Con ganadería regenerativa, los suelos fijan carbono y aumenta la productividad

La unidad demostrativa de cría bovina “Nueva Palmira” del INTA Rafaela, Santa Fe, aplicó el manejo regenerativo del pastizal natural. Esta estrategia permitió aumentar la biodiversidad, la fertilidad y tasa de infiltración de agua en el suelo, así como incrementar el secuestro de carbono, la productividad y rentabilidad, entre otros beneficios.


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Con ganadería regenerativa, los suelos fijan carbono y aumenta la productividad


Regenerar es una palabra que proviene del latín y significa dar nueva vida a algo que se degeneró para restablecerlo o mejorarlo. Así lo define la Real Academia Española (RAE). Este concepto fue aplicado para diseñar el pastoreo en la unidad productiva “Nueva Palmira” del INTA Rafaela, Santa Fe, con muy buenos resultados. Este trabajo es fruto de un convenio de colaboración e investigación con Perennia Nodo Ovis 21 Santa Fe. Un adelanto de la Jornada Regional de Manejo de Pastizales Naturales, organizado por el INTA, que se realizará el 24 de agosto en San Cristóbal, Santa Fe.

De acuerdo con Virginia Mazzuca -extensionista del San Cristóbal, Santa Fe-, “el pastoreo planificado con manejo hístico apunta a mejorar todo el ambiente del sistema ganadero pastoril”. Según detalló, “se busca reestablecer la fertilidad natural de los suelos, al tiempo que mejora la biodiversidad con la aparición de nuevas especies. Además, aumenta la tasa de infiltración de agua en el suelo y el porcentaje de cobertura en el suelo.

 

De acuerdo con la investigadora del INTA, la ganadería regenerativa es una herramienta que permite incrementar el secuestro y captura de carbono, así como aumentar la biodiversidad, la fertilidad y tasa de infiltración de agua en el suelo.

 

 

A estos indicadores se suma un aumento en el secuestro de carbono, una mejora en la productividad tanto a escala animal como de producción de forrajes y la rentabilidad del sistema. Para Mazzuca, “Si todos los indicadores mejoran, medidos por un protocolo de verificación de resultados ambientales (EOV, por sus siglas en inglés) confirman que se está regenerando el suelo”.

Para la especialista, la clave del éxito está en respetar los tiempos de recuperación de los pastizales y en planificar el pastoreo, de acuerdo con la disponibilidad de materia seca, la época del año y los requerimientos del rodeo.

Además subrayó la importancia de considerar las características propias de cada potrero para la toma de decisiones: “No todos los potreros son iguales: por ejemplo, los potreros de bosque nativo conservan mucho más la calidad del forraje y la humedad que el pastizal abierto. Entonces, a esos lotes se les puede asignar categorías de vaquillonas con un requerimiento de mejor calidad de forraje que las vacas adultas”.

La Nueva Palmira cuenta con un rodeo de 385 vacas en servicio:11 toros, 70 vaquillonas de reposición y 320 terneros. Su superficie es de 596 hectáreas, el 15 % está cubierto con especies leñosas del bosque nativo, 10 hectáreas fueron sembradas con especies megatérmicas y el área restante corresponde a praderas de “gramillar”.

 

Regenerar para mejorar la rentabilidad y recuperar la vitalidad del ecosistema

Perennia es un nodo regional miembro de la Red Ovis21 en la Argentina y de la red Savory a nivel internacional que promueve la ganadería regenerativa para cuidar el ambiente, mejorar la calidad de vida rural y aumentar la rentabilidad agropecuaria. En menos de dos años el proyecto ya sumó 70 mil hectáreas en 90 establecimientos de Santa Fe que están en proceso de aprendizaje e implementación de la agricultura regenerativa. Uno de ellos es la unidad demostrativa de cría bovina “Nueva Palmira”.

Para Martin Favre, educador en Manejo Holístico y Responsable de Nodo Perennia de Ovis 21 en Santa Fe, “la ganadería regenerativa es una oportunidad fantástica de desarrollar el ambiente y la sociedad argentina, brindando alimentos diferenciados y servicios ambientales para su población y el mundo”. 

Y, en esta línea, subrayó: “La Argentina tiene una enorme oportunidad con 150 millones de hectáreas de tierras de pastoreo de manejar en forma correcta esos ambientes brindando al planeta servicios ambientales vitales y necesarios en este momento de la humanidad”. 

De acuerdo con el especialista, “el manejo holístico ayuda a los productores que desean hacer ganadería regenerativa a lograr resultados económicos, sociales y ambientales, con un protocolo de medición mundialmente validado para certificar productos regenerativos y parámetros de regeneración del ambiente”. 

En ese sentido, se refirió a las exigencias del mercado global y sus consumidores: “Nos están pidiendo que produzcamos alimentos sanos, que sean vitales, que sean inocuos para las personas, pero además que en su cadena de producción y comercialización se respete o se regenere el ambiente”. Si bien reconoció que puede resultar complejo producir en este sentido, es cuestión de comenzar.

Y agregó: “Tenemos que comenzar a manejar el pastoreo en forma correcta para revitalizar los pastizales naturales, de manera de que se transformen en una verdadera oportunidad de desarrollo social, ambiental y económico para la Argentina”.

 

Con planificación, es posible respetar la dinámica natural

El manejo regenerativo del pastizal consiste en una planificación del pastoreo. Para esto, se divide al rodeo en categorías: terneras de recría, vaquillonas de reposición, rodeo joven, rodeo general y toros. A cada una se le asignan diferentes potreros conformando “células de pastoreo” y se planifican las rotaciones en dos momentos del año. Previamente, es importante medir la materia seca y biomasa disponible a campo para definir la carga.

La estrategia del pastoreo planificado implica dos momentos. Por un lado, está el plan abierto para la temporada de crecimiento cuando se define un tiempo de recuperación del pastizal, de acuerdo a las especies de interés que, en el caso de Nueva Palmira, es de 50 días para el período noviembre-febrero y de 100 días de febrero a abril. Durante la primavera los animales no regresarán al mismo potrero antes de los 50 días y este tiempo se irá alargando a medida que avanza el verano.

“Así, se logra una expresión equilibrada de cantidad y calidad de forraje, aumentando la biodiversidad de las especies, sobre todo la proporción de leguminosas, para cubrir el bache forrajero invernal y obtener una buena receptividad, una vez finalizado este plan”, explicó Mazzuca.

Por otro lado, está el plan cerrado para la temporada de no crecimiento -de mayo a octubre- que consiste en dos pastoreos en cada lote con un tiempo de descanso aproximado de 90 días entre cada uno. Los objetivos son administrar el forraje disponible, evaluar la oferta de forraje y realizar un balance de raciones en función de la demanda planeada. Además, se realiza una evaluación de la condición corporal del rodeo.



Fuente: INTA







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