16/04/2018. FRUTAS.

FERTILIZACION EN CITRICOS

El objetivo de la fertilización es incrementar la fertilidad natural del suelo y consecuentemente, obtener un rendimiento mayor en las cosechas.


amanecer rural

La productividad es el resultado de la suma interactiva de una variada gama de factores, referidos a las características propias de la planta, al medio ambiente y a los cuidados que se le brinden. Para que la fertilización sea realmente eficaz no deben existir factores limitantes a la producción, como los anteriormente mencionados.
El conocimiento de la necesidades nutritivas de las plantas cultivadas, así como el momento en que se producen, son esenciales para efectuar una fertilización racional: cuáles, cuándo, cuánto y cómo.

FERTILIZACION NITROGENADA
Esta práctica es una de las principales, debido a que del agregado de nitrógeno depende la productividad y la calidad del fruto. La deficiencia de este elemento se manifiesta con el amarillamiento de las hojas, falta de brotación, floración muy abundante y, lo que es peor, la manifiesta falta de cuajado de los frutos, que redunda en una cosecha extremadamente reducida. Los frutos que logran ser cosechados tienen buena calidad en general (cáscara fina, buen sabor), a excepción del tamaño. Por lo contrario, el exceso establece características totalmente opuestas, tanto en planta como en frutos.
La necesidad de ajustar la dosis de nitrógeno en razón de lo antedicho, es de importancia vital. Para lograr este ajuste, el análisis foliar logra perfectamente el objetivo.
En suelos permeables la fertilización con este elemento debe ser cuidadosamente realizada, dados los riesgos de pérdidas, tanto por evaporación cuando se usan fertilizantes amoniacales, como por lixiviación cuando se usan fertilizantes en base a nitratos. Estos problemas pueden ser atenuados con el fraccionamiento (aplicación de la dosis en distintos momentos). Cuando se utilizan sistemas de riego de alta frecuencia, el elemento mejor aprovechado en la fertirrigación es el nitrógeno, debido a que los fertilizantes disponibles (tanto la urea como los nitratos) son altamente solubles, lográndose el fraccionamiento requerido con facilidad.
El período de abonado está dado en función de la capacidad de absorción de las raíces, comenzando de manera reducida al inicio de la primavera, lográndose un aumento creciente de la absorción con un punto máximo al promediar el verano. El período primaveral no es el de máxima absorción, sino el de máxima demanda, debido a la presencia de la flor, del cuaje y multiplicación de la célula del frutito. Este período entre la máxima absorción y la mayor demanda, debe ser cubierto con la suficiente provisión para su acumulación y utilización en el tiempo adecuado.
El fertilizante más utilizado en citricultura es la urea. Las razones son varias; la más importante es la relación unidades de nitrógeno y precio. A causa de ésto, los errores que se cometen con este fertilizante son muchos. El más común es el agregado en forma desmedida en plantas jóvenes o recién plantadas persiguiendo un desarrollo rápido, lográndose todo lo contrario: una fitotoxicidad causada por el biuret (impureza siempre presente en la urea); se nota en la primera brotación después de su agregado, a través de una sintomatología muy fácil de distinguir, un amarillamiento de la zona apical de la hoja. Si el agregado ha sido en mayor cuantía, se producen los mismos síntomas pero llegando a amarillear toda o casi toda la hoja, produciéndose una quemadura parcial o total y llegando ésta a caer. Todo ello se soluciona agregando este fertilizante en forma fraccionada y acompañado, en lo posible, con estiércol o fertilizantes orgánicos que actuarán como reguladores de la absorción.

