El campo paraguayo se prepara para la era de la agricultura digital

Después de un año y medio de pruebas y adaptaciones para Brasil, Climate Corpo­ration, división de agricul­tura digital de Monsanto, iniciará a finales de este mes la comercialización oficial de sus tecnologías en Brasil, en Paraguay la adopción de este sistema será en el 2018.


amanecer rural
Para la era de la agricultura digital


Paralelamente al lanza­miento en Brasil, la com­pañía anuncia el inicio de pruebas con productores de Argentina y dice que planea llegar a Paraguay en el ciclo 2018/19. En Bra­sil, 115 agricultores de Mato Grosso, Goiás y del oeste de Bahía usaron los sensores en el último año. Monsanto no divulga metas a largo plazo, pero quiere alcanzar a finales de este año un millón de hectáreas en el país, ante los 310 mil actuales. En Es­tados Unidos, son 100 mil productores, o 35 millones de hectáreas, y los agricul­tores con el equivalente de 7 millones de hectáreas ya pagan por la tecnología, según Valor Económico de Brasil. Monsanto Paraguay. En contacto con Monsanto Paraguay explicaron que, la tecnología avanza a un ritmo constante en todas las áreas. En la agricultura, las innovaciones nos per­miten mejorar la calidad de los alimentos, aumentar las producciones, ahorrar recursos naturales y, con la llegada del big data, ob­tener información acerca del clima, el suelo, el área plantada y las condiciones del cultivo. Actualmente, una parce­la de tierra puede generar unos 20 GB de datos por año. Esta información, que se obtiene a partir de sensores conectados a in­ternet, combinada con las mejores genéticas conti­nuas y la experiencia de los productores agrícolas, permite tomar mejores de­cisiones que dan como re­sultado mejores cosechas. Un uso más eficiente de re­cursos y una disminución de costos. Se estima que para el año 2020, la agri­cultura va a tener más de 100 mil millones de sen­sores que se encargarán de recolectar miles de datos. El big data es la ciencia que permite la gestión y organización de una gran cantidad de datos. Cuando estos son analizados en conjunto bajo los mismos patrones, se transforman en información útil para optimizar distintos pro­cesos. Para Monsanto, The Climate Corporation es el motor de la incorporación de tecnologías de la infor­mación a la agricultura. Desde el año 2013 trabaja sobre una plataforma que combina todos estos datos y, como resultado, se ob­tiene una amplia gama de información efectiva para los productores. Pero la revolución tecno­lógica no termina acá. A esta iniciativa, se suman tecnologías que ya se es­tán usando en EEUU como drones y microsatélites, que toman imágenes de las parcelas sembradas y alertan a los productores de problemas en el creci­miento de sus cultivos. Además, se utilizan sem­bradoras con sensores que transmiten en tiempo real: a través de la conexión a internet, los productores pueden ver cómo se desa­rrolla el proceso de siem­bra y detectar por ejemplo si la maquinaria presenta algún problema mecánico. Y como si esto fuera poco, en la agricultura de hoy se emplean sensores que mi­den el PH, la humedad de la tierra, la calidad del aire o los niveles de nitrógeno. Big data. Con la aplicación de Big Data, todos esos datos se pueden reunir en un mis­mo lugar y analizar de forma cruzada para tomar mejores decisiones: qué cultivar según el clima y el estado del suelo, en qué te­rreno, en qué fecha exacta, cuánta cantidad de agua y qué tipo de nutrientes ne­cesitará nuestra semilla. La tecnología no solo hace más fácil la toma de decisiones para el produc­tor, sino también, permite ahorrar costos de produc­ción y contribuye con el cuidado de los recursos como el agua y la energía, esenciales para preservar el medioambiente. La “agricultura inteli­gente” llegó para quedar­se y promete enfrentar con éxito uno de los ma­yores desafíos mundiales: duplicar la producción de alimentos para una po­blación en constante cre­cimiento. A medida que esa gran masa de datos comienza a ser organizada, se trans­forma en información. Y lo mejor: información au­tomatizada. Lo que signi­fica que el productor pasa a tener mayores certezas para decidir qué sembrar, cómo hacerlo, dónde y en qué época. Además, sabe qué productos para la pro­tección de cultivos y fertili­zantes aplicar, las cantida­des recomendadas para su tipo de clima y suelo y para las plagas más comunes en su región. Interconectado con una plataforma especial, este programa puede incluso orientar la maquinaria agrí­cola para que los procesos ocurran de forma automa­tizada y con una precisión matemática. El resultado es una mayor producción de manera más eficiente, aho­rrando insumos y cuidando nuestro planeta. Actualmente, esta es la gran revolución en curso en la agricultura mundial. Es por eso que, más que nunca, producir alimentos tiene que ver con planificación, eficiencia e información.




Fuente: 5 Días







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