Maíz 4.0: la cadena está preparada para ir por un nuevo salto productivo

El maíz y la cadena que lo involucra ya dieron el salto productivo. Ahora, el desafío que se abre, con la incertidumbre política y económica del país, a la que se suman la global, por la pandemia y las tendencias ya presentes por el cambio climático, es alcanzar nuevos hitos.


amanecer rural

Estas ideas fueron las que predominaron en el Congreso Maizar 4.0 que, como los tiempos exigen, se realizó en forma virtual el martes pasado. Organizado por la Asociación del Maíz y el Sorgo (Maizar), el lema que tuvo el encuentro fue más pertinente que nunca "¿Estamos preparados?".
Alberto Morelli, presidente de Maizar, destacó que en 2019 el complejo maicero, incluyendo las cadenas de carne bovina, aviar y porcina, y la de lácteos, "aumentó sus exportaciones más de 37% frente al 2018, siete veces más que las exportaciones totales de la Argentina (5,4%)" . En divisas, las exportaciones a 150 países "generaron más de 10.600 millones de dólares, casi el 16% de todo lo exportado por el país, de acuerdo con el Indec".


Por una baja del 20% al cero por ciento de los derechos de exportación, entre las campañas 2015/16 y 2018/19, la superficie sembrada con el cereal creció 60%, mientras que la producción, para grano comercial, se incrementó 64%.

Ahora, con las retenciones al 12% y la incertidumbre macroeconómica, las dudas se sobre el futuro inmediato vuelven a escena. Pero, casualidad o no, el mismo día del congreso de Maizar, la cotización del cereal en el mercado de futuros de Chicago se incrementó hasta un 3,9% como consecuencia de un informe del USDA que redujo su cálculo de área sembrada en territorio norteamericano.
"Enfrentamos un año bisagra", resumió Agustín Tejeda, presidente del congreso de Maizar y economista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. "Nos encontramos con un estancamiento", añadió en referencia al cambio de políticas con los derechos de exportación. "Se necesitan esas herramientas para proyectar hacia adelante; hay posibilidad de crecer en área", destacó.

La base es sólida. El 46% de los productores aplica paquetes de alta tecnología. "En el resto hay una brecha alta para completar", añadió Tejeda, y explicó: "el 92% se hace por siembra directa, el 30% realiza muestreo de suelos y las gramíneas contribuyeron con el 43% del área cultivada". "Esa agenda es la que nos puede mantener en el círculo virtuoso", remarcó.

En el horizonte, los especialistas advierten que los aumentos futuros en la producción dependen mayoritariamente de los incrementos de rendimientos de los cultivos (un 75%) más que en el incremento de la superficie o la intensificación del uso de la tierra (9% y 16%, respectivamente. Según explicó el investigador del INTA y del Conicet, Juan Pablo Monzón, "para el caso del maíz, en la Argentina, solo reduciendo la brecha, sin aumentar el área, podríamos pasar de 55 a 62 millones de toneladas". Como ejemplo, citó el escenario de las brechas de rendimiento por zonas. "El rendimiento de maíz temprano en secano no varía mucho por regiones, pero sí en maíz tardío, que predomina en la zona Oeste, quizá por menor inversión", destacó.

Grano mágico
El maíz es mucho más que maíz. Alimento para consumo humano y animal, energía, plásticos, cosméticos y medicinas son algunos de los tantos usos que tiene el cereal. Durante el congreso se lo llamó el "Grano mágico".

En cuanto a los usos, una de las exposiciones más interesantes fue la de Federico Trucco, presidente de Bioceres y de la Cámara Argentina de Biotecnología. "Trabajamos en biomateriales, en la transformación de desechos de materias primas en moléculas", contó. En Bioceres, explicó, buscan entender la ciencia "para transformarla en negocios". Trucco dijo que en el trabajo de biomateriales procuran "transformar residuos en moléculas de mayor valor agregado, en alimentos funcionales, en molecular farming , que es la producción de proteínas animales usando plantas, como la quimosina bovina en cártamo", señaló. "Gran parte de la fotosíntesis se desaprovecha, por cada tonelada de maíz hay una tonelada que se volatiliza", explicó. Y reconoció que empresas como Bioceres están en una carrera contra el tiempo para aprovechar esa fotosíntesis que se desperdicia y convertirla en productos. Este esquema, consideró, permitirá el desescalamiento de infraestructura industrial, que requiere de inversiones costosas. "El maíz es el cultivo estrella", en esa estrategia, destacó Trucco. Uno de esos casos podría ser el extrusión de la biomasa de maíz en celulosa microcristalina para la producción de cemento para la construcción con inversiones 80% más bajas que una pastera tradicional.
En ese camino, la solidez del sistema científco el clave. Diego Gauna, del INTA, explicó que países y regiones tienen programas científicos de largo plazo con énfasis en los nuevos desarrollos de los cultivos (Estados Unidos), agricultura digital (Australia) y la transición hacia una agricultura más sustentable, (Unión Europea). "En América Latina, pese a algunos avances, tenemos las tasas de inversión en Investigación y Desarrollo más bajas del mundo", señaló.

Explicó que el INTA, el INTI y un grupo de universidades analizó la capacidad de biomasa del norte argentino . "Con inversiones en infraestructura, esa región, con el potencial biomásico que tiene, puede despegar", destacó.

En materia de usos, otro aspecto clave será el etanol. Desde el secretario de Agricultura de la Nación, Julián Echazarreta, hasta el ministro de Agricultura de Córdoba, Sergio Busso, coincidieron en la necesidad de elaborar una nueva ley de biocombustibles, que vence el año próximo.

Busso, a su vez, destacó la necesidad de concebir al maíz "como una "política de Estado" y apuntar "a pasar de procesar siete millones de toneladas a 15 millones de toneladas". Otra vez, la pregunta del lema del Congreso cobra relevancia. "¿Estamos preparados?".

Frente al cambio climático
Una de las claves de la expansión de la cadena de maíz en los próximos años será su relación con el ambiente y las crecientes exigencias que están estableciendo los mercados externos así como las demandas locales.

Ernesto Viglizzo, investigador del INTA, explicó que, en las políticas para mitigar el cambio climático hay una "pulseada entre los países que más emiten y los que menos emiten". Destacó que la Argentina debe insistir en que se mida correctamente el balance de carbono y no solo la huella de carbono de la cadena. Explicó que en el caso del maíz, mientras la huella marcaba 32 kg de emisiones de gases de efecto invernadero por tonelada productiva, al tomar la captura de carbono del sistema de producción, la huella real era de 12 kg. "Mediante un cálculo sencillo, el crédito de carbono de un campo podría ser transferido a otro", dijo Viglizzo.

Al respecto, el coordinador de la Fundación INAI, Nelson Illescas, se refirió al programa Carbono Neutro que siete bolsas de cereales y de comercio del país pusieron en marcha en noviembre de 2019, por el cual, en el mediano plazo, productores e industrias podrán medir y exhibir sus estándares ambientales. El proceso incluye el ingreso al mercado de bonos de carbono.
 



Fuente: Maizar







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