RECUPERANDO TEALES

Todas las plantaciones de té instaladas durante la década del '50 presentan alta heterogeneidad varietal, a tal nivel que resulta imposible detectar individuos semejantes. Sorprende además en estas plantaciones sus diferencias en cuanto a rendimiento, calidad de taza, tolerancia a enfermedades, etc., de planta a planta.


amanecer rural

 La vida media también varía considerablemente, algunas plantas no pasan de los 10 años, en tanto otras con más de 40 años presentan un aspecto vigoroso y saludable. Además, sobre estas características las condiciones climáticas, especialmente la temperatura, pueden afectar en sumo grado.
Otro punto que merece destacarse es que el comportamiento de una plantación con podas y cosechas regulares, es bastante diferente a una similar que esporádicamente es abandonada, por distintas condiciones coyunturales.
Teóricamente, una plantación de té puede tener una vida media prácticamente indefinida, en la medida que sus requerimientos en agua, luz y nutrientes alcancen niveles adecuados, con un buen manejo de sus plagas y enfermedades. Sin embargo, en la práctica, una plantación en esas condiciones, alcanzaría una edad en la cual no sería conveniente su mantenimiento como plantación comercial y la continuidad de su existencia sólo tendría valor académico.
Por estas circunstancias se debe definir la vida productiva de una plantación, como una función económica en la cual la sumatoria de todos los factores concurrentes, permitirá la toma de decisiones sobre la recuperación, replante o erradicación de la plantación.

ERRADICACIÓN
Normalmente existen dentro de las plantaciones lotes, que ante los primeros problemas climáticos o de bajos precios en materia prima son abandonados. Sobre éstos debe definirse ajustadamente su futuro, ya que una producción alternativa de ese tipo resulta antieconómica en función de la inversión realizada y la superficie ocupada.
Considerando la situación descripta en las líneas precedentes, para el análisis de las parcelas que anualmente son podadas y recolectadas, pueden darse las siguientes pautas orientativas para la toma de decisión sobre la conveniencia o no de su erradicación.
•    Los rendimientos deben ser menores al 65% del promedio de la    plantación,
considerando los últimos 5 campañas.
•    Debe tener un porcentaje de fallas superior al 25%.
•    Presencia de material de origen chino, con alta tendencia a la floración  o assámica con brotes ralos y susceptibilidad a la insolación.
•     Baja contribución del lote a la producción anual total de la explotación.

Una vez que, en base al análisis precedente, se toma la decisión de erradicar la plantación, debe definirse ésta en función del destino productivo de la superficie que ocupa el lote. Esto se debe a que las técnicas serán diferentes si se realiza otro cultivo perenne o anual, o se reitera el té.
En el primer caso, luego de una poda media (altura media entre poda liviana y de rebaje), efectuada con podadora convencional que permitirá incorporar al lote de 5 a 10 t/ha de materia orgánica rica en nitrógeno y potasio, se procede a realizar un corte con machete o serrucho en la base de cada planta. Luego se pincela con una solución arbusticida al 10%. Con plantas de varios ejes menores, se cortan la mitad y se pincelan.
Este procedimiento permitirá eliminar en esta primera operación entre el 60 al 70% de los individuos, que puede pasar al total, con nuevos tratamientos sobre las plantas sobrevivientes. El período más adecuado para estas tareas es el primavero-estival. Con posterioridad, por medio de labranzas convencionales, se integrará el resto del material en forma progresiva, evitando su quema general o localizada.
En el segundo caso, con futura plantación de té, luego de la poda mediana, se procederá a erradicar cada una de las viejas plantas en forma individual para reducir la presencia de inoculo de enfermedades radicales y nematodos. Para esta tarea se empleará un tractor de 45 a 65 HP., con una cadena de aproximadamente 2,5 m de longitud, cuyo extremo se ubicará alrededor de la base de la planta, fijándose por medio de un gancho. En el caso de plantaciones con material de origen chino, pueden extraerse 2 o 3 plantas por vez.
El material conformado por las raíces y parte de los troncos principales, debe trasladarse a otro sitio y quemarse, para evitar que constituya un vehículo de enfermedades y plagas a otras plantaciones.
Su extracción por medio de tractor, si bien resulta lenta, asegura una limpieza efectiva del terreno, permite una inmediata mecanización y facilita las tareas posteriores de recuperación. Posee además la ventaja complementaria de poder realizarse en cualquier época del año.

