El campo aportó US$850 millones por la última medida de Massa para sumar reservas

A un día de vencer el dólar exportador, esa fue la contribución del sector con la venta al exterior de distintos productos


amanecer rural
El campo aportó US$850 millones por la última medida de Massa para sumar reservas


A horas de finalizar el dólar exportador, el programa del Gobierno para reforzar las reservas del Banco Central [BCRA] con un esquema de liquidación de 70% al tipo de cambio oficial y el 30% restante al Contado con Liquidación [CCL], se conoció que el agro aportó alrededor de US$850 millones. La medida oficial alcanzó a todos los bienes intermedios, bienes terminados, productos primarios y servicios. Entró en vigencia el 24 de octubre pasado y finalizará mañana.

En total, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en este tiempo se negociaron 649.886,2 toneladas en soja y 104.736,3 de girasol. En tanto, en maíz las operaciones fueron de 1.646.733,4 toneladas, 1.084.802,9 toneladas en trigo, 26.553,3 toneladas en sorgo y 121.313,5 en cebada.

“El decreto 549 que vence este viernes y que el Gobierno nos informó que no será renovado tuvo baja incidencia en el comercio de granos porque nos habíamos quedado con muy bajo stock de soja producto de la sequía y la fuerte comercialización en los PIE [Programa de Incremento Exportador] previos. El maíz fue afectado también por la sequía; el trigo aún no arrancó [por la nueva cosecha]”, dijo Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) a LA NACION.

En este contexto, Idígoras indicó que “es imperioso que el ganador del domingo defina el martes el rumbo de la política cambiaria para dar claridad al comercio”.

Para David Miazzo, economista jefe de la Fundación Argentina para el Desarrollo Agropecuario (FADA), el dólar exportador tuvo impactos muy limitados en el agro. “Para eso han jugado dos o tres factores, el primero es la sequía y que hubo ediciones anteriores del dólar soja y dólar agro. Quedaba muy poca oferta y todavía queda poco para vender, independientemente de cuál sea el tipo de cambio. Ese es el primer factor, el de oferta. Segundo está la brecha cambiaria porque al mismo tiempo que mejoró el tipo de cambio exportador con el dólar exportador subieron los dólares financieros. La brecha entre ese dólar exportador y el dólar financiero se siguió manteniendo porque subieron las dos cosas al mismo tiempo”, explicó.

“Fue un incentivo, respecto al dólar que se estaba exportando, pero también al dólar en la expectativa hacia adelante, que es ese dólar financiero, el dólar libre. El incremento de los dólares financieros al mismo tiempo limita la efectividad que puede tener”, dijo.

Mencionó que el tercer factor tiene que ver con la sensación de oportunidad que significa ese tipo de cambio especial. “¿Por qué funcionó muy bien el primer dólar soja de septiembre del año pasado? Porque era la primera vez que se hacía y no había una certeza respecto a que en el futuro iba a haber otras ediciones. Se generó una sensación de oportunidad. Se pensaba: aprovecho y vendo ahora con este tipo de cambio más alto, porque después voy a tener un cambio tipo de cambio más bajo de nuevo. Con las sucesivas ediciones del dólar soja, dólar agro y después el dólar exportador, esa sensación de ventana de oportunidad desapareció”, siguió.

En tanto, el economista y experto en agronegocios Ernesto Ambrosetti sostuvo que uno de los factores de la “baja motivación” del dólar exportador es que no hubo una disponibilidad en el stock de soja como sí pasó en las primeras cuatro ediciones del programa. “Ya se había vendido lo suficiente, como para que el campo se abasteciera de insumos estratégicos. En esta última etapa quedaba la cancelación de algunos insumos en función de las condiciones de la humedad del suelo que permitían sembrar otros cultivos”, planteó.

A esto se le sumó la incertidumbre de lo que va a suceder en el país. “Es la incertidumbre de lo que va a pasar, sí va a haber o no una devaluación, que por ahora se volvió al crawling peg, pero nadie está seguro después de las elecciones. Dependiendo de quién gane, cómo se va a manejar el tipo de cambio: todo eso hace a una precaución importante por parte del productor agropecuario en sus ventas, que las realiza para hacerse de insumos o en caso de que necesite recursos”, indicó.

A partir de un nuevo gobierno, deslizó, el productor quedará expectante a la política de estabilización y unificación del dólar. “Lo que se está esperando es cómo se va a adecuar este dólar oficial a un dólar más realista para la economía. Hoy un dólar oficial más realista estaría, con una evaluación del 100%, relativamente competitivo para la economía y que permitiría incluso recaudar reservas para el Banco Central y estabilizar mejor la relación de los precios relativos que están totalmente distorsionados con todos estos mecanismos que tenemos hoy”, planteó.



Fuente: La Nacion







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