Mesa de las Carnes. El día en que los empresarios que soñaban con poder exportar libremente se preocuparon por los empleados del Senasa que deben certificar sus exportaciones

Los integrantes de la Mesa de las Carnes se reunieron el miércoles con los nuevos funcionarios de la Secretaría de Bioeconomía. Estuvieron presentes todos los eslabones de la cadena cárnica, desde el sindicalista Alberto Fantini, productores, consignatarios, matarifes, industriales y exportadores.


amanecer rural
Mesa de las Carnes. El día en que los empresarios que soñaban con poder exportar libremente se preocuparon por los empleados del Senasa que deben certificar sus exportaciones


Del lado del gobierno estuvieron el Jefe de Gabinete de la cartera, Pedro Vigneau, y quien será responsable del área ganadera, Belisario Castillo.

Desde el sector privado contaron que en este primera reunión se trataron diferentes temas y quedó planteada una agenda a abordar para resolver cuestiones pendientes. Los empresarios no evitaron manifestar el malestar por la intención oficial de incrementar las retenciones a las exportaciones a la carne. Sería el producto que más sufriría, con un fuerte salto de la alícuota del 9 al 15%.

El gobierno ganó las elecciones levantando la bandera de la libertad de mercados, que el sector entendió como el fin de las trabas a las exportaciones y de las distorsiones en los mercados, pero del dicho al hecho hay al menos un trecho. Con el decreto desregulador de las últimas horas, se confirmó que se prohibirán las prohibiciones a las exportaciones, como el sistema de cupos para la carne vacuna. Pero perdurará el impuesto a las exportaciones, generando distorsión en los valores que recibe la cadena.

En este contexto Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa de las Carnes, indicó: “El tema retenciones nos generó sabor amargo porque pesábamos que iba a tener una agenda de retroceso y no de suba. Ellos nos explicaron que es transitorio y que durarán hasta estabilizar la economía, esperemos que sea así”.

Pero además se trataron cuestiones como la Ley Federal de Carnes, la necesidad de combatir la informalidad, y la preocupación por la necesidad de contar con un servicio sanitario fuerte y en condiciones de certificar la calidad de la carne que se vende al mercado interno y también la que se exporta.

En la campaña electoral se dijo que se iban a fomentar las ventas al extranjero. Pero para ello es necesario contar con el personal en el sector público que ejecute las funciones más elementales del Estado.

Por caso, la cuota de exportación de 20 mil toneladas de carne a Estados Unidos, cuyo mercado se reabrió luego de muchos años de estar cerrado, requiere de certificadores especiales, es decir, de empleados del Senasa. Pero una de las preocupaciones es que para llevar esa tarea en 2023 se contrataron varios centenares de personas para trabajar en las diversas plantas de faena, pero cuya contratación está por caducar a fin de año.

Estas personas corren el riesgo de quedarse sin trabajo y los frigoríficos corren peligro de no lograr la certificación exigida no solo por Estados Unidos sino también por el mercado mexicano, que también se ha abierto recientemente.

“Son empleados contratados cuya función es absolutamente necesaria para negocios de este tipo, o por ejemplo para controlar la difusión de enfermedades como la gripe aviar”, dijo Dardo Chiesa. En total, Senasa cuenta con unas 550 personas en esa condición precaria de trabajo. Incluso los primeros contratos se realizaron con dinero que puso el propio sector, a través de una fundación veterinaria con sede en La Plata.

Chiesa, ante este planteo, explicó cuál fue la respuesta oficial: “Nos dijeron que están buscando soluciones, que una posibilidad es que se vinculen por convenio de cooperación con las plantas, pero en realidad el Senasa recauda más de lo que gasta, ese dinero va a rentas generales y muy probablemente al gasto social. El organismos debería tener el dinero necesario para cumplir sus funciones”, reclamó el dirigente.

Además explicó que según el protocolo sanitario acordado con Estados Unidos, los certificadores “deben tener relación el Estado y no con las empresas por una cuestión de transparencia”. Es obvio. Uno más uno es dos. deben ser empleados del Estado y no del sector privado los que efectúen los controles.

La cuestión no es menor y entre los industriales hay fuerte preocupación por el tema. Así lo manifestaron diferentes cámaras tras el encuentro con los funcionarios. Chiesa en su rol de coordinador de la Mesa de las Carnes no hizo más que mostrar el peligro que implica creer que con desregular se solucionan todos los problemas, cuando en realidad se podría poner en riesgo un negocio que costó mucho lograr y representa ingresos por unos 150 millones de dólares.

A veces el remedio termina siendo peor que la enfermedad y en estos casos, siempre es mejor prevenir que curar.



Fuente: La Nacion







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