FERTILIZACION FOSFORADA
El fósforo es otro de los elementos esenciales para la planta. Provee la energía necesaria para funciones de vital importancia, por ejemplo la fotosíntesis. Influye, además, en la calidad del fruto y su firmeza. Los frutos de plantas deficientes adquieren coloración más intensa, son algo mayores que lo normal y tienen una cáscara más gruesa, separándose los segmentos entre sí y del eje central. Aumenta el tenor de azúcar y acidez del jugo.
El diagnóstico del elemento se logra adecuadamente con el análisis de suelo.
A diferencia de lo que sucede con el nitrógeno, que se lava fácilmente en el suelo, el fósforo agregado con los fertilizantes se acumula en él y forma compuestos poco solubles, transformándose en una verdadera reserva.
En los suelos ácidos los fosfatos reaccionan con los iones Fe (hierro) y Al (aluminio); en los suelos calizos, alcalinos o neutros, los fosfatos solubles reaccionan con los carbonatos e hidróxidos de calcio, dando compuestos insolubles tales como fosfatos dicálcicos y tricálcicos, entre otros.
De acuerdo a lo expresado, podemos concluir en que no es necesario considerar una época óptima para proceder a la fertilización fosforada, pero no debemos dejar de cumplir con un umbral mínimo de existencia del elemento en el suelo.

FERTILIZACION POTASICA
La fertilización de potasio repercute en forma muy importante en el concepto de la calidad de la fruta y en menor escala con respecto a cantidad. La deficiencia produce una disminución del vigor vegetativo de la planta y una disminución de cosecha al incrementarse la caída de los frutos al final de la primavera (purga). El fruto suele ser de reducidas dimensiones y su corteza extremadamente delgada, derivando esto en creasing y splitting, problemas fisiológicos relacionados con la textura de la cáscara.
En exceso, el fruto desmejora considerablemente en su calidad, ocurre inversamente lo antedicho, manifestando además escasa cantidad de jugo, el que es ácido y de fácil descomposición.
La presencia de este elemento en concentraciones elevadas determina, además, el antagonismo con respecto a otros elementos, tales como el magnesio y el calcio cuando éstos aparecen con cierta deficiencia en el suelo. Debido a ello la fertilización potásica debe ser acompañada de los elementos en cuestión.
En suelos arenosos o de baja capacidad de intercambio catiónico, el potasio es fácilmente absorbido por las plantas; en cambio, en suelos arcillosos o de alta concentración de arcilla, ésta absorbe el ion K+ (potasio) impidiendo su disponibilidad para la planta.
El período de abonado está íntimamente ligado al de la fertilización nitrogenada.

FERTILIZACION FOLIAR
Tanto    los macro como los microelementos pueden ser utilizados por este sistema de fertilización, siendo los últimos (en razón de su baja demanda) incorporados por este método, para satisfacer las necesidades anuales.
Los abonos más comunes utilizados en fertilización foliar son los nitratos de potasio y de magnesio, urea (como fuente nitrogenada), y los sulfatos de zinc y de manganeso. Además de todos los fertilizantes foliares, los desarrollados en forma de quelatos logran muy bien su cometido.

CRITERIOS DE DIAGNOSIS EN NECESIDADES 
DE FERTILIZACION

A) Análisis de suelo
El éxito o fracaso de un análisis de suelo reside en la obtención correcta de las muestras del mismo. Estas deben estar compuestas por varias muestras simples que representen adecuadamente la superficie del área cuya fertilidad se desea conocer. El número de muestras simples y la profundidad del horizonte a analizar dependen de la variedad del suelo, del grado de seguridad que se desea y del propósito que se persigue con el análisis.
Para avalar lo antes expresado, debemos manifestar que los mayores errores se producen en el muestreo, ya que la porción analizada en laboratorio es 50 millones de veces menor que el peso de la hectárea muestreada.
Los análisis de suelo son de máxima utilidad cuando se llevan a cabo durante un cierto período de años, con el fin de obtener tendencias; por lo tanto y en lo posible, debe llevarse a cabo la recolección de muestras de acuerdo a un cronograma preestablecido.
Las muestras se deben realizar preferentemente antes de programar la fertilización para el año siguiente; en nuestras condiciones, entre febrero-marzo o abril-mayo.
Los análisis de mínima necesarios están referidos a pH y al elemento de máxima residualidad, que es el fósforo.
En cuanto a la recolección de la muestra y diagnóstico, existen diversas publicaciones que hacen mención a la mejor manera de obtener los mismos.

