Agtech: una modificación que puede generar un retroceso

Cn la sanción de la ley de emprendedores el Estado creó la figura de las "Sociedad por Acciones Simplificada", un nuevo tipo societario que se sumó a las opciones que tienen los emprendedores en general y las agtech en particular, que buscan transformar una idea en un negocio.


amanecer rural

La SAS surge por una necesidad de los emprendedores y las pymes de tener un tipo societario más flexible, simple para su constitución y para combatir la informalidad de nuestra economía. Se la pensó desde un inicio como una sociedad que se pudiera constituir por internet de manera digital, a un bajo costo y de manera más ágil, y sin la obligación de necesitar de un profesional.
Como asesor y mentor de muchos emprendedores sé que uno de los motivos más frecuentes por el que un emprendedor constituye una empresa bajo la figura de una SAS es que requiere de poco capital, apenas dos sueldos mínimos vital y móvil, y también porque la figura permite ajustarse a nuevos modelos de negocio, que antes de la aparición de la SAS, la ley de sociedades comerciales no contemplaba.
Los emprendimientos agtech son parte del universo de esos nuevos modelos de negocios, que hasta hace pocos años no conocíamos y para los cuales la SAS trajo avances. Para comprender mejor el panorama, es necesario entender que los emprendedores que crean una SAS agtech (o no) pueden estar en Venado Tuerto (Santa Fe), Trenque Lauquen (Buenos Aires), Villa María (Córdoba), y que a diferencia de una sociedad de producción agrícola ganadera, las agtech por lo general tienen un mayor volumen de estos trámites administrativos y legales.

¿Qué soluciones ofrece la SAS para las agtech?

La libertad de los socios para reglamentar la forma en que van a relacionarse como tales.
La forma que se han regulado los aportes irrevocables, estableciendo un plazo máximo en el que podrán mantenerse como tales (esto es importante por la forma en que se financian las Agtech con capital emprendedor).
La posibilidad de realizar por medios digitales los libros societarios y contables, o el cambio en del estatuto, sin necesidad de ir a sus ciudades capitales para realizar dicho trámite.

El mundo ha confirmado que las SAS funcionan muy bien por ser un sistema que se amolda a la nueva manera de hacer negocios. Tal es así que varios países de la región ya la han adoptado.

Recientemente también Uruguay implementó el uso de las SAS, dando un paso para alejarse de ser el país el más costoso de latinoamérica a la hora de constituir una sociedad. También podemos encontrar SAS en Colombia, Chile, México, entre otros.

Sin embargo, aquello que hasta hace poco había sido una solución o una buena noticia ahora se transforma en un dolor de cabeza. La Inspección General de Justicia anticipó que se establecerán un programa para emprendedores probados y, aparentemente, la figura de la SAS será apenas un paso para los emprendedores, porque cuando una empresa se encuentre mejor capitalizada deberá pasar a ser una SA o SRL.
Objeciones de la IGJ
La Inspección General de Justicia, a cargo de Ricardo Nissen, derogó el Artículo 2º de la Resolución General IGJ Nº 8/2017 del 5 de octubre de 2017 que establecía la posibilidad de crear una Sociedad por Acciones Simplificadas con firma electrónica de los socios y la firma digital sólo del último de los socios en firmar.

Las objeciones de la IGJ al modelo de las SAS pueden ser más o menos válidas según la óptica, sin embargo no han caído bien en el ámbito emprendedor y no son percibidas como una mejora por quienes son el sujeto afectado. "Somos una empresa de sólo 3 años que ya tiene 13 personas trabajando. Para nosotros la SAS fue la opción ágil y barata, conocemos los cambios que quiere hacer la IGJ pero no consideramos que traigan un beneficio sino que es una cuestión política que nos lleva para atrás", sostiene José Robetto de Caloian SAS, emprendedor agtech de Mar del Plata.

Las SAS democratizan la posibilidad de emprender desde diferentes partes del país, son un modelo amigable pero también tiene oportunidades de mejora. En ese sentido podemos cambiar un procedimiento, pero no el objetivo, el para qué: fomentar el desarrollo de más empresas destinando más recursos y tiempo al desarrollo y menos a las tareas burocráticas.

La modificación del régimen de las SAS viene con aires de retroceso y pérdidas de oportunidades. Su justificación haciendo alusión a la idea de un mayor contralor por su traspaso a soporte papel no tiene coherencia técnica en un siglo donde existen muchos medios tecnológicos que pueden realizarlo de manera aún más abarcativa y veloz que con una persona humana.



Fuente: Juan Manuel Barrero







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