LOS CULTIVOS DE COBERTURA Y ROTACIONES FAVORECEN LA ACTIVIDAD DEL SUELO

La inclusión de cultivos de cobertura mejora la abundancia de la biota edáfica que cumple roles en la productividad y sanidad vegetal.


amanecer rural

La producción de cereales y oleaginosas posiciona a la Argentina como uno de los principales países agroexportadores. La presión para incrementar los rendimientos ha tornado a la producción agrícola más competitiva y eficiente como consecuencia de la competitividad del mercado mundial. Los cultivos de granos se expandieron rápidamente en el área pampeana en comparación con el resto del país.

Entre los cultivos de granos, la soja es el que ha evidenciado mayor expansión en los últimos veinte años, revistiendo un valor singular para la economía global y de nuestro país, ya que es uno de los productos que provee mayores ingresos de divisas. En la última década, la producción mundial de soja se incrementó aproximadamente en un 44 % (de 222 millones de toneladas en 2006 a 320,5 millones de toneladas 20162 ). Estados Unidos, Brasil y Argentina se posicionan como los principales productores con aproximadamente un 83% de la producción mundial total.

Por otra parte, la implementación de la soja como monocultivo tiene impactos en el sistema, ya que está disminuyendo tanto la fertilidad del suelo como los contenidos de materia orgánica (MO). Esto se debe a que la extracción de nutrientes es mayor que lo repuesto por fertilización y, además, la incorporación de residuos al suelo es baja. El impacto ambiental de su implementación intensiva y extensiva es alto, con una elevada tasa de aplicación de agroquímicos, particularmente del herbicida glifosato, que causan la contaminación indeseada de suelos y cursos de agua.

Resulta estratégico dilucidar, entonces, cómo el monocultivo de soja afecta las poblaciones de diferentes organismos que conviven en el suelo e intervienen en los procesos ecosistémicos (ciclado de nutrientes y MO, transporte de nutrientes a las plantas, sanidad vegetal, entre otros). Debido a la importancia de la MO y la biota del suelo en los ciclos biogeoquímicos, se han conducido estudios tendientes a dilucidar cómo la adopción del monocultivo agrícola está afectando a la biota del suelo y si la inclusión de cultivos de cobertura y las rotaciones de cultivo contribuyen al mantenimiento de su calidad, y a incrementar la productividad sustentablemente, con bajo impacto medioambiental.


Estrategias al monocultivo de soja: inclusión de cultivos de cobertura

En los últimos años, y atendiendo a llamados de concientización sobre la sostenibilidad ambiental, se está tendiendo a desarrollar prácticas que combinen maximización de la productividad con sostenibilidad de los agroecosistemas, que incluyan alternativas de producción con mínimo impacto ambiental. Una alternativa al monocultivo de soja es la incorporación de cultivos de cobertura (CC).

El uso de CC en sistemas agrícolas intensificados aumenta la materia orgánica del suelo, favorece la agregación, aumenta la infiltración y la porosidad total y disminuye la compactación. Estudios en suelos de la zona de Pergamino en la Provincia de Buenos Aires determinaron que la inclusión de cultivos de cobertura aumentó el contenido de MO y la estabilidad de la porosidad del suelo. Por otro lado, la presencia del CC modifica las condiciones de emergencia y crecimiento de las malezas, al variar el ambiente térmico y lumínico sobre la superficie del suelo, así como la intensidad de radiación que interceptan las malezas emergidas.

La inclusión de la avena, trigo, centeno, entre otros, como cultivo de cobertura durante la estación invernal sería una estrategia para generar biomasa adicional aumentando la cantidad de carbono ingresado al suelo. Además, estos cultivos permiten captar nitrógeno del suelo, evitando posibles pérdidas por lavado durante el periodo de barbecho. Esto posibilita un mayor retorno de este nutriente por degradación de los desechos del CC.

Por otra parte, la rotación como estrategia al monocultivo de soja puede mejorar la incorporación de residuos tanto en cantidad como en calidad, así como interrumpir los ciclos de potenciales patógenos de raíces de cultivos de interés.


 



Fuente: Fernanda Covacevich







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