B) Análisis foliar
Los elementos nutritivos pueden ser absorbidos por la planta en cantidad muy variable, que va desde insuficiente hasta excesiva, determinando en el primer caso las enfermedades denominadas de carencia y en el último las de intoxicación.
Si la concentración de elementos nutrientes esenciales en un tejido vegetal disminuye por debajo de un nivel necesario para el crecimiento óptimo, se dice que la planta es deficiente en dicho elemento. La deficiencia puede darse cuando la concentración de ese elemento en el suelo es baja, o ante formas químicas que no permitan su absorción por la planta, u otro elemento antagónico, que puede reducir o impedir su absorción.
El análisis foliar permite un control más preciso del estado nutricional de las plantas. Prevé la detección de condiciones no sintomáticas en la planta (hambre oculta) y confirma la naturaleza de síntomas visibles permitiendo una mayor precisión en el programa de fertilización.
En general, el contenido mineral de las hojas de plantas jóvenes es mayor que el de las de plantas adultas; esto es debido a que en las anteriores se realiza una fertilización más frecuente e intensa en determinados elementos, con el fin de lograr crecimiento continuo de nuevos brotes. La relación de la composición mineral de las hojas con la calidad de la fruta, varía con los diferentes elementos. La calidad de la fruta está asociada a altos o bajos niveles foliares, dependiendo del efecto de cada uno de ellos.
En la técnica del análisis foliar, tiene gran importancia la obtención de las muestras de hoja a analizar. Estas deben ser lo más representativas que sea posible del lote. Fundamentalmente se emplean dos técnicas para análisis foliar de cítricos, diferenciándose entre sí sólo en el tipo de hojas usadas para analizar. Una de ellas, utiliza hojas pertenecientes a ramas terminales con frutos: generalmente las tres hojas inmediatas posteriores al fruto, con edad de 4 a 10 meses. Estas hojas se han formado en primavera, juntamente con la flor, y es por ello que resulta fácil determinar su edad.
La otra técnica empleada es la que utiliza para el análisis las hojas terminales de ramas sin frutos, de 4 a 7 meses de edad, partiendo desde la brotación primaveral. En este caso es recomendable realizar el muestreo en un período posterior, cercano a los cuatro meses de edad, para evitar riesgos de confusión con brotes de segunda brotación.
Una vez recolectadas las muestras se deben identificar correctamente y enviarlas al laboratorio, indicando si es un muestreo de rutina, si es para confirmar alguna supuesta deficiencia, o para identificar algún problema sanitario. En estos dos últimos casos se deben incluir hojas de la misma edad y del mismo lote, que no presenten el problema.
Otros datos que deben proporcionarse son: edad de la planta, especie, portainjerto y, si es posible, la producción de la última campaña.

Interpretación del análisis foliar
Para interpretar los resultados del análisis foliar existen dos criterios principales:
1) Rangos de suficiencias (comparación con estándar).
2) Relación y proporciones entre nutrientes, DRIS (Diagnosis and Recommendation Integrated System).
1) Criterio de los rangos de suficiencia. Es el más popular; se pretende que los valores foliares no bajen de un nivel crítico; es decir, que estén dentro de un rango de suficiencia, con el objeto de modificar en más o en menos las dosis a fertilizar, según los valores de los nutrientes encontrados en hojas se encuentren dentro de la categoría alto o exceso y/o bajo o deficiente respectivamente.
Para hojas de ramas no fructíferas, los estándares son simplemente más bajos en las categorías de bajo y deficiente y más altos en las categorías de alto y exceso.
Estos estándares son de utilidad en todas las especies cítricas (naranjas, pomelos, mandarinas y limones), pudiéndose mencionar que la influencia originada por los portainjertos utilizados tiene gran incidencia en la correcta utilización del cuadro; por ejemplo, cuando se usa trifolio, el rango óptimo del elemento potasio se ve reducido a 0,80 - 1,00.

