfermedad ocurre después de este estadio (6 semanas).
Otro aspecto a tener en cuenta, que puede incrementar las pérdidas de rendimiento, es que las lesiones foliares a causa del tizón también pueden contribuir al desarrollo de las enfermedades de pudrición del tallo y raíces, debido a que generan una re-movilización de reservas.
Identificación de la enfermedad. Síntomas
Las primeras lesiones pueden comenzar 1 a 2 semanas después de la infección.  El inóculo es dispersado por el viento o la lluvia desde el suelo hacia las partes inferiores del canopeo principalmente, por ello es común que las lesiones iniciales se detecten en las hojas inferiores como manchas pequeñas ovaladas y acuosas, de color pajizo con halo húmedo, aisladas, desde etapas muy tempranas en el cultivo.
Estas lesiones se transforman luego en zonas necróticas alargadas de 2,5 a 25cm y ahusadas o forma de cigarro, limitadas por un margen más o menos definido, oscuro marrón-rojizo, avanzando sobre las nervaduras. Cuando el ataque es muy severo, la enfermedad avanza hacia arriba en el canopeo, las lesiones se agrandan y se unen cubriendo hojas enteras, que se marchitan, se rajan longitudinalmente y la planta muere.
La cantidad o el tamaño de las lesiones pueden variar según el grado de resistencia.
En híbridos susceptibles y condiciones húmedas, la esporulación fúngica comenzará en unos pocos días. Las esporas son de color gris oscuro, generalmente en la superficie inferior de la hoja, lo que les da un aspecto «sucio».
Manejo

La principal herramienta para evitar pérdidas económicas con esta enfermedad son las prácticas preventivas de manejo. Podemos nombrar:
1- Uso de híbridos tolerantes a la enfermedad:
La principal estrategia de manejo es el uso de híbridos con mejor comportamiento frente  a la enfermedad.  El nivel de tolerancia, que es informado por los semilleros, está definido por el comportamiento de los híbridos con distintos tipos de resistencias en varias zonas productivas siempre de alta incidencia del patógeno. Existen dos tipos de resistencia a la enfermedad la resistencia monogénica y la poligenica. La combinación de ambos tipos de resistencia en un solo híbrido sería la mejor protección contra esta enfermedad. Sin embargo existe poca disponibilidad de materiales que presenten adecuada tolerancia a la enfermedad con alto potencial de rendimiento, por lo que se ha ampliado el uso de fungicidas foliares.
Sumado a la elección del material a sembrar es necesario considerar evitar las densidades de siembra por encima de las recomendadas, ya que esto también generará condiciones predisponentes.

2- Manejo del rastrojo:
Las  prácticas que ayudan a disminuir la cantidad de rastrojo bajarán la concentración de inóculo presente en el lote y así la probabilidad de infección. Por ello se recomienda realizar una planificada rotación de cultivos y evitar el monocultivo de maíz (u otros hospederos). En sistemas de siembra directa y en zonas con condiciones ambientales predisponentes, es aconsejable la rotación de dos años sin maíces para prevenir la enfermedad.

3- Uso eficiente de fungicidas
La aplicación de fungicidas foliares es una alternativa válida para el control de la enfermedad en híbridos susceptibles, con ataques frecuentes y severos y en lotes de mayor potencial. Antes de tomar la decisión de  aplicar fungicida se debe considerar previamente las prácticas de manejo preventivas del lote, las condiciones climáticas previstas y factores económicos, y en base a eso establecer o no la necesidad de la aplicación.
Cabe destacar que para que sea eficiente una estrategia de uso de fungicidas esta debe ser planificada mientras los niveles de la enfermedad se mantienen bajos (bajo % de área foliar lesionada), por lo que es importante el monitoreo temprano de la enfermedad y el conocimiento de sus signos iniciales especialmente en lotes a los cuales se los considera riesgosos.
Para  la cuantificación de la enfermedad para prevenir las pérdidas de rendimiento, se debe tener como referencia las hojas de la espiga (He) y las que están inmediatamente por encima y por debajo de esta (He+1 y He-1).  Debido a que el tizón tiene como características aumentar el largo de las lesiones cuando las condiciones son favorables para su desarrollo, es considerado el largo de la lesión (cm) más preponderante que la cantidad de lesiones como variable indicadora para su cuantificación, proponiéndose como equivalente a una lesión el largo de 1cm de lesión, por ello una lesión de 5 cm equivaldría a 5 lesiones. Entonces, se aconseja como Umbral de Daño económico (UDE) realizar aplicaciones de fungicidas foliares en híbridos susceptibles entre Vt y R1 cuando el promedio de las lesiones/hoja sea de uno (1), teniendo en cuenta solo las hojas de referencias He, He+1 y He-1. (Carmona, M. y Sautua, F.; 2014)
En cuanto a moléculas utilizadas hay trabajos que recomiendan la mezcla de triazol + estrobilurina para reducir severidad de la enfermedad, aplicados en estadios vegetativos (V12) o en dobles aplicaciones  (V12+R1) con resultados satisfactorios. (Couretot, L.; Parisi, L. y Magnone, G, Pergamino, 2014).
En las evaluaciones realizadas en la Red de Maíz Tardío (RMT) 2018/2019 de Aapresid hubo una respuesta positiva  en el rendimiento frente a la aplicación del fungicida (Azoxistrobina + Cyproconazole), aumentando en 550kg/ha el rinde en promedio para todos los sitios y los genotipos evaluados, en concordancia con los resultados de las evaluaciones de años anteriores de la Red en donde los aumentos en el rendimiento del maíz oscilaron entre 500kg/ha y 700kg/ha con al uso de fungicida foliar.
Vale la pena destacar que en todas las pulverizaciones realizadas, pero especialmente cuando estamos aplicando fungicidas, es sumamente valioso lograr homogeneidad en la cobertura de las gotas y una buena penetración en la parte inferior del canopeo del cultivo que es en donde comienza mayormente el desarrollo de los patógenos.
Siempre son aconsejables las medidas de manejo adoptadas en forma conjunta y con una visión a largo plazo, ya que constituyen la mejor y más eficiente práctica de control de la enfermedad.



Fuente: AAPRESID

Este Artculo pertenece a Revista Amanecer Rural. Edicion .








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