16/10/2025. NACIONALES. Ganadería

El eje de la experiencia estuvo en la identificación electrónica individual con caravanas RFID, que permite recopilar datos productivos y reproductivos de cada animal y tomar decisiones basadas en información objetiva.
En el Establecimiento Tres Luceros, los técnicos adelantaron el entore a los 18 meses —cuando lo habitual en la región es a los 24 o 36—, gracias a controles de peso mensuales que permitieron descartar con anticipación a las terneras que no alcanzarían el peso objetivo.
El resultado fue contundente: los porcentajes de preñez superaron el 85 %, con picos cercanos al 90 %, lo que significó una mejora de 25 puntos respecto a los primeros registros.
En esta categoría, la más desafiante por el efecto de la lactancia, el seguimiento individual posibilitó construir historiales completos con datos de partos, lactancias, diagnósticos de preñez y destetes. De esta manera, se eliminaron vientres improductivos y se retuvieron los más eficientes, logrando que la preñez pase del 63 % en 2019 a valores superiores al 80 % en los últimos ciclos, incluso en contextos de clima adverso.
“Contar con información en tiempo real fue clave para enfrentar adversidades climáticas y sanitarias. El secreto está en recolectar y gestionar bien los datos”, explicó Luis Rivero, técnico del INTA Curuzú Cuatiá y responsable del proyecto.
Rivero destacó que la ganadería de precisión no se trata de aplicar recetas únicas, sino de adaptar la tecnología a cada campo y a cada biotipo animal. Además, subrayó que la identificación individual es la puerta de entrada hacia un manejo más rentable y sustentable.
“Cuando la información se transforma en decisiones concretas, los resultados aparecen rápido y se sostienen en el tiempo”, resumió el especialista.

