25/02/2025. NACIONALES. Agricultura
El ciclo estival 2024/25 se inició con más dudas que certezas. Pronósticos climáticos, precio de los granos, rentabilidad ajustada o negativa y el tándem chicharrita/Spiroplasma, entre otros factores, determinaron una caída del área maicera. No obstante, la sumatoria para la gruesa en Córdoba se mantuvo dentro de los valores promedio de las últimas campañas, en torno de los 7,6 millones de hectáreas sembradas.
Tanto soja temprana como maíz tardío se encuentran transitando el periodo crítico de definición de rendimientos, mientras que el girasol lo ha superado exitosamente. Lógicamente falta mucho aún para ver a las cosechadoras en acción y es imperioso continuar monitoreando cultivos y actualizando estimaciones.
La siembra de gruesa comenzó en octubre de 2024 y avanzó dentro de ritmos promedios, para finalizar en la primera quincena de enero de 2025. Se detectó un gran cambio en cuanto a la proporción de fechas tempranas. A nivel provincial, el maíz temprano casi se duplicó pasando de 17% a 32%, mientras que en soja el mismo proceso llevó a las siembras tempranas del 31 a 40%.
Como dato particular hay que decir que la ventana de siembra se cerró antes de que se conocieran los beneficios originados en la reducción de los derechos de exportación, por lo cual esta novedad no pudo reflejarse cabalmente en una mayor área sembrada de maíz y soja.
Si bien el arranque de los cultivos en general fue bueno, enero transcurrió con altas temperaturas y precipitaciones a veces escasas y/o dispersas, lo que se repitió en la primera quincena de febrero. La conjunción de estos factores impactó en la condición de toda la vegetación de Córdoba, empeorando mes a mes desde diciembre la proporción de lotes en estados regulares y malos.
Utilizando imágenes satelitales diarias del sensor MODIS, BCCBA analizó los valores del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) entre el 14 de enero y el 14 de febrero de 2025, lo que permitió visualizar la condición de los lotes en las diferentes zonas. El estudio se centró exclusivamente en lotes agrícolas con cultivos estivales extensivos.
Comparando los valores actuales de NDVI con su promedio histórico, se generó un mapa de anomalías. Anomalías positivas indican buena condición de la vegetación, mientras que anomalías negativas recogen el impacto sobre los cultivos de las condiciones ambientales adversas. Si bien las anomalías negativas se encuentran presentes de manera uniforme en toda la provincia, tienen un mayor peso hacia el sur y este de la misma, mientras que las anomalías positivas muestran una leve tendencia a prevalecer en el oeste del área agrícola provincial.
Las anomalías negativas y muy negativas abarcan el 35% de la superficie analizada y pueden explicarse por la frecuencia y volumen de precipitaciones intercaladas con las tres olas de calor registradas el 16 de enero, el 3 y el 10 de febrero. Entre el 1º de enero y el 10 de febrero de 2025 los eventos de precipitaciones tuvieron alta dispersión.
Un escenario ideal tendría volúmenes y frecuencias uniformes de entre 20-40 mm de precipitaciones cada 5-8 días. En lugar de ello, la frecuencia de días con lluvias mayores a 5 milímetros mostró alta variabilidad territorial, donde la frecuencia menor es de 1 día y la mayor es de 9 días con precipitaciones superiores a 5 mm computadas en 40 días. Lo dicho se traduce en períodos y zonas con déficit hídrico.
Los mayores acumulados de lluvias se concentraron en los departamentos del norte y sureste de Córdoba, superando los 150 mm, mientras que el resto de la provincia se mantuvo por debajo. Las lluvias más importantes ocurrieron en la segunda quincena de enero, al tiempo que en febrero solo el sur y sureste recibieron precipitaciones significativas.
La situación por escasas precipitaciones se agravó con las altas temperaturas generalizadas, sobre todo durante las olas de calor antes mencionadas. El impacto puede comprenderse al visualizar la sumatoria de horas con temperaturas mayores a 35°C que suponen estrés para los cultivos en general.
Las zonas más afectadas por los sucesivos “sopletes” estarían en el norte cordobés, con más de 145 horas de temperaturas elevadas, lo que equivaldría a 6 días de estrés térmico dentro los 40 días analizados. También en los departamentos Unión, General San Martín y Los Cerrillos (noroeste cordobés) se registraron más de 145 horas de temperaturas mayores a 35 grados. En contraste, el norte del departamento Río Cuarto y parte de Calamuchita fueron los que menos horas de calor intenso sufrieron.
La cosecha, prevista recién para fines de marzo, debe transitar un tiempo en el que pueden seguir manifestándose condiciones limitantes según el pronóstico del SMN, que ha indicado para el trimestre febrero-marzo-abril volúmenes de precipitaciones típicos y temperaturas superiores a lo normal.