RASTROJO DE ARROZ EN SISTEMAS DESIEMBRA DIRECTA: ALTERNATIVAS DE MANEJO

El rastrojo de arroz es una fuente de nutrientes muy importante, debido a que la paja contiene el 70% del potasio y casi la totalidad del silicio que la planta absorbe.


amanecer rural

Los cultivares de arroz utilizados en La Argentina tienen en la actualidad un potencial de rendimiento en grano cercano a 9.500 kg ha-1 (1) y para esta producción en granos se produce una cantidad de materia verde de aproximadamente 16.000 kg ha-1 sin contar las raíces.

El silicio ayuda a aumentar las defensas de la planta frente a enfermedades y a su vez impide su vuelco.

El potasio favorece el llenado de granos y otros procesos metabólicos . Al dejar el rastrojo en superficie para que se descomponga lentamente se van a liberar al suelo tanto el potasio como el silicio que contiene. Esto significa que las reservas de estos nutrientes se incrementarían satisfaciendo la demanda de la planta, lo cual produciría, según indicaciones de los análisis químicos, un ahorro de dinero en fertilizantes.

El rastrojo en superficie, mencionado anteriormente, puede dificultar, por su volumen, la siembra directa del cultivo de arroz.

Estudios realizados señalan que una cantidad de rastrojo de arroz al momento de la siembra de la próxima campaña superior a 600 kg/ha, provocará inconvenientes en la siembra e implantación del cultivo posterior aún sin detección de enfermedades fúngicas.

Por lo tanto, una práctica muy común, del productor arrocero en nuestro país, para terminar con el rastrojo en superficie, es la quema del mismo.

Estudios indican como posible ventaja de la quema el control eficaz de dos de las enfermedades más graves del arroz, la podredumbre del tallo (Sclerotium orizae Catt.) y la mancha plana (Rhizoctonia oryzae-sativae S.).

Sin embargo, esta metodología produce una alteración en la capa superficial del suelo ya que la reposición de nutrientes a través de la mineralización del rastrojo es prácticamente nula.

Cuando se quema el rastrojo, el fuego acaba con la vida de la mayoría de los microorganismos que ayudan a transformar la materia orgánica en minerales que las plantas pueden absorber y al destruirlos, se disminuye la fertilidad del suelo , además, provoca la emisión de grandes cantidades de contaminantes del aire, especialmente finas partículas .

En la actualidad, se da más importancia al cuidado del medio ambiente y los recursos naturales. Es por este motivo que la práctica de quemar los rastrojos es cada vez más resistida y en ciertos lugares del mundo tales como Estados Unidos, está limitado o prohibido.

En el estado de Texas solo está permitido quemar el rastrojo de arroz en un 30% de su área. Asimismo, en Brasil se está estudiando una ley que limite el uso de esta metodología.

Existen variantes para el manejo del rastrojo de arroz, tal como su incorporación al suelo a través de labranza utilizando implementos como arado de discos, rastras de discos, rastras de dientes o labranza vertical mediante el uso de cinceles .

Estas prácticas son realizadas en sistemas de labranza convencional y en labranza

mínima o anticipada .

Una técnica muy usada en la región arrocera, fundamentalmente en Argentina y Brasil, es el uso de rolo cuchilla posterior a la cosecha, en condiciones de suelo anegado para la labranza convencional o reducida, no siendo apropiado su utilidad en un sistema de siembra totalmente directa.

Hay una alternativa al rolo cuchilla y a la quema, es la utilización de urea en dosis medias, el efecto de la amonificación, no muy utilizado en nuestro medio por su costo, es facilitar la descomposición del rastrojo de arroz

Finalmente, para nuestro país, según la bibliografía consultada, no se encontró información abundante acerca de posibles legislaciones que limiten o prohíban la quema del rastrojo considerada perjudicial para el medio ambiente pero como es una tendencia mundial hacer hincapié en este tema es lógico suponer que existan leyes que la tengan en cuenta. Por esto, es de importancia tener conocimiento de técnicas alternativas que reemplacen a la quema del rastrojo, siendo actualmente la práctica más utilizada por el sector productivo.

