SOJA CON PROTEINA ALTA

Estudio realizado por argentinos determinó que la elección del cultivar constituye la opción de manejo más importante para generar cultivos de soja con alto tenor proteico.


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“Las opciones de manejo como el cultivo anterior, distanciamiento entre hileras, inoculación de semillas, fertilización fosforada y aplicación de fungicidas foliares no fueron relevantes para diferenciar lotes con una concentración de proteína de semilla contrastante”, indicó un trabajo realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y CREA.
“Se observaron correlaciones negativas consistentes entre el rendimiento y la concentración de proteína de la semilla entre los cultivares, pero no entre los sitios. Esto demostró que los sitios con alto rendimiento y alta concentración de proteínas son alcanzables”, determinó el estudio.
Los datos analizados corresponden a lotes de empresas CREA relevados entre los años 2012 y 2016 fundamentalmente en la zona central argentina (1294 y 427 de soja de primera y segunda respectivamente). Los datos de ambos fueron analizados por separado por medio de la metodología estadística conocida como “árboles de regresión”.
Adicionalmente se evaluaron resultados de ensayos comparativos de rendimientos realizados por técnicos CREA entre las campañas 2014/15 y 2015/16 por medio de técnicas de efecto mixto (mixed-effects models).
Los modelos de “árboles de regresión” permitieron explicar el 39% de la variación del tenor proteico en soja de primera, de los cuales las variables de manejo representaron un 73% de esa variación, mientras que el 27% restante correspondió a factores ambientales. De todas las variables de manejo evidenciadas, la elección del cultivar explicó el 71.5% de la variación proteica en soja.
“Las bajas temperaturas durante diciembre y los altos niveles de radiación durante febrero se correlacionaron con valores bajos de concentración de proteína de semilla de soja”, indica el estudio.
En soja de segunda también se detectó la elección del cultivar de soja como factor crítico en la variación del tenor proteico, seguido por las precipitaciones y temperaturas registradas durante el mes de enero (tiempo caluroso y abundantes lluvias tienden a generar menores niveles proteicos).
El estudio mostró que en soja de primera se registra un mayor tenor proteico a medida que se avanza hacia las zonas del norte del país, pero eso no fue concluyente en el caso de soja de segunda.
El análisis de los ensayos comparativos de rendimientos permitió detectar cultivares con altos y estables niveles de concentración proteica. En el caso de soja de primera, los materiales identificados fueron NS4619, A5009 y DS1470, mientras que en cultivos de segunda fueron NS4619, NS4955 y NS6248.
“El cultivar NS4619 mostró una calidad de semilla superior a la media y rendimientos adecuados (∼4000?kg ha−1) tanto en cultivos de soja de primera como de segunda”, señala el documento.
El análisis de los materiales evaluados en ensayos mostró que a medida que se obtuvieron mayores rendimientos, el porcentaje de proteína en granos disminuyó. Sin embargo, se encontró una frontera en la captura total de nitrógeno (N) de 290 kg N ha-1, la cual habría que superar para poder lograr altos rendimientos acompañados de alta concentración proteica.
Los investigadores indicaron que el gran desafío para aumentar el porcentaje de proteína con niveles altos de rendimiento radica en desplazar la frontera de exportación de nitrógeno mediante aumentos en la captura de N del cultivo, lo que invariablemente lleva a estudiar cuestiones de absorción directa y fijación biológica de N en los cultivos de soja de Argentina.
 



Fuente: Valor Soja







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