RECOMENDACIONES DE FERTILIZACIÓN PARA EXPECTATIVAS ALTAS

Por el momento, las experiencias locales y regionales han mostrado que los elementos más importantes que pueden limitar el rendimiento de arroz son el Nitrógeno, el Fósforo, el Potasio y el Cinc.


amanecer rural

Fósforo
La anaerobiosis del suelo generada por la inundación durante el cultivo de arroz provoca condiciones que favorecen una mayor disponibilidad de P. Los suelos bien dotados de materia orgánica como los de Entre Ríos, pueden desarrollar gran poder reductor y mineralizar cantidades de P suficientes como para cubrir los requerimientos del arroz a expensas de las reservas de fósforo orgánico y no responder a la aplicación de P. Sin embargo, cuadro ese pool se agota o los suelos son genéticamente pobres en materia orgánica, el fósforo liberado es insuficiente.
Por otro lado, en suelos de pH superior a 7 la respuesta a P ha sido significativa. En estas condiciones, la liberación de P que se produce por la anaerobiosis, al haber muy poco Fe activo para reducir, es escasa. Coincidentemente en Arkansas (EEUU), reconocen que los análisis de P disponible no son efectivos para el arroz; sostienen que el pH del suelo es un mejor estimador de la respuesta y recomiendan mayores dosis de P cuando el pH del suelo es superior a 6,5.
En base a estas experiencias es que se propone una tabla de interpretación y recomendación basada en la cantidad de P disponible, la materia orgánica y el pH de los suelos.
 Dado que las fuentes de fertilizantes de fósforo tienen distinta reacción en el suelo, se recomienda la utilización de Fosfato mono amónico (MAP) de reacción ácida, en los suelos de pH > 6,5 y Fosfato di amónico (DAP) de reacción alcalina, en los suelos de pH < 6,5. Tanto DAP (20 % P) como MAP (22 % P) aplicados a la siembra en líneas.
 
Potasio
Los requerimientos de K de un arroz de alto rendimiento son del orden de los 120 a 150 kg/ha, pero durante la floración y llenado de granos, un arroz bien nutrido puede absorber más de 200 kg/ha. El K juega un rol fundamental en la expansión celular y en el desarrollo de aerénquima funcional; también en la translocación de los fotoasimilados hacia los granos.
La deficiencia de K se presenta por dos condiciones. Una por baja disponibilidad y otra por mala relación con los cationes de cambio como Ca, Mg y/o Na.
La disponibilidad se debe analizar tanto por el valor de K intercambiable como por la proporción de K sobre la capacidad total de cambio o CIC. 
Independientemente de la disponibilidad de K. En los suelos donde se observen reacciones alcalinas (pH > 7) por exceso de Sodio (Na) o Calcio (Ca), tanto como en las situaciones de salinidad (CE > 1,5 dS/m) se recomienda la aplicación de un mínimo de 30 kg/ha de K.
La fuente más utilizada es el Cloruro de potasio (50 % K) aplicado a la siembra o previo al riego.
 
Cinc
Las condiciones de anaerobiosis del suelo que se establecen en el cultivo de arroz determinan que la disponibilidad de cinc (Zn) se vea disminuida. Por ello es muy frecuente la respuesta a la aplicación de Zn en arroz a nivel mundial. En los suelos donde se cultiva arroz en Entre Ríos, es frecuente encontrar áreas o lotes donde las plantas al emerger, presentan una clorosis que retarda su crecimiento y en algunos casos llega a provocarles la muerte. Estos síntomas están asociados a suelos con pH superior 6,5, con visibles y abundantes concreciones de CaCO3 en superficie y se agravan cuando ocurren bajas temperaturas, lluvias excesivas o se aplican altas dosis de P. Síntomas similares se pueden observar en zonas de suelos salinos, sódicos y/o alcalinos de Santa Fe y Corrientes. Esta sintomatología relacionada a la baja disponibilidad de Zn y la baja actividad metabólica del Zn en la planta por exceso de Ca, ha podido ser corregida o mitigada mediante la aplicación de Zn como tratamiento de semillas. El tratamiento de las semillas con Zn, ha mostrado una respuesta promedio de 350 kg/ha en Entre Ríos y el grado de adopción de esta práctica entre los productores es superior al 60 %. En suelos deficientes, la complementación con aplicaciones foliares de fertilizantes con Zn, aporta beneficios adicionales con respuestas medias de 400 a 800 kg/ha. La dosis de Zn a aplicar es de 200 a 400 g/ha. Las fuentes disponibles (óxidos, y quelatos) tienen similar respuesta.
Dado la deficiencia y respuesta generalizada, se recomienda el tratamiento de semillas con Zn de manera generalizada también. Las condiciones de mayores respuesta se observan en suelos con Zn disponible (EDTA) menor a 0,8 mg/kg y/o pH superior a 6,5.
 
Nitrógeno
Habiendo corregido las deficiencias y realizado los aportes necesarios de fósforo, potasio y cinc; el nitrógeno (N) es el elemento que permitirá alcanzar los potenciales de producción con las mayores respuestas. La deficiencia de nitrógeno es generalizada y muy pocos suelos pueden aportar cantidades suficientes de N para altos rendimientos de arroz. La dosis de N a aplicar depende la capacidad del suelo para aportar N al cultivo y de la variedad por su susceptibilidad al vuelco o a enfermedades 
El arroz debe mantenerse inundado y en anaerobiosis para reducir las pérdidas de N. Cuando el agua no satura la superficie de manera continua las pérdidas de N pueden ser altas y por lo tanto la efectividad menor. Sin embargo, experiencias recientes en Argentina indican que la aplicación de N en diferenciación de panícula puede ser tanto o más efectiva que la de preriego.

Las experiencias locales muestran que es conveniente aplicar una pequeña cantidad de N a la siembra (10-25 kg/ha) para lograr un buen crecimiento inicial sobre todo en suelos pobres de cultivo continuo de arroz
 
Consideraciones finales
Las condiciones de inundación y las bajas exigencias del arroz determinan que su cultivo sea posible en suelos considerados no aptos para otros cereales. Esto lleva a una alta intensidad de uso del suelo y monocultivo en muchas situaciones, con lo cual los problemas de fertilidad son crecientes. Elementos como fósforo, nitrógeno y cinc se agotan rápidamente del sistema si no se reponen adecuadamente.
 



Fuente: Ing. Agr. Dr. César Quintero, Facultad de Ciencias Agropecuarias UNER.







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