 

EXPERIENCIA

Un trabajo realizado en 2014 por especialistas del INTA persiguió los siguientes objetivos:

Objetivos

• Estudiar cuál es el uso adecuado de las distintas herramientas (deflectores,

desparramadores y trituradores) para mejorar la descomposición y mineralización del rastrojo de arroz conducido bajo siembra directa.

• Determinar, para períodos cortos, la cantidad de rastrojo depositado en superficie y su tiempo de descomposición al utilizar las distintas técnicas de manejo del mismo.

• Lograr la mejor distribución efectuada por un desparramador-esparcidor para que el rastrojo esparcido en el suelo sea uniforme y que no supere los 600 kg ha-1 sabiendo que valores superiores a esa cantidad de material afectará la siembra e implantación del cultivo.

 

 

Los tratamientos fueron: cosechadora con desparramador deflector (T1DD), cosechadora sin desparramador triturador (T2SDT), cosechadora con desparramador centrífugo de caucho (T3DC) y cosechadora con desparramador metálico (T4DM).

Alternativas implementadas: a) desmalezado b) rolo cuchilla y c) quemado de rastrojo. En las primeras dos alternativas, se aplicaron tres dosis de urea.

Los resultados principales fueron: a) La T2SDT produjo, una mayor deposición de material en el centro de la máquina (21680 kg ha-1), b) la distribución de rastrojo de la (T3DC) fue más uniforme que para los otros tratamientos.

Sobre los tratamientos principales mencionados, se implementaron las alternativas (subtratamientos) del uso de desmalezadora, rolo cuchilla y quema. Solamente, en las dos primeras alternativas se aplicaron tres dosis de urea: 1) 50 kg ha-1, 2) 70 kg ha-1 y 3) 100 kg ha-1 aplicados tres días luego de la cosecha y el pasaje, tanto del rolo cuchilla cuanto de la desmalezadora, se realizó a los 5 días luego de la aplicación de las distintas dosis de urea.

La no utilización de desparramador-esparcidor-triturador y posterior quema del rastrojo es la metodología más utilizada por productor arrocero en nuestro país, por lo tanto el tratamiento sin desparramador-esparcidor (T2SDT) es considerado el punto de partida calificándolo como testigo.

El proceso de mineralización del rastrojo se evaluó desde el comienzo del ensayo durante ocho meses, la toma de muestras del material distribuido por la cosechadora fue repetida cada 30 días hasta el momento de siembra la cual se realizó, aproximadamente a mediados de septiembre.

La distribución se determinó mediante la utilización de aros de alambre de 0,56 m de diámetro (1/4 de metro cuadrado) tomándose siete determinaciones luego del paso de la cosechadora.

Respecto del quemado del rastrojo en cada tratamiento estudiado, no hubo diferencias significativas entre los mismos (tabla 2). Esta alternativa de manejo del residuo dejó una ínfima cantidad de material que no afectaría la implantación del próximo cultivo. Sin embargo, esta metodología acaba con la vida de la mayoría de los microorganismos que ayudan a transformar la materia orgánica en minerales y al

destruirlos, se disminuye la fertilidad del suelo.

 

CONCLUSIONES

Los resultados logrados en ese trabajo arrojaron las siguientes conclusiones:

Los desparramadores centrífugos de caucho y metálico produjeron mejores distribuciones del material en el suelo siendo recomendable su uso en la cosecha de arroz.

El uso de cosechadoras sin desparramador-esparcidor o con desparramador-deflector no es recomendable debido a la deficiente distribución y mineralización del rastrojo.

Los desparramadores centrífugos de caucho y metálico produjeron mejores distribuciones del material en el suelo siendo recomendable sus usos en la cosecha de arroz.

La utilización de la desmalezadora o del rolo cuchilla es recomendable cuando se trabaja con desparramador centrífugo o desparramador de caucho, no siendo apropiado su uso con máquinas sin desparramador-esparcidor y con desparramador deflector.





Fuente: Ramón J. Hidalgo, Guido F. Botta, Alfredo Tolón Becerra, Oscar R. Pozzolo, José F. Dominguez, Emiliano Serafini

Este Artculo pertenece a Revista Amanecer Rural. Edicion .








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