REPLANTE
Con posterioridad a la erradicación y retiro del material, se procederá a efectuar un subsolado entre 40 a 60 cm de profundidad, con el fin de eliminar las capas compactadas formadas por décadas de cultivo, facilitar el drenaje y mejorar la aireación.
Luego de realizarse una rastreada profunda a    fin de airear las capas superficiales y mejorar la estructura. Para lograr este efecto se  efectuará con niveles medios de humedad en el suelo, con suelos secos o muy húmedos sólo se logrará una pérdida de estructura.
Un    lote donde se ha erradicado té, no debe    ser replantado inmediatamente, ya que  la   joven  planta es muy susceptible al conjunto  de enfermedades radiculares, que pueden en corto tiempo debilitarlas y provocar su temprana muerte. La mejor forma de cortar el ciclo de estos patógenos, así como mejorar las condiciones físicas y químicas del suelo es por medio de abonos verdes.

Estos se implantarán luego del subsolado y la rastreada, permaneciendo en el lote por espacio de 3 a 4 años. La especie más adecuada para nuestra región es el Pasto elefante (Pennisetum purpureum) en su variedad "Panamá".
Su aporte alcanza de 10 a 30 t/ha/año de materia seca, con tres cortes durante el período primavero-estival. Al incremento de materia orgánica, se suma el de N por su asociación con fijadores libres, así como el Ca, Mg y K que recicla de los horizontes subsuperficiales.
Su implantación se efectuará por medio de cañas en liños corridos, distanciados de 1 a 1,5 m, durante el período primavero-estival. Para su eliminación puede emplearse en 2 a 3 aplicaciones herbicidas específicos para gramíneas.
La implantación posterior de té, se efectuará siguiendo los lineamientos ya especificados en cuanto a preparación previa, material, distanciamiento, densidad y cuidados posteriores para una nueva plantación.

 

RECUPERACIÓN
Normalmente estas tareas se realizarán en plantaciones abandonadas, por motivos ajenos a razones técnicas propias del lote. Entre los más frecuentes se pueden citar su falta de acopio cercano, caminos intransitables, carencia de maquinaria propia o contratada, herencia del lote, bajos precios de la materia prima, etc.
Ante esta situación, con una plantación que ha alcanzado una altura de 2 a 3 m, formando una masa densa con aspecto de bosquecillo, al que se suman especies arbóreas autóctonas y enredaderas. Deben encararse una serie de trabajos ordenados en tiempo y forma, para lograr su nueva entrada en producción.
En primera instancia deberá reducirse su altura a 70-80 cm por medios manuales o mecánicos, a los efectos que toda esa masa de ramas y follajes (10-20t/ha), se integre al lote como materia orgánica finalmente dividida.
El momento más adecuado, se extiende al período primaveral. Con posterioridad se deberán eliminar por medios mecánicos y posterior control químico, todos los renovales de té y especies autóctonas, así como las enredaderas.
A continuación de estas tareas, se iniciará un ciclo regular de recolecciones, con intervalos regulares. Luego de la 4° o 5° recolección, se efectuará una fertilización completa con la siguiente relación (12-6-12).
Durante el período de receso otoño-invernal, posterior a esta primera campaña productiva, se efectuará una nueva recorrida de control de renovales y enredaderas.
Al inicio del período primaveral, entre los meses de agosto y septiembre, se efectuará una poda de renovación al nivel del cuello de la planta, por medio de motosierra. Con posterioridad a esta drástica técnica, se deberán contemplar todos los cuidados con respecto a limpieza, labranza, podas de formación y producción que esta poda exige.
Es factible efectuar el replante de fallas con material rustificado, cuando se presentan 4 a 5 fallas, seguidos en el liño. Con plantaciones donde la distancia entre liños alcance de 3 a 3,5 m, es posible interplantar un liño completo entre ambos.
 



Fuente: Sergio Dante Prat Kricun, Luís Darío Belingheri, Humberto Primo Fontana, Silvio Efraín, Rivera Flores y René Antonio Dehle







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