26/11/2018. FRUTAS.
La revista online de noticias de ciencia y tecnología, Agencia CyTA del Instituto Leloir, publicó un estudio internacional liderado por investigadoras de Rosario que “sienta las bases para prolongar la vida del durazno después de la cosecha y, de ese modo, potenciar las posibilidades de exportarlo a mercados remotos”.
“El durazno cosechado suele deteriorarse rápidamente y también resulta vulnerable a las bajas temperaturas. Para intentar prevenir ese efecto y eventualmente extender su plazo de conservación, científicas del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI), dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), hallaron ciertos factores internos de la fruta que regulan su maduración poscosecha. En particular, un tipo especial de lípido de la pulpa que, producido en cantidades suficientes, parece ser eficaz para protegerlo del frío”, según indicó a la Agencia CyTA-Leloir la autora principal del estudio, la doctora Claudia Bustamante.