DETERMINACION DE LA FORMULA DE ABONADO
Es muy importante tener presente que un programa de abonado será más adecuado cuando, con una máxima economía de fertilizantes, se eviten las deficiencias nutricionales.
Sabemos que si un nutriente se encuentra en un bajo contenido en la planta, al aumentar la aplicación del mismo se consiguen aumentos en la producción que compensan económicamente el agregado de mayor volumen de abono; sin embargo, el incremento de la producción como consecuencia de mayor aporte del mismo, es decreciente a partir de determinados niveles, alcanzándose un nivel crítico en el que el mayor gasto de fertilizante deja de compensar la mejora económica producida por el aumento de la cosecha. Ese punto crítico se debe considerar como el económicamente óptimo, el que debe alcanzarse con los diferentes tipos de elementos a proporcionar al sistema suelo- planta.
No siempre la forma de abonado para máxima producción es la que induce mejor calidad, ya que lo importante es encontrar un justo equilibrio entre calidad y cantidad; por cuanto la relación económica se logra, cuando estos dos conceptos están en su máxima expresión.
Una fertilización excesiva no sólo puede traducirse en onerosa, sino que puede inferir en efectos no deseados, tales como la contaminación de las aguas subterráneas y del medio ambiente en general.
Si consideramos todo lo expresado y conociendo las necesidades de la planta, los factores de suelo y el cultivo, se podría establecer una fórmula de abonado; de todas maneras, ésta no sería aplicable en forma general, en razón de las múltiples situaciones de diferentes características que se pueden presentar. Esta fórmula se debería tomar como punto de partida, ya que evidentemente sufriría, con el pasar del tiempo, ineludibles modificaciones: en función de las respuestas a la producción, a los cambios que se realice, tanto en las propiedades químicas como en las físicas de los suelos, al estar éstos en una continua alteración como consecuencia de las prácticas culturales.
Las fórmulas dadas no son absolutas y pueden ser reemplazadas por otras equivalentes. No hay nada matemático en fertilización.
Las premisas más importantes en la fertilización de los cítricos son:
1- Continuidad en los años y equilibrio en los fertilizantes. Con los análisis de suelo y foliar, realizados periódicamente, se logra el segundo objetivo.
2- Para plantas muy productivas reforzar las dosis indicadas en un 20 o 30%.
3- Para plantas nuevas es conveniente hacer la aplicación dividiendo la dosis en varias veces. Poco, pero a menudo.
4- Las épocas más convenientes para abonar las plantas en producción son: agosto- septiembre (30%), diciembre-enero (50%) y febrero-marzo (20%). En regiones con riesgo de heladas, el último fraccionamiento puede ser eliminado para no inducir una brotación tardía.
5- Al plantar en suelo virgen que no haya recibido fósforo previamente, se aconseja agregar este elemento en el pozo mezclado con la tierra (100 gramos de superfosfato o hiperfosfato).
6- Cuando el tenor de fósforo disponible en el suelo, determinado mediante análisis químico, alcance valores adecuados (más de 35 partes por millón), se puede suprimir su agregado por 2 ó 3 años.
7- Cuando se observen síntomas de deficiencia de zinc en las hojas, pulverizar con sulfato de zinc al 0,5% u óxido de zinc al 0,2%; también se pueden usar los quelatos de este mismo elemento.
8- Existen otras posibilidades para calcular las dosis de abono: según el número de cajones por plantas que se espera producir al año siguiente o también de acuerdo al diámetro de la copa de la planta.
 



Fuente: Manual para Productores de Naranja y Mandarina

Este Artculo pertenece a Revista Amanecer Rural. Edicion .








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